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Glaciares de Sierra Nevada

Mapa

En el mapa se muestra la ubicación de los glaciares pirenaicos actuales y algunos que han desaparecido en las últimas décadas, así como los heleros de Picos de Europa y el glaciar rocoso del Veleta en Sierra Nevada.También se muestra la posible ubicación del glaciar de la Hoya del Mulhacén (Sierra Nevada), desaparecido a principios del siglo XVIII.

Nota: las áreas sólo muestran la superficie del polígono dibujado, que en muchos casos no se corresponde con las superficies de los glaciares actuales (además, muchos de ellos han desaparecido en la actualidad o se mantienen como heleros).

Artículos

Esta serie de Glaciarismo en la Península Ibérica se divide en 11 artículos:

Glaciarismo del Pleistoceno en Sierra Nevada

Sierra Nevada es la cadena montañosa más alta de la Península Ibérica y su cumbre más elevada es el Mulhacén (3479 m). Tiene una situación muy meridional y de apenas 30 km al mar, por lo que desde sus cumbres se puede distinguir el continente africano. Por ello, el glaciarismo tuvo un carácter seco y un impacto relativamente menor en la geomorfología de la sierra.

Durante la glaciación del Pleistoceno se formaron enormes glaciares de valle desde las cumbres más altas de la sierra, así como otros glaciares de circo más pequeños en las cimas de menor tamaño.

Un importante estudio de investigación sobre la glaciación en Sierra Nevada durante el máximo glacial realizado por Gomez Ortiz et al. (2022) determinó que los glaciares ocuparon una extensión total de 105 km2 en 65 glaciares, con una altitud máxima de 3230 m y mínima de 1690 m. El glaciar más grande tenía una extensión de 1680 ha y el más largo alcanzaba las 9,8 km. El máximo espesor llegó a los 135 m en algunos valles. La Línea de Equilibrio Glaciar (ELA) para este período se situaría a unos 2370 m.

La mayoría de los glaciares se encontraban entre el Cerro del Caballo (3011 m) por el oeste y el Picón de Jerés (3088 m) por el este. Desde el Cerro de Trevélez (2878 m) hacia el este solo se formaron pequeños glaciares de circo, y más allá del Cerro del Chullo (2612 m) no hay evidencias de modelado glaciar.

Localización de los glaciares del Cuaternario en Sierra Nevada (Gómez-Ortiz et al., 2022)

Glaciares del Cuaternario según Obermaier

Los glaciares del Cuaternario en Sierra Nevada fueron estudiados por primera vez por Obermaier en 1916. Este científico alemán recorrió todas las vertientes de la sierra analizando la presencia de modelado glaciar en el territorio. Su estudio se centró en los principales glaciares de la sierra.

Vertiente Meridional

En la vertiente meridional, Obermaier situó el límite de las nieves perpetuas a 2600-2700 m.

Glaciares del Goterón, Vacares y Juntillas

Glaciares más orientales, situados entre el Cerro Pelado (3182 m), Pico del Cuervo (3147 m), Puntal de Vacares (3144 m), La Alcazaba (3369 m) y Puntal de Siete Lagunas (3316 m). Estos glaciares formaron las lagunas del Goterón, Vacares y Juntillas.

Glaciar de las Siete Lagunas

El glaciar de las Siete Lagunas se situaba entre el Mulhacén y el Puntal de Siete Lagunas y formó varias lagunas entre los 2900 m y los 3070 m. La laguna inferior es la Laguna Hondera, y la superior la Altera. El escalón inferior de la morrena central termina a unos 2615 m, con un dique morrénico de más de 100 m donde hay una cascada. La morrena occidental desciende un poco más, hasta los 2300 m.

Glaciar de las Siete Lagunas (Obermaier, 1916)
Morrena lateral izquierda del glaciar (Obermaier, 1916)
Glaciares de Mulhacén y Río Seco

Los glaciares de Mulhacén y Río Seco se situaron en los circos de las lagunas de la Caldera y Río Seco, respectivamente, entre el Mulhacén (3479 m), Puntal de la Caldera (3222 m) y La Puerta (3147 m). El glaciar de Mulhacén formó las lagunas de la Caldera y Caldereta por encima de los 3000 m y la Laguna del Majano a unos 2900 m, mientras que el de Río Seco formó un par de lagunas también por encima de los 3000 m y un pequeño humedal igualmente sobre los 2900 m. La morrena del Río Seco alcanza los 80-100 m y la del Mulhacén algo menos. En el momento de máxima expansión ambos glaciares llegaron a fundirse en su terminación. La altitud mínima a la que descendieron es de 2250 m.

Morrenas de los glaciares del río de Mulhacén y río Seco (Obermaier, 1916)
Morrena lateral derecha (Obermaier, 1916)
Glaciar del río Veleta

El glaciar del río Veleta se encontraba en un circo entre La Puerta (3147 m), el Veleta (3398 m) y la Carihuela (3226 m). El valle glaciar se asienta entre la Loma Púa, por el lado derecho, y la Loma Púlpito, por el izquierdo. Aquí encontramos la Laguna de la Morra, a unos 2875 m, la Laguna de los Vasares, a 3060 m y el Lagunillo del Veleta, a 3130 m. La morrena inferior desciende hasta los 2050 m de altitud.

Glaciar del río Colorado

El glaciar del río Colorado se encontraba al oeste del glaciar del Veleta y se separaba de este por la Loma Púa y el Pico del Sabinar (2951 m). Su morrena terminal tiene unos 30-40 m y el límite inferior del glaciar alcanzó los 2410 m.

Glaciar de las Lagunillas

El glaciar de las Lagunillas se situó al oeste del anterior. Al igual que este, no ha llegado a formar una laguna, pero sí una lagunilla o humedal estacional a 2760 m. La terminación de las morrenas se encuentra a 2300 m.

Circos de los ríos Colorado, Veleta, Seco y Mulhacén (Obermaier, 1916)
Circo y morrenas del río Colorado (Obermaier, 1916)
Circo del río Lagunillas y arranque de la morrena izquierda (Obermaier, 1916)
Glaciar del Horcajo

El glaciar del Horcajo se ubicaba en un pequeño circo glaciar entre la Cañada la Labera y los Prados Largos. El límite inferior del glaciar se situó sobre los 2300 m.

Glaciar del Tajo de los Machos

El glaciar del Tajo de los Machos se extendía al este del Tajo de los Machos (3086 m). Aquí existen varios escalones entre los 2700 m y los 2600 m conocidos como los Prados de Cornavaca, complejo morrénico superior del glaciar, donde se formó una pequeña laguna de dique, hoy desaparecida. El límite inferior se sitúa en el Prado del Tetino, a 2400 m. Posiblemente ambas morrenas se corresponden a distintas glaciaciones.

Morrena principal del glaciar del Tajo de los Machos (Obermaier, 1916)

Vertiente occidental

En la vertiente occidental, el límite de las nieves perpetuas se situó algo más bajo, sobre los 2550 m. En esta vertiente, Obermaier solo destaca un glaciar: el glaciar del Lanjarón.

Glaciar del Lanjarón

El Glaciar del Lanjarón, uno de los más importantes de Sierra Nevada, se extendía a lo largo de casi 4 km, con una pendiente suave. En su parte derecha se han formado varias lagunas: la Laguna de Lanjarón (2985 m), la de Bolaños (2920 m), la Laguna Cuadrada (2910 m), la Laguna del Caballo (2850 m) o la de Nájera (2740 m). La terminación del glaciar en su máximo se situaba a una altitud de 2160 m.

Circo glaciar del río Lanjarón (Obermaier, 1916)

Vertiente septentrional

Para la vertiente septentrional el límite de nieves perpetuas estaría en los 2400-2500 m.

Glaciar del Dílar

El Glaciar del Dílar ha creado un amplio paisaje morrénico y descendía entre la Loma de Dílar, que conecta con la cima del Veleta, y la Cuerda del Cartujo, que termina en el Tozal del Cartujo (3152 m). Este glaciar limitaba con los glaciares de Lanjarón, Lagunillas y Veletas por las otras vertientes. En su parte superior encontramos dos recipientes: el primero contiene la Laguna de las Yeguas (2890 m) y el segundo los Lagunillos de la Virgen (2950 m). En la parte izquierda del circo también tenemos los Lagunillos de la Ermita (2870 m), el Lagunillo Misterioso (2690 m), la Laguna del Carnero (2680 m) y la Laguna de la Mula (2500 m). Así pues, encontramos varias morrenas a distintos pisos altitudinales, probablemente de retroceso. La terminación del glaciar en su máximo se situaría a 2000 m.

Lengua del glaciar del Dílar (Obermaier, 1916)
Glaciar del Monachil

El glaciar del Monachil no tenía una gran área de alimentación, al contrario que el glaciar del Dílar. Se situaba entre el arranque de la Loma de Dílar y la de la Mojonera, donde hay varias lagunillas (lugar de nacimiento del Monachil). El reborde inferior del circo se encuentra a 2600 m. Las morrenas más bajas se sitúan en el Barranco del Prado de las Yeguas, las Chorreras del Capitán y la Fuente Alta. Un poco más abajo de la confluencia de este barranco se encontraba la terminación del glaciar, que descendió en su máximo a unos 1900 m.

Glaciares del Barranco de San Juan y Hoya de la Mora

Representan el sobrante del glaciar del Monachil durante el período de máxima expansión glaciar. El Barranco de San Juan es uno de los afluentes, junto al Guarnón, Valdeinfierno y Valdecasillas, que forman la cabecera del río Genil. Se trata de un circo estrecho y menos escarpado, por lo que tiene una pendiente más suave. Se separaba del glaciar del Guarnón por los Tajos del Campanario. El glaciar de la Hoya de la Mora descendía por la parte de la izquierda, contiguo al Barranco, y en su parte superior se formó un pequeño lago de dique, hoy desaparecido. Ambos glaciares se juntaban a unos 2320 m, y la terminación de las morrenas en su máxima expansión se sitúa a 2150 m.

Glaciar del Guarnón

Este glaciar ocupaba el barranco más profundo de la sierra y atesoraba el Corral del Veleta en su parte superior. La orientación del glaciar era N-NE, cerrándose al sur por el Veleta, al oeste por los Tajos del Campanario y al este por la Loma del Lanchar, que lo separaba del glaciar de Valdeinfierno. Este glaciar tenía una gran cuenca de alimentación en la región del Corral, por lo que fue uno de los glaciares más grandes de la sierra. Aquí encontramos la pequeña Laguna del Corral, a una altitud de 3100 m. En su máxima expansión, las morrenas llegaron casi hasta La Estrella, no muy lejos del cauce del Genil. La terminación del glaciar se situaba a unos 1800 m.

Cauce del glaciar del Barranco de San Juan. Al fondo el Veleta (Obermaier, 1916)
Lengua del glaciar del Guarnón y el Veleta (Obermaier, 1916)
El Corral del Veleta desde el valle del Guarnón
Glaciar de Valdeinfierno

Este glaciar se encontraba al este del glaciar del Guarnón, entre la Loma del Lanchar, el Cerro de los Machos (3327 m), el Pico Juego de Bolos (3021 m) y la Loma de las Casillas. En su parte alta encontramos dos circos, el de la izquierda formó los pequeños Lagunillos de Valdeinfierno (2870 m) y el de la derecha las lagunas Larga y Galbata (2790 m). Las morrenas terminales no están muy bien definidas y se localizan tras la confluencia con el glaciar de Valdecasillas, a unos 1850 m.

Glaciar de Valdecasillas

Glaciar situado en la cara norte del Mulhacén, entre la Loma de las Casillas y el Raspón de Peñón Gordo, que desciende desde La Alcazaba (3369 m). En su circo superior encontramos la Hoya del Mulhacén, de características similares al Corral del Veleta pero con una peor orientación para guardar la nieve. En ella tenemos la Laguna de la Mosca (2900 m) y los Lagunillos de Juego de Bolos (2910 m). Antes de su unión con el glaciar de Valdeinfierno se producía la confluencia con el glaciar de Vacares (2010 m), situado más al este. La morrena terminal está a 1850 m junto al torrente de Piedras Bermejas.

Falla del Mulhacén (dcha) y Alcazaba (izqda). Glaciares de Valdeinfierno y Valdecasillas (Obermaier, 1916)
Río Valdecasillas
Aspecto de los glaciares septentrionales de la Alcazaba, Mulhacén y Veleta en el Cuaternario según Obermaier (1916)

Lagunas Glaciares

Como resultado de los procesos glaciares, Sierra Nevada cuenta con más de 40 lagunas de origen glaciar, la mayoría de ellas con altitudes que oscilan entre los 2690 y los 3100 metros según el inventario realizado por Martín et al. en 2005. Casi todas están en la vertiente sur y suman una superficie total de 15 ha.

Situación de las lagunas glaciares de Sierra Nevada. Los picos representan el Veleta (izqda) y el Mulhacén (dcha) (Martín et al., 2005)

Las más altas son las del Veleta (3130 m) y el Corral (3100 m), mientras que las más bajas son las del Puerto, Molinillo y el Lagunillo Misterioso, con 2690-2700 m. Las más grandes son las de la Caldera (2,34 ha) y la Larga (2,13 ha), mientras que el resto ninguna supera la hectárea. Cabe mencionar que la Laguna de las Yeguas, con una superficie de 3,2 hectáreas, fue modificada para aprovechamiento de la estación de esquí y, por lo tanto, queda excluida de esta lista.

Lagunas de la Caldera y de la Caldereta
Laguna Cuadrada. Fuente: Por los caminos de Málaga, CC BY 2.0
Laguna del Caballo. Fuente: Por los caminos de Málaga, CC BY 2.0

Formación de Glaciares rocosos

Después de la glaciación del Pleistoceno llegó un período cálido conocido como Tardiglaciar (14.000-11.000 BP), durante el cual los glaciares se retiraron dando paso a la formación de algunos glaciares rocosos, que duraron hasta bien entrado el Holoceno (8000-7000 BP).

En Sierra Nevada se han identificado al menos 36 glaciares rocosos, según un estudio realizado por Palade et al. en 2011. Todos son relictos, por lo que no contienen hielo en su interior (caso aparte es el del Veleta, que se formó durante la Pequeña Edad de Hielo). Estos se situaban por encima de los 2460 m, con un tamaño medio de 8 ha y una longitud de 420 m. El de mayores dimensiones es el del Cascajar del Cartujo, que llegó a tener 70 ha, 1,5 km de longitud y 700 m de anchura.

Localización de los glaciares rocosos relictos de Sierra Nevada (Palade et al., 2011)

Palade et al. (2011) realizó la datación de dos de estos glaciares rocosos:

  • Glaciar del Río Seco: situado entre los 2940 m y los 3065 m, con 5 ha de superficie. Se formó hacia el 14.400 BP y desapareció hacia el 10.500 BP.
  • Glaciar del Cascajar del Cartujo: con varias lenguas con una terminación de entre 2600 m y 2800 m. La lengua más antigua se retiró en el 12.900 BP y la más reciente hacia el 7450 BP.
Glaciar rocoso del Río Seco (Palade et al., 2011)
Glaciar rocoso del Cascajar del Cartujo (Palade et al., 2011)

Pequeña Edad de Hielo

Durante la Pequeña Edad de Hielo (PEH), que abarcó desde el 1300 al 1850, se produjeron las condiciones climáticas necesarias para que se reactivaran las masas de hielo en los circos más elevados de la sierra.

Este glaciarismo se limitó a altitudes de por encima de los 2900 m, en orientaciones norte y entre los picos de Veleta (3398 m) y Mulhacén (3479 m). Tenemos conocimiento de la formación de dos pequeños glaciares: uno en el Corral del Veleta y otro en la Hoya del Mulhacén.

Detalle del Corral del Veleta en invierno
Vistas hacia el valle del Guarnón desde el pico
Cara noroeste del Veleta desde la Sierra de Huétor

Glaciar de la Hoya del Mulhacén

Las referencias acerca de la presencia de nieves perpetuas en la cara norte de Sierra Nevada se vienen dando desde la Edad Media. Casi todas se centran en el glaciar del Veleta, pero también se hace mención en alguna ocasión al hielo de la Hoya del Mulhacén.

La última de estas citas la realizó Madoz en 1849, cuando habla de la presencia de un foco glaciar en la Hoya del Mulhacén.

Los parajes que en estas dos elevadas montañas, Mulhacén y Veleta, y en sus inmediaciones, se hallan cubiertos de perpetuas y endurecidas nieves, cuyas capas o estratificaciones se pueden contar fácilmente en muchas de sus quebradas, se llaman en el país corrales: el más considerable de todos ellos es el nombrado Veleta, el cual por su situación entre el pico de su nombre y el de Mulhacén presenta la figura de un gran circo, en cuyo centro brotan las primeras aguas del Genil.

Madoz, año 1849

El estudio de Oliva et al. (2012) data la aparición de este glaciar en, al menos, tres ocasiones: entre el 2800-2700, 1400-1200 y 510-240 BP. Esta última se correspondería a los años 1440-1770, coincidiendo con la PEH. A partir de la desaparición del glaciar, durante finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX se mantendrían todavía heleros y neveros perpetuos en la Hoya, en concordancia con la cita de Madoz, para seguramente desaparecer todo rastro de hielo glaciar la segunda parte del siglo XIX.

Hoya del Mulhacén y Laguna de la Mosca helada en mayo 2015

Glaciar del Corral del Veleta

Oliva et al. (2012) determina que el rango de presencia del glaciar del Corral del Veleta es algo superior, formándose sobre el 1350 y desapareciendo finalmente a mediados del siglo XX.

Sin embargo, podemos recoger un gran número de citas que hacen referencia a las nieves de Sierra Nevada, y del Corral en particular, remontándonos a la época de presencia musulmana. Esto es gracias a la cercanía de la ciudad de Granada, desde la cual la cara norte de la sierra es perfectamente visible. Las primeras anotaciones árabes sobre Sierra Nevada son en referencia a sus nieves perpetuas y como brilla al amanecer. Por esta razón la denominaron «Sulayr» (Monte del Sol).

Esta montaña es una de las maravillas del mundo porque no se ve limpia de nieve en invierno ni en verano. Allí se encuentra nieve de muchos años que, ennegrecida y solidificada, parece piedra negra, pero cuando se rompe se halla en su interior nieve blanca.

Muhammad b. Abi Bakú al-Zuhri, año 1137

Varios siglos después Bermúdez de Pedraza atribuye a la sierra lo siguiente:

Tanta su altura y lo nevado se extiende ocho leguas, desde el puerto de la Ragua, en el marquesado del Zenete hasta Órgiva. Y no podía faltarle el agua, ha conservado la nieve que le envió el cielo después del Diluvio.

Bermúdez de Pedraza, año 1638

Citas de ilustrados

Pero no fue hasta el siglo XVIII cuando se produjeron las primeras descripciones más detalladas sobre el paisaje de Sierra Nevada por parte de viajeros ilustrados (Gómez-Ortiz & Castellví, 2004). Estas descripciones nos aportan información sobre la geografía, configuración del territorio o botánica de la sierra. Gracias a estas podemos saber que la nieve perduraba durante todo el año y que de las paredes del Corral caían frecuentes avalanchas que acumulaban escombros encima del hielo.

La Sierra Nevada está entre Granada y el Mar Mediterráneo: llámase así, porque nunca le falta nieve en lo que llaman el Picacho del Veleta. Hay tanta abundancia en lo más riguroso de el Estio, como en lo más helado del Invierno.

Pedro Murillo Velarde, año 1752

Más tarde, en el siglo XIX, los botánicos estudiaron más profundamente la sierra al inventariar sus distintas especies. Esto permitió ampliar los conocimientos geológicos, morfológicos, climáticos y edáficos. De todos ellos quizás el más destacado fue Simón Rojas, que entre 1804 y 1805 definió la estratificación de la vegetación y distinguió 6 zonas bioclimáticas, siendo la más elevada la glacial o de nieves perpetuas (Gómez-Ortiz & Castellví, 2004).

Noto de paso que todas las altas cumbres de Sierra Nevada están peladas no porque deje de caer en ellas la nieve, sino porque la arrojan de ellas los vientos fuertes a que están expuestas, así muy cerca de ellas, como a 100 varas o menos más abajo (así se observa en el Mulhacén y Veleta), ya se hallan grandísimos ventisqueros perpetuos, … el verdadero límite de nieves perpetuas o permanentes en el Norte de Sierra Nevada será aproximadamente a 2800 varas sobre el nivel del mar.

Simón de Rojas, año 1809

Primeros estudios glaciológicos

A lo largo de este siglo se produjo un importante avance en los estudios geológicos y glaciológicos, apoyados en muchos casos por las universidades europeas. Así, Boissier en 1845 situaba el glaciar a 9000 pies y lo estimaba de 200-300 pies de alto por 600 pasos de ancho. Destaca que tenía todas las características de los glaciares alpinos y que se trataría del glaciar más meridional de Europa.

Rute en 1889 apunta que el hielo ocupaba unos 100 m en sentido S-N y que contaba con capas estratificadas y grietas. Penck, por su parte, determinó en 1894 que los circos y lagunas glaciares eran depósitos de las antiguas morrenas glaciares y, respecto al glaciar del Veleta, estimó su punto más bajo a 2835 metros y una anchura de 540 m (Ortiz y Castellví, 2004).

Panorámica del Corral del Veleta (Bide, 1893)

Siglo XX

A principios del siglo XX Quelle hace referencia al glaciar del Corral de Veleta como un verdadero «glaciar en miniatura». Él determinó el límite de las nieves perpetuas a unos 3200 m en la vertiente norte de la sierra, por unos 2850 m durante el Cuaternario.

En 1916 Obermaier realiza el mayor estudio del glaciarismo Cuaternario en Sierra Nevada. Su trabajo analiza todas las vertientes y estima las dimensiones y cotas que alcanzaron los glaciares en el macizo. En el momento de documentación para este trabajo niega ya que el nevero del Corral del Veleta pudiera considerarse glaciar. Lo acusa a la falta de movimiento, pero no hace referencia a las dimensiones de la masa de hielo. Lo cita de este modo en su análisis del glaciar del Guarnón:

Este glaciar tenía su cuenca de alimentación, su región de circo o de nevé, en el Corral de Veleta, que en aquellos tiempos Cuaternarios -no hoy- estaría en gran parte cubierto por un potente espesor de hielo compacto.

Hugo Obermaier, año 1916

Sin embargo, a mediados del siglo XX García Saínz vuelve a referirse a él como un glaciar:

El pequeño glaciar del Veleta, formado por capas de hielo y de neviza, como los actuales neveros del Pirineo … La misma superposición estratigráfica de capas de nieve y de hielo azulado que se observa en los glaciares actuales del Pirineo, se presenta en este del Penibético.

García Sainz, año 1947

Desaparición del glaciar

Esto nos hace pensar que probablemente fue por esta fecha cuando se produjo la pérdida definitiva de movimiento del hielo y el glaciar pasó a estado de helero, si bien la nieve y neviza lo cubría frecuentemente en verano. Además, durante los años 70 y 80 hubo un repunte de las nevadas, lo que contribuyó al mantenimiento de más neveros en la sierra.

Laguna de la Caldera (3035 m)
Carretera de Sierra Nevada (agosto de 1985)
Pico del Veleta (3398 m) desde Pradollano.
Laguna de Río Seco (3025 m)

Glaciar rocoso del Corral del Veleta

No fue hasta el verano de 1995 cuando el Corral de Veleta quedó liberado completamente de nieve. Desde entonces, se ha podido comprobar, como se sospechaba, de la presencia de hielo fósil debajo de la superficie. Esto confirma la existencia de un glaciar rocoso activo en el Corral del Veleta.

Sin embargo, el aumento de temperaturas desde finales del siglo XIX y, sobre todo, a partir del siglo XXI, ha hecho que la conservación de cualquier masa de hielo y nieve sea imposible a estas latitudes. Por esta razón, el glaciar se encuentra en desequilibrio climático y grave proceso de degradación.

Comparación del Corral del Veleta entre la Ortofoto del Vuelo Americano (1956) y la de 2019. Fuente: MITECO

El glaciar rocoso se sitúa en el tercio oriental del Corral del Veleta, por encima de la laguna. Su origen tiene relación con la retirada del glaciar formado durante la PEH, a la vez que el hielo quedaba sepultado por los derrubios de la paredes que rodean el Corral. Las dimensiones del glaciar rocoso han sido bien establecidas por Gómez-Ortiz et al. (2008), dando como resultado 129 m de longitud, 8 m de espesor y una superficie de 4860 m2. Su altitud media es de 3106 m.

Situación de los puntos de medición de temperatura (Franch et al., 2011)
Localización del glaciar rocoso del Corral del Veleta (Franch et al., 2011)

Medición de la temperatura del glaciar

En el año 1999 se comenzaron a monitorizar las temperaturas del glaciar a distintas profundidades, comparándolas con las estaciones meteorológicas situadas en la Loma del Veleta (3098 m) y en el mismo pico (3398 m) (Franch et al., 2011).

Las temperaturas medias para el período 1998-2009 en el Pico Veleta resultaron positivas solamente en verano (8,1ºC), siendo en otoño la media de 0,0ºC. La media anual del Pico en este período fue de -0,4ºC.

En el subsuelo la media anual se situó entre los 0,6ºC a 5 cm y los -1,4ºC a 150 cm. Cabe destacar que a esta profundidad la temperatura fue positiva solo en septiembre (0,1ºC), manteniéndose los meses de julio y agosto en -0,7ºC y -0,3ºC, respectivamente. El mes más frío fue marzo, con -3ºC (Franch et al., 2011).

Temperaturas medias 1998-2009 (Franch et al., 2011)

Las extremas reflejaron unas grandes amplitudes en la cima del Veleta y en los niveles menos profundos, con 28,6ºC de máxima absoluta y -27,8ºC de mínima absoluta en el pico.

Sin embargo, en el nivel más profundo (-150 cm) la máxima absoluta observada durante este período fue de solo 0,7ºC, mientras que la mínima descendió hasta los -4,8ºC, lo que se traduce en una amplitud térmica de poco más de 5ºC (Franch et al., 2011).

Temperaturas extremas 1998-2009 (Franch et al., 2011)

Durante estos últimos años se ha analizado el movimiento y la pérdida de hielo del glaciar rocoso y se ha podido comprobar como los años en los que sobreviven neveros encima del glaciar la pérdida de hielo es mínima, mientras que en años sin nieve como 2012, la degradación es mayor (Gómez-Ortiz et al., 2014).

Cobertura de nieve estival en el Corral del Veleta entre 2007 y 2011 (Gómez-Ortiz et al., 2014)

CONTINÚA EN EL SIGUIENTE ARTÍCULO DE GLACIARISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Referencias

  • Franch, F. S., Ortiz, A. G., i Catarineu, M. S., & Estremera, D. P. (2011). Caracterización térmica de la capa activa de un glaciar rocoso en medio periglaciar de alta montaña mediterránea: El ejemplo del Corral del Veleta (Sierra Nevada, España).
  • García-Sáinz, L. (1947). El clima de la España cuaternaria y los factores de su formación: discurso leído en la solemne apertura del curso académico 1947-1948.
  • Gómez-Ortiz, A., & Castellví, J. A. P. (2004). El paisaje glaciar de Sierra Nevada a través de los escritos de época (siglos XVIII Y XIX) contribución al conocimiento geográfico español. Investigaciones Geográficas (Esp), (34), 29-45.
  • Gómez-Ortiz, A., Oliva, M., Palacios, D., & Salvador-Franch, F. (2022). The glaciers of the Sierra Nevada.
  • Gómez-Ortiz, A., Oliva, M., Salvador-Franch, F., … & Sanz de Galdeano, C. (2014). Degradation of buried ice and permafrost in the Veleta cirque (Sierra Nevada, Spain) from 2006 to 2013 as a response to recent climate trends. Solid Earth5(2), 979-993.
  • Gómez-Ortiz, A., Salvador Franch, F., Schulte, L., Sanjosé Blasco, J. J. D., Atkinson Gordo, A., & Palacios Estremera, D. (2008). Evolución morfodinámica de un enclave montañoso recién deglaciado: el caso del Corral del Veleta (Sierra Nevada),¿ consecuencia del Cambio Climático?
  • Martín, A. C., Herrera, J. B., & Estévez, M. H. (2005). Primeros datos sobre el inventario y caracterización morfométrica de las lagunas glaciares» permanentes» del Parque Nacional de Sierra Nevada (Granada).
  • Obermaier, H., & Carandell Pericay, J. (1916). Los glaciares cuaternarios de Sierra Nevada.
  • Oliva, M., & Gómez Ortíz, A. (2012). Reconstrucción multi-proxy de la variabilidad climática acontecida en Sierra Nevada durante los tres últimos milenios inferida a partir de sedimentos lacustres y documentos históricos.
  • Palade, B., Estremera, D. P., & Ortiz, A. G. (2011). Los glaciares rocosos de Sierra Nevada y su significado paleoclimático: Una primera aproximación. Cuadernos de investigación geográfica37(2), 95-118.