Ficha técnica
Nombre Común | Roble o Quejigo Andaluz |
– División | Angiospermas |
– Orden | Fagales |
– Familia | Fagaceae |
– Género | Quercus |
– Especie | Quercus canariensis |
– Altura | Hasta 30 metros |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
Quercus canariensis es una especie de roble que puede alcanzar hasta 30 metros de altura, con un tronco recto y robusto. Su corteza, de color pardo-grisáceo o ceniciento, se presenta resquebrajada en grietas poco profundas, tanto longitudinales como transversales, sobre todo en ejemplares longevos. Aunque en su estado natural desarrolla una copa alargada y de silueta trasovada, en muchos montes de la península Ibérica es habitual encontrar individuos trasmochados, una consecuencia directa de antiguos aprovechamientos leñeros.
Las ramillas jóvenes están densamente cubiertas por pelos finos, característica que, junto con su follaje, otorga a este árbol un aspecto muy distintivo. Esta especie presenta una variabilidad notable en cuanto a la persistencia de sus hojas, siendo frecuentes los años en los que conviven hojas caducas, marcescentes y verdes persistentes que caen justo antes de la nueva brotación.

Características
Se trata de un árbol de porte imponente que destaca por su adaptación a entornos húmedos y por su capacidad de hibridación con otras especies del mismo género. La variabilidad morfológica que presenta está influida por su ubicación geográfica y por las condiciones edáficas y climáticas del lugar en el que crece.
El tronco, generalmente derecho y de gran diámetro, se acompaña de un sistema radicular potente, adaptado a suelos profundos y sin caliza activa. Su corteza es característica: agrietada, pero sin llegar a formar surcos profundos, lo que le confiere una textura más suave que otros robles mediterráneos.
Hojas
Las hojas de Q. canariensis tienen una textura subcoriácea y una forma elíptica o lanceolada, con bordes festoneados y lóbulos poco profundos, terminados en extremos agudos. Su tamaño es considerable: pueden llegar a medir hasta 20 cm, y presentan entre 12 y 15 pares de nervios laterales, especialmente notorios por la cara inferior, donde se disponen casi en paralelo.
Durante la brotación, las hojas son muy tomentosas en ambas caras, pero pierden progresivamente el indumento en el haz a medida que se desarrollan. En verano, es común observar acumulaciones algodonosas de pelos blanquecinos o ferruginosos, especialmente en la cara inferior, que perduran como vestigio de su juventud.
Una característica notable es su variabilidad fenológica: en algunos años predominan las hojas marcescentes, mientras que en otros se da una mezcla de hojas caducas y verdes persistentes, un rasgo poco frecuente entre los robles europeos.
Flores
La floración se produce en abril o mayo. Las flores masculinas se agrupan en amentos colgantes de color amarillo, cada flor con una envoltura de entre 5 y 7 piezas. Las flores femeninas, más discretas, se desarrollan en las axilas de las hojas, dando paso posteriormente a los frutos.
Fruto y semilla
El fruto es la bellota, de maduración anual y de forma alargada, que aparece solitaria o en pequeños grupos, sostenida por pedúnculos cortos y gruesos. La cúpula o cascabillo, aunque carente de rasgos especialmente diferenciadores, se compone de escamas ligeramente desiguales que cubren parcialmente el fruto.
Las bellotas maduran entre octubre y noviembre, formando parte del alimento de diversas especies animales y cumpliendo un papel relevante en los ecosistemas donde se asienta el árbol.

Hábitat
Quercus canariensis crece preferentemente en valles húmedos, laderas umbrías y barrancadas, a menudo en la proximidad de cursos de agua. Su presencia está condicionada por un clima suave, sin heladas frecuentes, y por suelos profundos, frescos y descalcificados, especialmente aquellos formados sobre areniscas.
Rara vez se aleja de la influencia atlántica o marítima, ya que requiere precipitaciones abundantes y un periodo seco muy corto e inofensivo. Suele encontrarse en altitudes inferiores a 600 metros, aunque en Sierra Morena puede ascender hasta los 1000 metros.
No tolera suelos calcáreos, lo que restringe su distribución a enclaves con edafología silícea o neutra. Se asocia frecuentemente al alcornoque (Quercus suber), formando parte de los alconocales o integrándose entre ellos. En algunos casos convive con el melojo (Quercus pyrenaica), y muestra una notable facilidad para hibridar con especies como Quercus faginea, Quercus pubescens y Quercus petraea, especialmente en el noreste peninsular.
Distribución
Esta especie es originaria de la Península Ibérica y del noroeste de África. En el territorio peninsular, su presencia es dispersa pero significativa en Andalucía occidental, el sur de Portugal (Algarve) y algunas áreas de Cataluña. También aparece de manera puntual en la Sierra Morena y los Montes de Toledo.
En el norte de África, se desarrolla con mayor amplitud en Argelia, especialmente en Cabilia y otras zonas montañosas del Atlas Telliano. En Marruecos, está presente en el Rif y el Atlas Medio, aunque de forma más fragmentada.
En la Península Ibérica, sus mejores formaciones se encuentran en la provincia de Cádiz, concretamente en el Parque Natural de los Alcornocales, donde ocupa laderas frescas y sombreadas. También puede encontrarse, aunque en menor medida, en las provincias de Málaga, Sevilla y Huelva.
A pesar de lo que sugiere su nombre científico, Quercus canariensis no se encuentra en las Islas Canarias. Su nomenclatura responde a una atribución errónea histórica, y no guarda relación con la flora del archipiélago.
Es una especie de distribución muy localizada y con tendencia a la fragmentación, lo que ha llevado a prestar especial atención a sus poblaciones en diversas estrategias de conservación y restauración forestal.
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