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Glaciarismo en la Península Ibérica

Mapa

En el mapa podemos ver la localización de los glaciares pirenaicos actuales y algunos desaparecidos durante las últimas décadas, además de los heleros de Picos de Europa y el glaciar rocoso del Veleta en Sierra Nevada. También se muestra la posible ubicación del glaciar de la Hoya del Mulhacén (Sierra Nevada), desaparecido a principios del siglo XVIII.

Nota: las áreas solo muestran la superficie del polígono dibujado, que en muchos casos no se corresponde con las superficies de los glaciares actuales (además muchos de ellos han desaparecido en la actualidad o se mantienen como heleros). En las tablas las superficies son más precisas.

Artículos

Esta serie de Glaciarismo en la Península Ibérica se divide en 11 artículos:

Evolución de la glaciación en la Península Ibérica

Edad de Hielo del Pleistoceno Superior

El glaciarismo en la Península Ibérica alcanzó su máximo en la última fase del Pleistoceno, durante la llamada glaciación Würm o Edad de Hielo, que finalizó hace unos 11.700 años. En este período las temperaturas de la Tierra descendieron drásticamente y como resultado el hielo ocupó gran parte del Atlántico Norte, llegando hasta Islandia y las Islas Británicas. En el continente europeo el permafrost se extendió hasta Europa Central y los Alpes se cubrieron de glaciares. El máximo glaciar se produjo hace unos 20.000 años, tras el cual comenzó un período de calentamiento conocido como Tardiglaciar, que causó la deglaciación de una gran parte de las masas de hielo.

En la Península Ibérica, al situarse a una latitud más baja, el glaciarismo estuvo más limitado a zonas de montaña, formándose glaciarse de tipo alpino como de valle, circo, lengua y ladera. En zonas elevadas también hubo glaciares de casquete, aunque estos solamente localizados en las altas cumbres.

Aquí se observa el máximo glacial en un período anterior que en el continente europeo, estimándose por ejemplo entre el 70.000 y el 38.000 BP para los Pirineos o alrededor del 26.000 BP en el Sistema Central.

Durante este período se formaron glaciares en las principales cordilleras ibéricas: los Pirineos, la Cordillera Cantábrica, el Macizo Galaico-Leonés, el Sistema Ibérico, el Sistema Central y Sierra Nevada.

Sistemas afectados por el glaciarismo del Cuaternario (Deltell, 2005)

Tardiglaciar y Óptimos Climáticos

Después del Tardiglaciar, la mayoría de los glaciares desaparecieron o se vieron limitados a las circos más elevados de los Pirineos. Más recientemente, entre los años 250 AC y el 500 DC se produjo un ciclo conocido como «Período Cálido Romano», en el cual los glaciares de los Alpes se vieron reducidos a dimensiones inferiores a las actuales. Esto se ha podido comprobar por el descubrimiento de varios objetos romanos: como monedas en el Lötschenpass (2690 m), clavos de botas en el Schnidejoch (2756 m) e incluso restos de baldosas que indican la presencia de un establecimiento de descanso junto al Lago Iffigsee (2060 m). Esto indicaría que los romanos utilizaban estos pasos, hoy situados junto a glaciares, como rutas de conexión entre valles (Hafner, 2012).

Otro período cálido, el «Óptico Climático Medieval» azotó la región del Atlántico Norte entre el 950 y el 1250, con un clima más cálido al actual que permitió el cultivo de viñas al norte de Europa o la colonización de Groenlandia por los vikingos. En este período los glaciares de los Alpes también sufrieron una importante reducción de su volumen, y en la Península Ibérica desaparecieron la mayor parte de los restos glaciares.

Suelas de botas romanas con clavos similares a los encontrados en el paso de Schnidejoch. Fuente: Joanbanjo, CC BY-SA 3.0

Pequeña Edad de Hielo (PEH)

Sin embargo, a partir del siglo XIV comenzó un período frío conocido como la Pequeña Edad de Hielo (PEH), el cual duró hasta mediados del siglo XIX. En este período hubo tres mínimos, uno en 1650, otro en 1770 y el último en 1850. Durante el primero, conocido como Mínimo de Maunder, se formaron nuevos glaciares en la Península, al menos en Pirineos, la Cordillera Cantábrica y Sierra Nevada, aunque también hay indicios de la formación de masas de nieve permanentes en el Sistema Central.

Desde que terminó la PEH hasta la actualidad hemos entrado en una nueva etapa de aumento de las temperaturas conocida como «Calentamiento Global», esta vez agravada por las actividades humanas.

Cordilleras afectadas

Como resultado de ello, los restos glaciares de la PEH se han visto reducidos hasta aparecer de forma relicta en tres cordilleras peninsulares:

  • Pirineos: en la mayor cordillera peninsular sobreviven los últimos glaciares activos de la Península, limitados a los circos más elevados de la cordillera y las orientaciones más umbrías. En 2016 todavía quedaban 19 glaciares (Rico Lozano, 2019).
  • Cordillera Cantábrica: en los macizos Central y Occidental de Picos de Europa a principios del siglo XXI todavía se conservaban 6 heleros relictos de los glaciares de la PEH, estos ya de dimensiones muy reducidas y sin movimiento.
  • Sierra Nevada: en la cara norte del Veleta sobrevivió un pequeño glaciar hasta principios del siglo XX. En la actualidad todavía existe un glaciar rocoso en el Corral del Veleta, con hielo intersticial procedente del antiguo glaciar.
Vistas del Circo de Gavarnie (Pirineo Francés) en 1906. Todos los glaciares mencionados en esta fotografía ya no existen en la actualidad (Gaurier, 1912)
Macizo del Llambrión en Picos de Europa a principios del siglo XX. Esta imagen mostraría los glaciares de Trasllambrión y Torre de La Palanca, de los que sobrevivían pequeños heleros a principios del siglo XXI (Saint-Saud, 1922)
Panorámica del Corral del Veleta en Sierra Nevada a finales del siglo XIX, cuando todavía existía el glaciar (Bide, 1893)

A continuación se va a analizar detenidamente el glaciarismo de cada cordillera poniendo especial atención a aquellas cordilleras donde todavía perduran restos glaciares de la PEH.

Glaciarismo en las distintas cordilleras peninsulares

Pirineos

Los Pirineos son la cordillera de mayores dimensiones de la Península Ibérica. Aunque su máxima altitud (Aneto, 3404 m) se ve superada por Sierra Nevada (Mulhacén, 3479 m), cuenta con un mayor número de macizos de más de 3000 m y su situación más septentrional hace que tenga un clima más frío.

Por esta razón, la cordillera pirenaica ha sido la más afectada por el glaciarismo, con un máximo glaciar (70.000-38.000 BP) en el que los glaciares descendieron hasta los 700-800 m de altitud, con longitudes de hasta 50 km en el glaciar del Noguera Pallaresa.

Además, durante la PEH en los Pirineos se produjo una reactivación de los procesos glaciares, con la formación de 115 glaciares en 15 macizos. De estos, en 2016 todavía existían 19, siendo los últimos glaciares de la Península Ibérica y de los más meridionales de Europa.

Glaciar del Petit Vignemale en 2015. A la derecha se distingue la cima del Vignemale (3298 m)
El glaciar del Taillón separado en dos masas en 2014
Glaciar de Llardana en 2016 (Bello, 2017)

Etapas desde la PEH

La evolución de estos glaciares ha sido bien estudiada por Rico Lozano (2019):

  1. Extensión máxima histórica: últimas décadas del siglo XVII y primeras del XVIII. Fase de expansión máxima de los glaciares.
  2. Retroceso menor: entre 1750 y 1800. Caracterizada por un pequeño retroceso con algunos reavances.
  3. Avance glaciar: entre 1830 y 1890. Los glaciares avanzaron hasta las morrenas de la fase 1.
  4. Retroceso glaciar: hacia 1890. En esta fase los glaciares fueron retrocediendo y separándose de las morrenas.
  5. Reavances menores y equilibrio glaciar: últimas décadas del siglo XIX hasta 1920. Con tendencia al retroceso, pero todavía con algunos reavances.
  6. Retroceso glaciar: desde 1930. Etapa con un retroceso claro, con la desaparición de la mayoría de los circos glaciares.
  7. Retroceso drástico: después de los 70-80 (cuando se produjo un pequeño avance). Esta última fase se caracteriza por una deglaciación acelerada, incluso en los circos más elevados.
Evolución del glaciar de Ossoue entre 1911 y 2012. Fuente: René, CC BY 3.0, 2014
Evolución del glaciar del Monte Perdido entre 1920 y 2002. Fuente: Programa ERHIN
Evolución del glaciar de La Maladeta entre 1857 y 2002. Fuente: Programa ERHIN

Estado actual de los glaciares

De los 39 glaciares que existían en 1984, en 2016 este número se había reducido a 19. Estos últimos glaciares se sitúan en 9 macizos, 8 de ellos en el lado español (Huesca) y 11 en el francés. Los últimos en desaparecer entre 2008 y 2016 fueron los de Pailla, Posets y Seil de la Baque Oeste. Todos los glaciares que sobreviven en la actualidad se sitúan en macizos de más de 3000 m a excepción del Mont Valier, que alcanza los 2838 m.

La distribución de los glaciares por macizos es la siguiente: Balaitús (3,8 ha), Infierno (5,7 ha), Vignemale (46,2 ha), Monte Perdido (53,9 ha), La Munia (4 ha), Posets (13,6 ha), Perdiguero (16,4 ha), La Maladeta (96,3 ha) y Mont Valier (2 ha).

MacizoGlaciarVertienteOrientaciónSuperficie en 2016 (ha)Altura (Media) en m
Balaitus
Las Néous
NorteE3,82862-3028 (2937)
InfiernoInfiernoSurN5,732700-2970 (2819)
Vignemale
Oulettes de Gaube
NorteN6,192445-2661 (2530)
Petit Vignemale
NorteN2,82716-2925 (2823)
OssoueNorteE37,222830-3190 (3081)
Monte PerdidoGabiétousNorteN7,592730-2875 (2811)
TaillónNorteN8,542590-2730 (2670)
Monte Perdido
SurN-NE37,72723-3056 (2870)
La Munia
La Munia
NorteNO42730-2838 (2782)
PosetsLlardanaSurO-NO7,562930-3100 (3022)
La Paul
SurNE6,082935-3145 (3044)
Perdiguero
Seil de la Baque
NorteN8,862867-3056 (2954)
Portillon de Oô
NorteN3,12782-2886 (2828)
BoumNorteN4,452730-2869 (2817)
La Maladeta
La Maladeta
SurN-NE29,382935-3180 (3096)
AnetoSurN-NE56,13020-3255 (3145)
BarrancsSurN-NE4,483095-3225 (3217)
TempestadesSurN6,412945-3275 (3004)
Mont ValierArcouzanNorteE-NE22365-2590 (2478)

Datos de los glaciares de los Pirineos en 2016 según Rico Lozano (2019)

Cordillera Cantábrica

El glaciarismo del Pleistoceno Superior en la Cordillera Cantábrica fue muy variado, debido a la diversidad litológica, estructural y altitudinal de las distintas sierras. Se puede distinguir un glaciarismo húmedo ligado al clima oceánico y un glaciarismo seco ligado al clima más continental (Deltell, 2005).

Existieron glaciares de casquete en las partes más elevadas de algunos macizos, glaciares de valle con lenguas que en algunos casos superaron los 10 km de longitud y pequeños glaciares de circo en macizos menos elevados.

El Último Máximo Glacial (LGM) en la cordillera se produjo con anterioridad al resto de Europa, previo al 30.000 BP en Picos de Europa y Fuentes Carrionas y sobre el 29.000 BP en los Montes Pasiegos (Serrano et al., 2013).

Por macizos

  • Picos de Europa: aquí los glaciares alcanzaron los 700-800 m en caras norte y 900-1000 m en caras sur. Se formaron hasta 39 lenguas en los macizos Oriental y Central, siendo las más bajas las de los glaciares de Dobresengros (450 m), Bulnes (600 m) y Liébana (800 m). El glaciar más largo fue el de Duje, con 7 km.
Confluencia del Valle de las Moñetas con el glaciar de Duje
  • Fuentes Carrionas: durante el LGM en Fuentes Carrionas existió un gran campo de hielo con 20 glaciares y tres lenguas de hasta 15 km de longitud. El glaciar de mayores dimensiones fue el de Pineda, que descendió hasta los 1400 m.
  • Mampodre: en el Macizo del Mampodre existen huellas glaciares tanto en su cara norte como en la sur. Destacó sobre todo el glaciar que ocupaba el circo de la cara norte, el cual formó una impresionante morrena y una pequeña laguna glaciar.
Laguna de Fuentes Carrionas, situada en la cabecera del antiguo glaciar de Pineda
Laguna de Mampodre (1450 m)
  • Peña Ubiña: aquí existió un gran glaciar de casquete en la parte alta del macizo, con glaciares de valle en todos los frentes. El más importante fue el de Tuiza, que llegó a tener más de 2 km de longitud y llegaba hasta una cota de 1300 m.
  • Alto Sil: este área de la Cordillera Cantárica sufrió el glaciarismo más intenso. Aquí se formó el glaciar más grande de la cordillera, el cual ocupaba 50 km de longitud entre Peña Orniz y la cubeta de Páramo de Sil.
Cara noreste de Peña Ubiña, depresión erosionada por el glaciar de Tuiza
Valle glaciar del Alto Sil y Peña Orniz (2191 m)

Heleros de Picos de Europa

Al igual que en Pirineos, durante la PEH en la Cordillera Cantábrica se reactivaron los procesos glaciares. Concretamente en el macizo más alto de la cordillera, los Picos de Europa. Gracias a las condiciones climáticas de este período en el macizo se llegaron a formar 6 pequeños glaciares de circo: 3 en el Macizo Central y 3 en el Occidental. En la actualidad todavía algo de este hielo glaciar sobrevive en forma de heleros (González Trueba, 2005).

Helero de Trasllambrión. Fuente: IGME
Helero del Jou Negro. Fuente: IGME
MacizoGlaciar (PEH)OrientaciónÁrea PEH | siglo XXI (ha)Estado siglo XXIAltitud frente PEH (m)ELA PEH (m)
OccidentalPeña SantaN-NO3,8 | 0Nevero21902242
La ForcadonaN-NE3,3 | 1,3Helero (enterrado)22102259
Cemba VieyaN3,5 | 0Nevero22252257
CentralJou NegroN-NE5,2 | 2,1Helero22352287
Torre de la PalancaN4,1 | 1,3Helero (enterrado)23002356
Llambrión-Torre BlancaN-NO6,1 | 1,5Helero23202381
¿Tiro Llago?NE– | –Nevero¿2330?

Datos de los heleros de Picos de Europa según González Trueba (2005)

Costa gallega

En la costa gallega también se ha encontrado algún indicio de glaciarismo durante el Pleistoceno. Concretamente, en la Serra da Capelada, uno de los acantilados más altos de Europa con más de 600 m de caída desde su cumbre más elevada, el Monte Herbeira (611 m).

Monte Herbeira (611 m), máxima altitud de la Sierra de Capelada. Fuente: Lmbuga, CC BY-SA 3.0
Se trata de unos de los mayores acantilados de Europa. Fuente: Alma, BY-SA 3.0
Vista de la costa hacia el oeste. Fuente: Mussklprozz, CC BY-SA 4.0

Según Ferreiro et al. (2014) en esta sierra se formaron varias lenguas glaciares, como se puede observar por la morfología del terreno, así como por la aparición de sedimentos de origen glaciar (till), formas morrénicas y flujos de derrubios (debris flow), algunos de los cuales llegan casi hasta la línea de costa.

Mapa geomorfológico de San Andrés de Teixido, con los circos glaciares identificados por Ferreira et al. (2014)
San Andrés de Teixido y la Sierra da Capelada. Fuente: kikeam71, CC BY-SA 3.0

Macizo Galaico-Leonés

El Macizo Galaico-Leonés a pesar de contar con montañas más modestas, debido a su ubicación, sufrió un glaciarismo muy intenso, con glaciares de valle, ladera, circo y uno de los glaciares de casquete de mayores dimensiones de la Península Ibérica (Deltell, 2005).

Las principales áreas afectadas por el glaciarismo del Pleistoceno fueron la Sierra del Teleno, la Sierra de la Cabrera y el macizo de Trevinca-Sanabria.

Sierra del Teleno

Máxima altitud del macizo, con 2182 m. Aquí el glaciarismo fue disimétrico, con glaciares bien desarrollados hacia el norte y menos manifiestos glaciares hacia el sur (Halle et al., 2016). Al norte del Teleno se formaron al menos 4 circos glaciares con pequeñas lenguas que en ningún caso llegaron a superar los 3 km. En estos se observan morrenas laterales bien marcadas y cierres morrénicos alterados por la erosión postglacial. El glaciar de mayores dimensiones fue el de Peña Bellosa, de casi 3 km de longitud y que bajaba hasta una cota de 1330 m (Otero, 1982).

Mapa de los glaciares de la Sierra del Teleno (Otero, 1982)
Valle del gaciar de Peña Bellosa (Otero, 1982)

Sierra de la Cabrera

En la cara norte de la Sierra de la Cabrera existían varios glaciares de valle alimentados por el gran campo de hielo del macizo de Trevinca-Sanabria. Los más destacados fueron los de La Baña, Cuadro, Cadabal y Montrabea. En el sector oriental, independientes al campo de hielo, también hubo varios glaciares de circo y algunas lenguas entre las que destacó la del glaciar de Truchillas (Hall et al., 2016).

Lago glaciar de Truchillas. Fuente: Gordones, CC BY-SA 3.0

Macizo de Trevinca-Sanabria

El área de Peña Trevinca (2127 m) y Sanabria tuvo un importante campo de hielo tipo icefield que se extendió en el LGM tanto hacia el oeste como al este y sur de la montaña. Los principales glaciares de la vertiente occidental fueron los de Bibei y Barxacoba, y en la oriental los de Segundera-Cárdena y Tera. Las lenguas de estos glaciares superaron los 20 km de longitud, descendiendo hasta los 900 m. En total, la superficie cubierta por hielo superó los 400 km2, con una Línea de Equilibrio Glaciar (ELA) estimada de 1500-1600 m. El espesor del hielo llegó a los 200-300 m en muchos de los glaciares, y alcanzó hasta los 500 m en el valle de Bibei (Jiménez et al., 2013). Resultado del glaciarismo en este macizo se formó el Lago de Sanabria, mayor lago glaciar de la Península Ibérica.

Lago de Sanabria (1000 m)
Laguna de los Peces (1700 m)

Sistema Ibérico

El glaciarismo en el Sistema Ibérico fue de un tipo marginal. Esto es debido a las altitudes de la cordillera, que apenas superan los 2200-2300 m en el Sistema Ibérico Norte (Moncayo: 2314 m, San Lorenzo: 2271 m, Urbión: 228 m), y los 1900-2000 m en el Sistema Ibérico Sur (Peñarroya: 2028 m, Javalambre: 2019 m, Caimodorro: 1936 m). Estas altitudes, muy cerca del límite de las nieves perpetuas del LGM, no permitieron un gran desarrollo glaciar.

La mayoría de los glaciares formados en esta cordillera fueron de circo, aunque también hubo algún glaciar de valle que desarrolló una pequeña lengua. En total se han identificado 108 glaciares (Ruiz, 2022): 62 en la Sierra de la Demanda, 19 en la Sierra Cebollera, 16 en los Picos de Urbión, 7 en la Sierra de Neila, 3 en el Macizo del Moncayo y 1 en la Sierra de Albarracín (Macizo de Tremendal).

 En la Demanda y Moncayo aparecieron glaciares de circo de dimensiones limitadas y con pequeñas lenguas, mientras que en Neila, Urbión y Cebollera hubo circos con una gran cuenca de alimentación que dieron lugar a lenguas de mayores dimensiones (Ruiz, 2022).

Sierra de la Demanda

La mayoría de los glaciares de la Sierra de la Demanda se formaron en montañas que superan los 2000 m (San Millán: 2131 m, Otero: 2043 m o San Lorenzo: 2271 m). Los principales glaciares fueron los de San Millán, Hoyas Grandes, Pozo Negro, Escolracia, Hoyo Redondo y San Lorenzo. De todos ellos el de mayores dimensiones fue el de San Lorenzo, que al igual que el de Pozo Negro o Escolracia, desarrolló una pequeña lengua.

Los glaciares más bajos se formaron al sur del Gomare (1913 m), al norte del Torocuervo (1932 m) y en la Sierra de Mencilla (1932 m). En esta última existieron 4 pequeños glaciares en circos contiguos, uno de ellos localizado en el dominio de la antigua estación de esquí del Valle del Sol.

Tras el retroceso de los hielos, en la Sierra de la Demanda los glaciares dejaron pequeñas lagunas y turberas en el fondo de algunos circos, destacando la Laguna de San Millán, la Laguna de Rehoyo y la Laguna de Pozo Negro.

Circo de la cara norte del San Lorenzo. Fuente: Rowanwindwhistler, CC BY-SA 3.0
Morfología glaciar en el Pico de San Millán. Fuente: Rowanwindwhistler, CC BY-SA 4.0

Sierra de Neila

En la Sierra de Neila, culminada en el Campiña (2049 m), se formaron hasta 7 aparatos glaciares, todos ellos orientados hacia el norte ocupando circos contiguos entre el Haedillo (1890 m) por el oeste y el Campiña por el este.

En el momento de máxima expansión de los hielos, la superficie cubierta por glaciares fue de unos 10 km2 (por más de 20 km2 en Urbión). De todos los glaciares el más destacado fue el de Laguna Negra, cuya lengua alcanzó los 4 km de longitud y descendió hasta los 1320 m (Sanz, 2005). Este glaciar excavó dos cubetas: en la más baja se encuentra la Laguna de la Cascada y en la superior las lagunas Negra, Corta y Larga.

Además de estas lagunas, en la Sierra de Neila se formaron la Laguna Brava y la Laguna de los Patos en el glaciar de Riosequillo, la Laguna de la Tejera y la Laguna de la Lengua en el glaciar de Tejero, y la Laguna de Haedillo en el glaciar de Rompebarcas.

Laguna Larga (1895 m)
La Laguna de la Cascada en verano
Laguna de la Cascada (1695 m)
Lagunas Larga y Negra, y circo de la cara norte del Campiña (2049 m)
Detalle de la Laguna de la Cascada desde la parte superior del circo
Lagunas de las Pardillas y de los Patos

Picos de Urbión

Los Picos de Urbión (2228 m), fue el sector más desarrollado en cuanto a glaciarismo del Sistema Ibérico. Aquí hubo varios glaciares de valle, destacando los de la Laguna Negra y Revinuesa en la vertiente oriental (Duero), y el de Urbión en la vertiente septentrional (Ebro). Los glaciares de Revinuesa y Urbión superaron los 5 km de longitud.

También existieron algunos glaciares en la vertiente sur del macizo: uno en la zona del nacimiento del Duero y dos en la Sierra del Mojón Alto, que dejaron las lagunas de la Culebra y de los Llanos a su retirada.

En Picos de Urbión se han establecido tres estadios, con un episodio final de glaciares de circo (Deltell, 2005). Resultado del retroceso de los glaciares, al igual que en Neila, en casi todos los circos se formaron lagunas glaciares, como la Laguna Oruga, la Laguna Muñalba, la Laguna de Urbión, la Laguna Larga, la Laguna Helada, la Laguna del Hornillo y la Laguna Negra.

El glaciar más meridional del macizo, y el formado a menor altitud, fuel de Navacastaña, que dejó a poco más de 1600 m de altitud la pequeña Laguna Mansegosa.

Circo glaciar del Urbión
Laguna Negra (1750 m). Fuente: IGME
Hoyo Bellido, valle secundario del glaciar de Urbión. Fuente: IGME
Laguna Larga (2010 m). Fuente: IGME
Valle glaciar del río Urbión. Fuente: IGME
Circo de Revinuesa visto desde su cabecera. Fuente: IGME

Sierra Cebollera

En la Sierra Cebollera los glaciares se orientaron hacia el este, norte y sureste. Las cimas de este macizo superan también los 2000 m en algunas montañas (Peña Negra: 2023 m, Buey: 2034 m, Cebollera: 2131 m, La Mesa: 2163 m, Pico Verde: 2091 m). Solo en la zona donde se formó el glaciar más oriental, situado en la cara este del Cabezo de Piqueras (1931 m), la sierra no alcanza los 2000 m.

Los principales circos glaciares fueron los del Pico del Buey, Hoyos de Iregua, Peñachica, la Laguna, La Gamella y La Mesa. El glaciar de mayores dimensiones fue el de La Mesa, que descendió por el valle del Río Lumbreras desarrollando una lengua de dimensiones similares a los glaciares del Urbión.

Las lagunas formadas en la Sierra Cebollera fueron la Laguna de la Chopera en el circo de La Mesa, la Laguna Cebollera en la cara sureste del Alto de Cueva mayor (2135 m), y las lagunas de los Hoyos del Iregua, del Buey y Verde en la parte occidental de la sierra.

Hoyos de la cara norte de Peña Cebollera. Fuente: IGME
Circo de Cuesta Bellida. Fuente: IGME
Laguna de Cebollera. Fuente: Victor Salvador Vilariño , CC BY-SA 4.0

Macizo del Moncayo

El Moncayo (2314 m) es el pico más alto del Sistema Ibérico, sin embargo, se trata de un macizo aislado que sufrió un glaciarismo más marginal que el resto de sectores del Sistema Ibérico Norte.

Este se limitó a la formación de tres circos glaciares en la vertiente nororiental del pico: los glaciares de San Gaudioso, Morca y San Miguel. Los tres fueron de dimensiones similares, siendo el de San Miguel algo superior, y que descendía hasta una cota de unos 1600 m, zona donde se sitúa en la actualidad el Santuario del Moncayo.

Pozo de San Miguel
Restos de un glaciar rocoso inactivo en el circo de San Miguel. Fuente: IGME
Circo de Gaudioso. Fuente: Willtron, CC BY-SA 4.0
Circo del Morca. Fuente: Willtron, CC BY-SA 4.0

Sierra de Albarracín

La Sierra de Albarracín, a pesar de que su altitud máxima es de solo 1936 m en el Caimodorro, fue el único sector del Sistema Ibérico Sur en el que se llegó a formar un pequeño glaciar. Este se situaba en el Macizo del Tremedal, donde se han encontrado algunas formaciones derivadas de la existencia de un glaciar rocoso, así como varios arcos morrénicos en una zona de turbera (González-Sampériz 2009). Este glaciar estaría situado al norte del Alto del Tremedal (1893 m), alcanzando una cota mínima de 1600 m y deteniéndose a los pies de la Ermita de Tremedal.

Ni en la sierras de Javalambre y Gúdar, ambas con cumbres que superan los 2000 m, se han encontrado más que signos de modelado periglaciar.

Cima del Caimodorro (1936 m). Actualmente incluso las cimas más altas de la sierra se encuentran arboladas. Fuente: StrongNet, CC BY-SA 4.0
Río de Piedra situado bajo la Ermita de Tremedal. Al fondo se distingue el pueblo de Orihuela de Tremedal. Fuente: B25es, CC BY-SA 4.0

Sistema Central

El glaciarismo del Pleistoceno en el Sistema Central fue bastante destacado. Los sectores más afectados fueron los más occidentales, las sierras de la Estrella y Gredos, mientras que en los orientales, Guadarrama y Ayllón, el glaciarismo fue más marginal.

SierraGlaciarÁrea (km²)Espesor máx. del hielo (m)Longitud (km)Altitud máxima (m)Altitud mínma (m)ELA (m)
EstrellaCovão Grande13,41916,219709801667
Covão do Urso8,92177,2197010401625
Loriga8,11806,720908001831
Zêzere2334411,320907501589
BéjarEl Duque-Trampal19,22118,3242812101650
Cuerpo de Hombre5,31806242813501986
Espinarejo4,5984,3239813901816
Endrinal4,61054,6237417302034
Gredos (Central)La Sierra8,52205,9233315151966
La Vega9,22657,3239213441968
Los Caballeros17,52239236812491972
Bohoyo11,22158,5+25001417
Pinar11,22959+25001352
Garganta de Gredos15,235510,5+25001392
Prado Puerto7,71717,8+25001509
GuadarramaPorrinoso-Peñacabra1,52,321631560
Hoyo Claveles2,622501490
Hoya de Pepe Hernando2,224001730
Laguna Grande1,723301820
Valhondillo422301530
Las Cerradillas1,522501750
La Mujer Muerta1,421401600 (1350)
AyllónLas Mesas1,42,122531814
Pico del Lobo1,21,722681826
Cebollera Vieja0,51,420901566
La Pinilla1,52,222551537

Sierra de la Estrella

La Sierra de la Estrella, a pesar de su moderada altitud, que alcanza los 1993 m en la cima de Torre, tuvo un glaciarismo muy intenso. Esto se debe a su cercanía al Océano Atlántico, que favorece la entrada de frentes cargados de precipitación.

En esta sierra la superficie cubierta por hielo superó los 66,2 km2, con un gran glaciar de casquete en la parte alta del macizo de Torre que alimentó varias lenguas glaciares. Entre ellas destacó la del glaciar del Zêzere, el mayor del Sistema Central con 11,3 km de longitud. Otros glaciares importantes fueron los de Covão do Urso o Loriga. La altitud mínima alcanzada por los glaciares fue de 750 m en el glaciar del Zêzere y el espesor de hielo superó los 200 e incluso los 300 m en algunos puntos.

Resultado de este glaciarismo en la Sierra de la Estrella se formaron algunas lagunas glaciares como Lagoa Comprida, Lagoa Serrano o Covão do Meio.

Cotas en metros de los glaciares de la Sierra de la Estrella (Vieira, 2004)
Detalle de la morrena del glaciar de Candeeira en su confluencia con el glaciar de Zêzere

Sierra de Béjar

En el Sector Occidental de Gredos, la Sierra de Béjar (Canchal de la Ceja, 2427 m), el glaciarismo fue de características similares a Estrella, con un gran glaciar de casquete tipo domo (plateau icecap) en la parte norte y tipo meseta (plateau icefield) en la sur, el cual alimentaba las lenguas de los glaciares que caían tanto hacia el este como al oeste

El glaciar de mayores dimensiones fue el de El Duque-Trampal, que alcanzó una longitud de 8,3 km y descendió por la cara este del macizo hasta una cota de 1210 m en el LGM. El más importante de la cara oeste fue el glaciar de Cuerpo de Hombre, cuya longitud fue de 6 km y que alcanzó una cota de 1350 m.

Canchal de la Ceja (2427 m) y Laguna del Trampal. Fuente: LBM1948, CC BY-SA 4.0
Vista de la cuenca excavada por el glaciar de Cuerpo de Hombre. Se marcan las morrenas laterales y periféricas (Pedraza et al., 2013)

Sierra de Gredos

En el sector central de Gredos (Almanzor, 2592 m) se formaron algunos de los glaciares de valle más importantes del Sistema Central. Entre ellos destacaron los de la Garganta de los Caballeros en el Macizo de La Covacha, que descendió durante 9 km hasta una cota de 1250 m; y los del Pinar y la Garganta de Gredos en el Alto Gredos, que tuvieron 9 y 10,5 km de longitud, respectivamente, y descendieron hasta los 1300-1400 m.

El espesor de hielo en algunos de los glaciares superó los 200 e incluso los 300 m, con un máximo de 355 m en el glaciar de la Garganta de Gredos.

Valle glaciar de La Vega, en el macizo de La Covacha (Campos et al., 2019)
Laguna de los Caballeros (2025 m)
Edades de exposición del glaciar del Pinar (Palacios et al., 2012)
Laguna Cimera (2105 m) y Circo de Cinco Lagunas, cabecera del glaciar del Pinar
Trimlines del glaciar de la Garganta Gredos. Se indican: A (Nunatak), H (Cuerno glaciar o horn). (Pedraza et al., 2013)
Laguna Grande helada y Circo de Gredos
Nevero de la Hoya del Cuchillar de las Navajas

Cabe destacar que en el Sector Central de Gredos existen indicios de reactivación de los procesos glaciares durante la PEH, debido a la presencia de algunos neveros permanentes y la formación de una morrena de nevé (protralus rampart) en la Hoya del Cuchillar de las Navajas.

Hoya del Cuchillar de las Navajas con su nevero semipermanente (Sancho et al., 2001)

La Serrota

En el Sector Oriental de Gredos no existen huellas glaciares, pero si en el Macizo de La Serrota, alineación montañosa situada al norte de Gredos que alcanza los 2292 m en su pico homónimo, y en el que se formaron hasta 5 pequeños circos glaciares: 3 en su cara este y 2 en la norte.

Glaciares de la cara este de La Serrota. Fuente: Ulaque, CC BY-SA 4.0

Sierra de Guadarrama

En la Sierra de Guadarrama el glaciarismo no fue tan intenso como en Gredos o Estrella. Por ello, se limitó a las montañas de más de 1900-2000 m, destacando sobre todo los glaciares de los macizos del Peñalara (2428 m), Cabezas de Hierro (2380 m) y El Nevero (2209 m).

Casi todos los glaciares fueron de circo o ladera. Solo se conoce el desarrollo de un glaciar de valle, el glaciar de Valhondillo, que con 3,6 km, fue el de mayores dimensiones de la sierra. En el macizo de El Nevero se formó, además, un glaciar de casquete que alimentó a varios glaciares de circo y de desagüe en ambas vertientes de la montaña.

Cabe destacar que el glaciarismo en el Guadarrama, al contrario que ocurrió en Gredos, fue mayoritariamente a levante, siendo las principales orientaciones de los glaciares E y SE. Esto fue debido a los fuertes vientos dominantes del oeste, que barrieron la nieve de las vertientes occidentales y permitieron su acumulación a sotavento.

Circo del glaciar de Porrinoso-Peñacabra, el de mayor desarrollo del Macizo de El Nevero (Pedraza et al., 2019)
Glaciares principales

A parte del mencionado glaciar de Valhondillo, los glaciares más destacables de la Sierra de Guadarrama fueron los de La Laguna, Hoya de Pepe Hernando y Hoyo Claveles en el Macizo de Peñalara; Porrinoso-Peñacabra, Hoyo Cerrado y el Chorro en El Nevero, y el de Las Cerradillas en el Macizo de Cabezas. De todos ellos el glaciar de Hoyo Claveles fue el que descendió a menor altitud, 1490 m.

Laguna de los Pájaros, situada en el circo del glaciar de Hoyo Claveles. Fuente: Guillermo Ojeda, CC BY-SA 4.0
Hoya del Peñalara
Cara norte de Cabezas desde Cotos. Aquí se situaban los glaciares del Tubo y Las Cerradillas

Caso aparte es el glaciar de La Mujer Muerta, un atípico glaciar orientado al norte y en el que se ha descubierto una fase glaciar previa a la del LGM. En esta fase, establecida antes del 30.000 BP, el glaciar descendió hasta una cota de solo 1350 m, mientras que durante el LGM las morrenas indican la terminación del glaciar a 1600 m.

Cara norte de La Mujer Muerta. Se indican: 1 (Abanicos proglaciares del >30.000 BP), 2 (Morrenas del LGM). (Bullón, 2016)

Sierra de Ayllón

En el sector más oriental del Sistema Central, la Sierra de Ayllón, el glaciarismo fue marginal, similar al sufrido en el Sistema Ibérico. Siendo la máxima altitud de la sierra de 2274 m en el Pico del Lobo, en ella se llegaron a formar 15 glaciares, todos ellos con las cuencas de alimentación situadas por encima de los 1900 m. Al igual que en el Guadarrama, la orientación de la mayoría de los glaciares fue a sotavento, con la excepción de dos glaciares que se formaron hacia el norte, cayendo al lado segoviano.

En total la superficie cubierta por hielo en el LGM fue de 7,8 km2. La mayor parte concentrada en los macizos del Pico del Lobo y Peña Cebollera Vieja (2128 m). Aunque la mayoría fueron glaciares de circo y ladera, algunos desarrollaron pequeñas lenguas que superaron 1 km de longitud. Estos fueron los glaciares de Las Mesas y Pico del Lobo, únicos glaciares de valle de la sierra y que descendían por la cara meridional del Pico del Lobo. Sin embargo, el glaciar de mayores dimensiones fue el de La Pinilla, un glaciar de ladera que bajaba por la actual estación de esquí, en la cara norte del Pico del Lobo. Este glaciar alcanzó los 2,2 km de longitud y descendió hasta una cota mínima de 1537 m.

Circos glaciares de Cebollera Vieja, Cerro del Recuenco y Cabeza del Tempraniego, de derecha a izquierda. Fuente: LBM1948, CC BY-SA 4.0
Estación de esquí de La Pinilla vista desde el Pico del Lobo. Por aquí descendió el mayor glaciar de la Sierra de Ayllón. Fuente: José Ibáñez, CC BY 3.0

Sierra Nevada

Sierra Nevada es un macizo perteneciente al Sistema Penibético. A pesar de su baja latitud y su cercanía de apenas 30 km a la costa, sufrió un importante glaciarismo en todas sus vertientes. Esto es debido a que en la sierra se superan los 3000 m en varias cumbres, culminando en el Mulhacén (3479 m), máxima altitud de la Península Ibérica.

El glaciarismo tuvo un carácter seco y, por ello, un menor impacto en la geomorfología de la sierra. El último estudio cartográfico de los glaciares del Cuaternario, elaborado por Gómez-Ortiz et al. (2022), ha determinado que en Sierra Nevada se formaron hasta 65 glaciares, lo cuales cubrieron una superficie de 105 km2. El glaciar de mayores dimensiones alcanzó los 9,8 km de longitud, con un espesor máximo de hielo de más de 100 m, y bajó hasta una cota de 1690 m.

Aspecto de los glaciares septentrionales de la Alcazaba, Mulhacén y Veleta en el Cuaternario según Obermaier (1916)
Circo glaciar del río Lanjarón (Obermaier, 1916)

Sin embargo, en este macizo lo más destacable es que durante la PEH se formaron dos pequeños glaciares: uno en la Hoya del Mulhacén y otro en el corral del Veleta, segunda cumbre de Sierra Nevada con 3398 m. El primero desapareció a lo largo del siglo XVIII y el segundo resistió hasta principios del siglo XX, cuando el aumento de las temperaturas provocó la pérdida de espesor y movimiento del hielo glaciar.

Glaciar rocoso del Veleta

En la actualidad en el Corral del Veleta, existe todavía un pequeño glaciar rocoso activo, el cual fue descubierto en los años 90 cuando se derritió por primera vez todo resto de nieve en la sierra. Este pequeño glaciar rocoso contiene hielo itersticial procedente de la PEH y se encuentra completamente tapado por los derrubios de la pared del Veleta.

Detalle del Corral del Veleta en invierno
Hoya del Mulhacén y Laguna de la Mosca helada en mayo 2015

Periglaciarismo en los Archipiélagos Españoles

Islas Canarias

Las Islas Canarias se ubican a 28º de latitud norte, a unos 100 km de la costa africana. Su máxima altitud se da en el Teide, volcán de Tenerife que alcanza los 3715 m de altitud. En otras islas destacan el Roque de los Muchachos (La Palma, 2428 m) y el Mojón de la Agujerada (Gran Canaria, 1961 m).

Por esta razón, a pesar de su baja latitud, la altitud de estas montañas permite que en la actualidad todavía se produzcan algunas nevadas los meses más fríos del año. En la PEH, sin embargo, se tiene constancia de que las nevadas tuvieron un mayor protagonismo, hasta el punto de que en las Cañadas y el Teide (y en menor medida en La Palma) se han descrito formas periglaciares que indican una alta permanencia de nieve y hielo. Aunque en principio estas se habrían atribuido a la glaciación de Würm (Pleistoceno Superior), algunas podrían corresponder a la PEH.

Las referencias históricas de los viajeros que visitaron el archipiélago entre los siglos XVI y XIX son principalmente sobre el Teide y demuestran la presencia regular de nieve en el volcán (Moreno, 2010).

Las primeras ascensiones llevadas a cabo por europeos tuvieron que afrontarse en verano, ya que el resto del año la montaña se consideraba impracticable por la presencia de nieve. Así lo menciona Linschoten a finales del siglo XVI, apuntando que la subida solo es posible en julio y en agosto, ya que el resto del año el volcán se encontraba cubierto de nieve. También existen referencias a nevadas estivales:

El día de San Bartolomé veinte y cuatro de agosto amaneció el Teide cubierto de nieve seca, es decir de la que se disipa dentro de veinte y cuatro horas que es pronóstico de sequedad.

Álvarez Rixo

Por último, algunos autores que ascienden al pico en verano observan la presencia de neveros residuales, lo que demostraría que algunos de estos permanecerían incluso en el estío:

Huecos llenos de un agua muy fría y helada en las orillas, y en otros muchos cubiertos por la nieve que cae en el invierno, la cual se conserva allí todo el año.

Carballo Wanguemert

El comercio de la nieve

Al igual que en otras zonas de la Península, en Tenerife comenzó a comercializarse la nieve a partir del siglo XVII, siendo recogida del Teide y otras zonas de la isla en verano y transportada a los pueblos y ciudades, donde se usaba para tratar enfermedades y enfriar bebidas y alimentos.

El principal punto de abastecimiento al principio fue la Cueva de Hielo, ubicada a 3350 m y donde la nieve permanecía allí de manera natural todo el año (no así en la actualidad). Con esta el suministro de nieve era suficiente para todas las poblaciones de la isla. Más allá de la cueva también se recogía la nieve de neveros que permanecían en cotas por encima de los 2000 e incluso los 1500 m de altitud, cosa impensable en la actualidad teniendo en cuenta la escasez de nevadas a estas cotas.

Sin embargo, el aumento de la demanda de nieve hizo que se crearan algunos pozos de nieve. El primero se construyó en 1699 en la isla de Gran Canaria, y la primera referencia en Tenerife data de 1750, correspondiente al pozo de nieve de Arafo. También existieron pozos de nieve en La Oratava e Izaña, a 2300 m de altitud, así como en la isla de La Palma.

La nieve producida en Tenerife con estos métodos era tan abundante que incluso se exportó al resto de islas entre los siglos XVII y XIX. A finales del XIX el negocio de la nieve llegó a su fin, cuando ya esta comenzaba a escasear y empezaron a utilizarse otros sistemas de enfriamiento y conservación de los alimentos.

Pozo de nieve Los Canónigos (Gran Canaria). Fuente: Pepelopex, CC BY-SA 2.5
Pozo Grande (Gran Canaria). Fuente: Toni Teror, CC BY 3.0
Pozo de Izaña (Tenerife). Fuente: Chuma23m, CC BY-SA 4.0

Nichos de nivación

Respecto a la morfología, la presencia prolongada de nieve sobre todo en el Teide, provocó en algunos puntos un tipo de erosión periglaciar.

Uno de los elementos más identificables de este tipo de procesos son los nichos de nivación, lugares con una estructura y exposición adecuadas para que se acumule y permanezca la nieve. En Tenerife se han identificado tres posibles nichos de nivación (Moreno, 2010):

  • La Fortaleza: situado al NE de la Caldera, a una altitud de 2200 m.
  • Estratovolcán del Teide: ubicado cerca del pico, a una altitud de 3540 m.
  • Pitón del Teide: situado entre el Pico Viejo y la cima, también a una altitud de unos 3500 m.
Localización de los nichos de nivación del Teide (Moreno, 2010)
Nicho de nivación situado bajo el pico (Moreno, 2010)

Islas Baleares

La máxima altitud de las Islas Baleares es de 1436 m en el Puig Major (Sierra de Tramuntana, Mallorca). Aparte, hay otras cumbres de la isla que superan los 1000 m, como el Puig de Massanella (1364 m), Tossals (1118 m), Puig de sa Rateta (1113 m), Puig Tomir (1103 m), Puig d’Alfabia (1067 m) o Puig Roig (1002 m).

Por esta razón, la modesta altitud del archipiélago ha hecho que solo se hayan llegado a producir algunos procesos periglaciares en las partes más elevadas. Estos han derivado en la formación de canchales, algunos de los cuales todavía permanecen activos en la actualidad. Estos canchales se originan tras la factura de la roca por procesos de crioclastia y gelifracción, lo que deriva en la formación de coladas de derrubios y su acumulación al pie de los taludes (Munar et al., 2019).

Ccabe destacar que en la isla de Mallorca también existieron algunos pozos de nieve en las cumbres más altas de Tramuntana. Estos, al igual que en Canarias, fueron explotados en la PEH, cuando la permanencia de nieve era mucho mayor que la actual. A lo largo de la isla se crearon más de 50 de estas estructuras, denominadas “Cases de Neu”.

Case de Neu de Puig Major (Munar et al., 2019)
Case de Neu de Puig Tomir (Munar et al., 2019)

CONTINÚA EN EL SIGUIENTE ARTÍCULO DE GLACIARISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Referencias

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