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Flora

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Esta sección contiene todos los artículos de las especies de flora ibérica. Solo se van a realizar fichas de especies de árboles, ya que son las más conocidas y distinguibles.

Ruta de los Volcanes. Refugio de El Pilar-Los Canarios

Pinus canariensis

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Pinus halepensis

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Pinus nigra

Pinus nigra

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Pinus pinaster

Pinus pinaster

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Pinus pinea

Pinus pinea

Pinus pinea, conocido comúnmente como pino piñonero, es una especie de árbol perteneciente a la familia de las pináceas. Se caracteriza por ser un árbol de gran porte, con una ...



Pinus radiata

Pinus radiata

Pinus radiata, también conocido como pino insigne o pino de Monterey, es una especie de árbol originaria de la costa oeste de América del Norte. Se caracteriza por su rápido ...

Lista de todos los artículos

En esta lista se muestran todas las fichas de especies de árboles ibéricos, ordenadas por coníferas/frondosas y en orden alfabético.

Coníferas

Frondosas

Vegetación de España

La Península Ibérica y las Islas Canarias albergan una gran variedad de especies de flora. Estas se adaptan a las distintas condiciones climáticas y geográficas del territorio. En España existen 4 regiones fitogeográficas: oreoboreal, eurosiberiana, mediterránea y macaronésica. Estas se corresponden en su mayor medida con las regiones biogeográficas, pero su significado tiene más relación con la geobotánica, es decir, la relación entre las especies vegetales y el medio terrestre.

Especies de flora

En España, coexisten alrededor de 7600 especies distintas de plantas, la mayor biodiversidad vegetal de toda Europa. Además, algunas de las especies son endémicas, lo que significa que solo se pueden encontrar en esta región del mundo.

Entre las especies más comunes de árboles en España podemos encontrar la encina, el alcornoque, el roble, el pino, el abedul, la sabina, el abeto, o el enebro, entre otros. Aunque la mayor variedad de especies se encuentra entre las arbustivas y, sobre todo, las herbáceas.

Cada una de estas especies se adapta a diferentes condiciones ambientales y geográficas, y desempeña un papel importante en la biodiversidad de la Península Ibérica.

En las dehesas, paisaje cultural modificado por el hombre, es donde encontramos la mayor diversidad de plantas, sobre todo de herbáceas. Fuente: Ibiltari, CC BY-SA 3.0
En las dehesas, paisaje cultural modificado por el hombre, es donde encontramos la mayor diversidad de plantas, sobre todo de herbáceas. Fuente: Ibiltari, CC BY-SA 3.0

Bosques de la Península Ibérica

Los bosques constituyen formaciones vegetales donde encontramos una o varias especies de árboles dominando en un determinado territorio. Estas especies se denominan primarias y pueden estar acompañadas por otras especies que se encuentran en minoría, denominadas secundarias. La distribución de los bosques de la Península Ibérica depende de las condiciones climáticas, edáficas y geográficas, ya que esto determina que una especie pueda o no crecer en un sitio.

A rasgos generales tenemos bosques atlánticos, en su mayoría caducifolios, que se extienden por el norte de España; y bosques mediterráneos, que se encuentran en el resto de la Península y están compuestos principalmente por árboles de hoja perenne como encinas, alcornoques o pinos.

En España se estima que hay unos 17.000 millones de árboles y que el crecimiento anual es de unos 300 millones. Además, España es el segundo país de la UE (tras Suecia) con mayor superficie forestal, en total 28 millones de hectáreas o el 57% del país. De estos, 14,7 millones de hectáreas son de arbolado y el resto de matorral mediterráneo.

Mapa de las formaciones vegetales potenciales de España (2009). Fuente: Atlas Nacional
Mapa de las formaciones vegetales potenciales de España (2009). Fuente: Atlas Nacional

Región Boreoalpina

La región boreoalpina es la vegetación de alta montaña de la Península Ibérica y está delimitada por la altitud. Esta zona se adapta muy bien a las bajas temperaturas y presenta una mayor pluviosidad que las zonas más bajas. Debido a la nieve, el ciclo biológico es muy reducido. Esta región se divide principalmente en la montaña alpina y la montaña de transición.

Perfil de vegetación del Valle de Arán. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación del Valle de Arán. Fuente: Atlas Nacional

Montaña alpina

La montaña alpina se encuentra representada mayormente en los Pirineos, a partir de los 1200 metros. Aquí, la vegetación forma diferentes pisos altitudinales:

  • El subalpino (1200-2400 m) tiene un clima húmedo y abunda la vegetación de coníferas, siendo las especies principales el abeto (Abies alba) y el pino negro (Pinus uncinata). El primero forma un sotobosque más pobre, al dejar pasar poca luz, mientras que el segundo deja crecer especies como arándanos o rododendros.
  • El alpino (2300-3000 m) constituye la pradera de bulbosas, que tienen un ciclo de vida corto y están adaptadas a permanecer bajo la nieve durante más de 6 meses.
  • El nival (+3000 m) solo está formado por algunas plantas rupícolas como musgos o líquenes que se desarrollan en zonas de roquedo cuando desaparece la nieve.
Pinar de pino negro en la subida a la Renclusa (Pirineo Aragonés)
Pinar de pino negro en la subida a la Renclusa (Pirineo Aragonés)

Montaña de transición

La montaña de transición se encuentra en el resto de cordilleras de la Península más allá de los Pirineos. Encontramos dos zonas principales:

  • Montañas de transición hacia el Atlántico: en las partes más altas de la Cordillera Cantábrica. Aquí desaparece el piso subalpino y encontramos matorrales como el enebro rastrero (Juniperus communis nana) o la brecina (Calluna vulgaris). Por encima de estos se sitúa la pradera alpina.
  • Montañas de transición hacia el Mediterráneo: en el resto de montañas peninsulares. La principal diferencia con el resto de grupos de esta región es que existe una sequía estival. Aquí tampoco existe el piso subalpino y tenemos formaciones arbustivas de enebro enano (Juniperus communis) o piorno (Cytisus oromediterraneus, Cytisus scoparius), que dejan paso a prados de cervuno (Nardus stricta) o lastón (Festuca indigesta)
Piornal de Cytisus oromediterraneus por encima del pinar de pino silvestre, en la Sierra de Gredos
Piornal de Cytisus oromediterraneus por encima del pinar de pino silvestre, en la Sierra de Gredos

Región Eurosiberiana

La región eurosiberiana ocupa el norte de Portugal, Galicia, el Principado de Asturias, Cantabria, el País Vasco, el noroeste de Navarra y los Pirineos occidentales y centrales. Toda esta zona tiene un clima húmedo y un régimen de precipitaciones más o menos regular. La vegetación típica que podemos encontrarnos son bosques caducifolios como robledales de Quercus petraea y Quercus robur, fresnedas de Fraxinus excelsior y avellanares (Corylus avellana). Por encima de estos se encuentran los hayedos (Fagus sylvatica) y abetales (Abies alba), estos exclusivos de los Pirineos.

Perfil de vegetación de Picos de Europa. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación de Picos de Europa. Fuente: Atlas Nacional

Hayedos

Los hayedos son la formación típica del piso somontano en esta región. Se localizan sobre todo entre los 800 y los 1500 m, aunque también se encuentran por debajo de esta altitud. El hayedo es un bosque denso y oscuro, donde la luz apenas penetra entre las hojas de los árboles. Esto hace que apenas exista sotobosque. Aparte de en la región eurosiberiana existen algunos hayedos relictos en la región mediterránea, como los del Moncayo, Tejera Negra o Retaule.

Hayedo de la Selva de Oza
Hayedo de la Selva de Oza

Robledales

Los robledales son más abiertos que los hayedos y tienen una mayor riqueza de especies. Llegan casi desde el nivel del mar hasta unos 600-800 metros de altitud, donde son sustituidos por hayedos. En los fondos de los valles, donde la humedad es mayor, son sustituidos por fresnedas y avellanares.

A los robledales les acompañan especies secundarias como castaños y abedules.

Reserva de Muniellos, mayor robledal de la Península. Fuente: Tanja Freibott, CC BY-SA 3.0
Reserva de Muniellos, mayor robledal de la Península. Fuente: Tanja Freibott, CC BY-SA 3.0

Abedulares

Los abedulares se desarrollan en terrenos más húmedos, normalmente en cantiles rocosos o claros de los hayedos. A veces ocupan un piso por encima del hayedo y donde también se puede encontrar roble albar (Quercus petraea) y serbal (Sorbus sp.).

Abedular. Fuente: Derio, CC BY-SA 4.0
Abedular. Fuente: Derio, CC BY-SA 4.0

Abetales

Los abetales se sitúan a lo largo de la cadena pirenaica, formando bosques puros o mixtos con haya. Su rango de altitud es muy variable, entre unos 800 y 1800 metros, aunque sobre todo tienen preferencia por la humedad de los valles. Forman bosques muy oscuros y ácidos. A veces van acompañados de arce blanco (Acer pseudoplatanus).

Abetal en los Pirineos
Abetal en los Pirineos

Región Mediterránea

La región mediterránea abarca la mayor parte del territorio peninsular y las islas Baleares. A diferencia de la región eurosiberiana, se caracteriza por un periodo de sequía estival más o menos extenso. La precipitación anual varía desde más de 1000 mm hasta menos de 300 mm. Los bosques característicos de esta región son los perennifolios: encinares (Quercus ilex), alcornocales (Quercus suber), acebuchales (Olea europaea) y enebrales (Juniperus oxycedrus). En zonas cálidas y erosionadas destacan los pinares de pino carrasco y los sabinares (Juniperus thurifera) en áreas más arenosas.

Perfil de vegetación de Sierra Morena. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación de Sierra Morena. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación de la Sierra de Grazalema. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación de la Sierra de Grazalema. Fuente: Atlas Nacional

Melojares

Los melojares son los bosques de robles más resistentes a la sequía. También representan el tránsito entre lo mediterráneo y lo atlántico y su área de extensión es muy amplia. Crecen en altitudes que van desde los 600 metros hasta los 1600. Prefieren los suelos silíceos y se encuentran entre los bosques de encinas y alcornoques, situados en el piso inferior, y los pinares de pino silvestre, situados en el superior.

Melojar o rebollar. Fuente: Vicente Miguel Llop Molés, CC BY 3.0
Melojar o rebollar. Fuente: Vicente Miguel Llop Molés, CC BY 3.0

Bosque de Ribera

Los bosques de ribera son una parte importante del paisaje peninsular y están formados por especies de árboles que se adaptan bien a la humedad del suelo, como sauces, chopos, alisos, fresnos, olmos, melojos, tilos, abedules y avellanos. Representan bosques caducifolios en enclaves donde la humedad de los cursos de agua les permite desarrollarse y les suaviza el período de sequía típico del clima mediterráneo.

Perfil de vegetación del Bosque de Ribera. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación del Bosque de Ribera. Fuente: Atlas Nacional

En el borde del cauce de los ríos encontramos los bosques más dependientes del agua, como las alisedas (Alnus glutinosa) y saucedas (Salix sp.), mientras que en el exterior se sitúan los menos dependientes, como las fresnedas (Fraxinus sp.), olmedas (Ulmus sp.) y choperas (Populus sp.).

Es importante destacar que estos bosques no están bien conservados, debido a la actividad humana ligada a la fertilidad de la tierra donde crecen.

Bosque de galería o ribera bien conservado. Fuente: karmelegz, CC BY 3.0
Bosque de galería o ribera bien conservado. Fuente: karmelegz, CC BY 3.0

Encinares

Los encinares son los bosques naturales más abundantes en la zona mediterránea y también se pueden encontrar en las laderas más cálidas de la zona atlántica. Su rango altitudinal varía desde el mar hasta por encima de los 1500 metros, donde la especie empieza a desaparecer o aparece de forma aislada.

En zonas de costa y montañas litorales los encinares muestran una gran diversidad de especies arbustivas, mientras que hacia el centro muchas de estas especies desaparecen al no tolerar bien el frío. En suelos ácidos los encinares suelen crecer con enebros (Juniperus oxycedrus), mientras que en calizos van acompañados de sabinas (Juniperus thurifera).

Encinar en el Parque Natural de Despeñaperros. Fuente: Alfonso San Miguel, CC BY-SA 4.0
Encinar en el Parque Natural de Despeñaperros. Fuente: Alfonso San Miguel, CC BY-SA 4.0

Pinsapares

Los pinsapares son bosques de pinsapo o abeto mediterráneo (Abies pinsapo). Este árbol es un endemismo del sur peninsular y el norte de Marruecos y solo se encuentra en algunas sierras como Grazalema o la Sierra de las Nieves.

Requieren de una elevada precipitación anual (superior a los 2000 mm) y un ambiente fresco y húmedo durante todo el año, por lo que crece únicamente en altitudes superiores a los 1000 metros.

Pinsapar en la Sierra de las Nieves (Málaga). Fuente: Por los caminos de Málaga, CC BY 2.0
Pinsapar en la Sierra de las Nieves (Málaga). Fuente: Por los caminos de Málaga, CC BY 2.0

Alcornocales

Los alcornocales son otro de los bosques más emblemáticos de la Península Ibérica, presentes principalmente en la zona suroeste de la península, especialmente en Andalucía. El alcornoque es un árbol que se adapta muy bien al clima mediterráneo, y su corteza es muy valorada por su capacidad de regeneración, lo que permite la extracción del corcho. Requiere algo más de humedad que la encina y suelos silíceos, y se asocia con especies como el quejigo, roble andaluz, acebuche o madroño.

Parque Natural de Los Arcornocales (Cádiz). Fuente: Tanja Freibott, CC BY-SA 3.0
Parque Natural de Los Arcornocales (Cádiz). Fuente: Tanja Freibott, CC BY-SA 3.0

Quejigares

Los quejigares son bosques que presentan características muy distintas según la especie de Quercus que los componen:

  • Los quejigares de Quercus canariensis se encuentran principalmente en Andalucía occidental y la Cordillera Costero-Catalana. Estos bosques son muy exigentes en cuanto a temperatura y humedad, por lo que se ubican en zonas de umbría y bordes de arroyos, siempre sin alejarse de la influencia marítima. Suelen alternarse con alcornocales y prefieren suelos silíceos.
  • Los quejigares de Quercus faginea se extienden desde Andalucía hasta los Pirineos. Son más resistentes al frío y a la sequía. Prefieren suelos más frescos y profundos que los encinares, aunque tienen indiferencia edáfica. Suelen llevar asociados arces (Acer sp.), serbales (Sorbus sp.) o boj (Buxus sempervirens).
Quejigar de Quercus faginea. Fuente: LBM1948, CC BY-SA 4.0
Quejigar de Quercus faginea. Fuente: LBM1948, CC BY-SA 4.0

Pinares

La Península Ibérica cuenta con una gran variedad de pinares que se adaptan a diferentes altitudes y tipos de suelo. De la región boreoalipina, en las montañas de los Pirineos, encontramos el pino negro (Pinus uncinata) y el pino albar (Pinus sylvestris). El albar se encuentra también en el piso altitudinal superior de la mayoría de cordilleras españolas, con independencia del tipo de sustrato.

A media altitud en suelos silíceos tenemos el pino rodeno (Pinus pinaster) y en los calizos el salgareño (Pinus nigra). En cotas más bajas y más tolerante al calor y la sequía se desarrolla el pino carrasco (Pinus halepensis), que prefiere los suelos calizos. El pino piñonero (Pinus pinea), por su parte, es especialista en suelos arenosos y forma extensas formaciones en puntos del interior y las provincias de Cádiz y Huelva. Por último, el pino de Monterrey (Pinus radiata), es una especie introducida presente en la Cordillera Cantábrica y destaca por sus repoblaciones y cultivos.

Pinar de pino silvestre en Valsaín. Fuente: Miguel303xm, CC BY-SA 3.0
Pinar de pino silvestre en Valsaín. Fuente: Miguel303xm, CC BY-SA 3.0

Sabinares y Enebrales

Los sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera) crecen en páramos del interior como la Serranía de Cuenca o la Alcarria, donde se combina un clima frío y continental. Estos bosques tienen una baja densidad de árboles y prefieren los suelos calizos, ricos en arcilla. El enebro común (Juniperus communis) es una especie secundaria de estos sabinares, mientras que la sabina negral (Juniperus phoenicea) solo se desarrolla en algunas repisas rocosas o suelos arenosos.

En suelos silíceos crece el enebro rojo (Juniperus oxycedrus), formando en muchos casos bosques más o menos densos o acompañando a encinas. Esta especie no es tan resistente al frío como la sabina.

Sabinar de Calatañazor (Soria). Fuente: Discasto, CC BY-SA 4.0
Sabinar de Calatañazor (Soria). Fuente: Discasto, CC BY-SA 4.0

Región Macaronésica

La flora de las Islas Canarias es una de las más ricas y diversas de la región macaronésica. Se han identificado alrededor de 2600 especies de plantas, de las cuales unas 500 son autóctonas de la región y más de 500 endémicas del archipiélago. El clima tropical seco y los vientos alisios influyen fuertemente en la vegetación de las islas, generando contrastes en las precipitaciones y condicionando su distribución por pisos.

Perfil de vegetación del Teide. Fuente: Atlas Nacional
Perfil de vegetación del Teide. Fuente: Atlas Nacional

Bosque xerofítico: Tabaibal-Cardonal

En el piso más bajo encontramos el bosque xerofítico conocido como Tabaibal-Cardonal, caracterizado por su vegetación de porte bajo y hojas perennes. El Tabaibal-Cardonal es propio de las zonas costeras y bajas, y se extiende hasta los 700 metros de altitud. Esta vegetación está compuesta por especies que han desarrollado adaptaciones a las condiciones ambientales de baja humedad y altas temperaturas, como el engrosamiento de hojas y tallo para la acumulación de líquidos. Las especies más características son el cardón (Euphorbia canariensis) y las tabaibas (Euphorbia balsamiferaEuphorbia lamarckiiEuphorbia regis-jubae). Junto a ellas, también se encuentran otras plantas que han logrado adaptarse a las condiciones salinas de la zona costera.

Cardonal. Fuente: Marc Ryckaert, CC BY 3.0
Cardonal. Fuente: Marc Ryckaert, CC BY 3.0

Bosque termófilo

El bosque termófilo está relacionado con el bosque mediterráneo y se suele encontrar en altitudes entre los 200 y los 600 metros. Este bosque se encuentra en la franja entre el matorral xerofítico y la zona forestal, como el monteverde o el pinar. El clima aquí es suave, con precipitaciones anuales de entre 250 y 450 mm.

La composición del bosque termófilo incluye especies como la sabina (Juniperus phoenicea canariensis), el acebuche (Olea cerasiformis) o el lentisco (Pistacia lentiscus).

Sabina canaria en la isla de El Hierro. Fuente: Puusterke, CC BY-SA 4.0
Sabina canaria en la isla de El Hierro. Fuente: Puusterke, CC BY-SA 4.0

Bosque húmedo o monteverde

Zona que abarca las partes más lluviosas de las islas, orientadas hacia el norte y donde caen más de 400 mm. Encontramos dos tipos de formaciones: la laurisilva y el fayal-brezal.

Bosque de laurisilva

La laurisilva canaria es un bosque subtropical húmedo compuesto por especies arbóreas de la familia de las lauráceas. Se desarrolla en suelos profundos en barlovento y a altitudes libres de heladas. Las especies principales son el loro o laurel (Laurus azorica), el barbusano (Apollonias barbujana), el tilo (Ocotea foetens) o el viñátigo (Persea indica).

Bosque de Laurisilva en Tenerife. Fuente: Xavi, CC BY 2.0
Bosque de Laurisilva en Tenerife. Fuente: Xavi, CC BY 2.0

Fayal-Brezal

El fayal-brezal está compuesto principalmente por la faya (Morella faya) y el brezo canario (Erica canariensis). Se sitúan en el piso superior a la laurisilva, siendo más resistentes a las bajas temperaturas, pero también a las cálidas e inferiores precipitaciones.

Fayal-brezal en la isla de El Hierro. Fuente: Clemens Schmillen, CC BY-SA 4.0
Fayal-brezal en la isla de El Hierro. Fuente: Clemens Schmillen, CC BY-SA 4.0

Pinar canario

El pinar canario se encuentra en altitudes entre los 1200 y los 2000 metros en las islas de El Hierro, Gran Canaria, La Palma y Tenerife. El pino canario (Pinus canariensis) es la especie predominante en esta zona, con especies secundarias como el codeso (Adenocarpus foliolosus) o la jara (Cistus symphytifolius).

Pinar de pino canario en la isla de La Palma
Pinar de pino canario en la isla de La Palma

Alta Montaña

En las islas de Tenerife y La Palma, encontramos un último piso altitudinal por encima de los 1900 metros con especies arbustivas de leguminosas y endemismos como el tajinaste rojo (Echium wildpretii), el alhelí del Teide (Erysimum scoparium) o la retama del Teide (Spartocytisus supranubius).

Pico del Teide con un tajinaste rojo en flor (Echium wildpretii). Fuente: Carlos Martin Diaz, CC BY-SA 4.0
Pico del Teide con un tajinaste rojo en flor (Echium wildpretii). Fuente: Carlos Martin Diaz, CC BY-SA 4.0