En este artículo se va a analizar cronológicamente la llegada de la Borrasca Filomena y la posterior ola de frío ocurrida en la Península Ibérica en enero de 2021.
Antes de Filomena
Finales del 2020 y primeros días de enero
A finales de diciembre de 2020 hubo una importante bajada de las temperaturas debido al desalojo de una masa de aire polar al norte de la Península Ibérica.
Los días 24, 28 y 31 de diciembre se produjeron pequeñas nevadas de norte retenidas principalmente en áreas de Segovia y la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama, aunque también llegaron a zonas más permeables como el Valle Alto del Lozoya o el área de Somosierra y la Sierra Norte de Madrid.
El día 2 de enero un pequeño chubasco de nieve consiguió cruzar la sierra y llegar hasta Fresnedillas. Durante estos días se sucedieron heladas y las temperaturas máximas apenas alcanzaron los 3-5ºC las horas centrales del día.
Borrasca Filomena
Primer frente de Filomena. 7 de enero
El día 7 de enero una borrasca situada en el sureste peninsular comenzó a moverse hacia el interior peninsular, afectando principalmente a regiones de la Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid.
La presencia de aire frío en la meseta sur hizo que la cota de nieve fuera anormalmente baja, en torno a uno 400-600 metros. Esto permitió que nevara en capitales como Toledo (con récord de espesor de nieve) o Madrid.
En la parte meridional de Castilla-La Mancha comenzó a nevar las primeras horas de la madrugada del día 7 y en Madrid la precipitación llegó entre la mañana y el mediodía.
Este primer frente duró apenas unas horas y acumuló unos 5-10 cm de nieve.
Segundo frente de Filomena. 8 de enero
24 horas después del inicio del primer frente llegó el segundo, más potente y estático. Nevó durante 30 horas seguidas, prolongándose la nevada hasta la tarde del día 9.
La nevada de la Borrasca Filomena fue muy intensa pero de nieve muy húmeda por lo que tardó bastante tiempo en acumular espesor. El mayor espesor se alcanzó la noche del día 8 al 9.
Tipo de nevada
Este tipo de nevadas procedentes del sureste son las que dejan más nieve en la meseta sur y buena parte de la vertiente madrileña de la Sierra de Guadarrama, ya que los frentes de este componente no se encuentran con ningún obstáculo montañoso hasta que llegan al Sistema Central.
En este caso Filomena coniguió atravesar la sierra, afectando a zonas del norte de Gredos y otras áreas de Castilla y León, Aragón o Cataluña. Las acumulaciones en estas zonas no fueron tan destacadas como en la meseta sur.
Lo que caracteriza este tipo de situaciones es que son nevadas con poco viento y que acumulan una gran cantidad de nieve en orientaciones sur y este, cosa que se aprecia muy bien en los tejados de las casas.
Después de la nevada
Poda natural
Una de las características más beneficiosas de este tipo de nevadas es la poda natural, que libera los árboles de ramas enfermas o débiles. Esto crea un espacio interior dentro de la copa que mejora la polinización y la dispersión de las semillas.
En este caso, la gran dimensión de la nevada provocó una poda «excesiva» y en algunos árboles llegaron a caerse hasta ramas primarias o secundarias.
Un factor a tener en cuenta al analizar los efectos de la nevada, es la afección ante los distintos tipos de especies arbóreas. La especie más característica y típica del clima mediterráneo, la encina (Quercus ilex), es muy resistente tanto al frío puntual como a situaciones más prolongadas, y por ello es capaz de aguantar este tipo de situaciones. Sin embargo, otras especies ornamentales, como las que se plantan en las calles y parques de Madrid, no están tan preparadas a este tipo de nevadas, lo que condujo a caídas de ramas y árboles en muchas calles.
Ola de frío
Después de la nevada de la Borrasca Filomena la presencia del anticiclón provocó un importante descenso de las temperaturas por el fenómeno de la inversión térmica. Esto es debido al efecto albedo de la nieve, que provoca la reflexión de la luz solar y la pérdida más rápida de calor.
En Fresnedillas se alcanzaron en días consecutivos -8,8 y -8,9ºC, ambos récords en la estación meteorológica desde que se toman registros en 2012, cuando se alcanzaron -8,1ºC.
Aunque en la sierra las temperaturas fueron bajas, destacaron aún más en el llano madrileño (-16,9ºC en nuestra estación de Madrid-Río), en el valle del Tajo y sobre todo en la zona de los Montes Universales y el conocido «Triángulo de Hielo». Allí el termómetro descendió hasta los -29,9ºC en el pueblo turolense de Royuela (1200 msnm).
A pesar del caos que se originó con la limpieza de calles y carreteras, los días posteriores a la nevada nos dejaron disfrutar de una gran extensión de terreno nevado, sin precedentes los últimos 50 años en esta zona de la península.
Pudimos descender esquiando el San Benito (1626 m) hasta la Paradilla y la Machota Baja (1404 m) por su cara sur hasta el pueblo de Zarzalejo, cosa que no se va a poder repetir en muchos años.
Acumulación de agua en el campo
El segundo efecto de la nevada (quizás el más importante) es la acumulación de agua y el gran efecto de permeabilidad que se produce en el campo, con el consecuente aumento del nivel freático del suelo.
El aguante del manto de nieve contribuye a que el agua se vaya filtrando poco a poco y de forma más homogénea en el suelo. Además, la nieve protege a las herbáceas y las aisla de las bajas temperaturas del exterior.
Uno de los efectos negativos para la microfauna es que en estas condiciones se produce una falta de alimentos, especialmente entre las aves.
En este excepcional temporal el manto de nieve se mantuvo durante más de 15 días.
Timelapse de la nevada
Por último, toda la Borrasca Filomena queda capturada en forma de timelapse (desde el día 1 al 24 de enero) con la webcam del Jardín Meteorológico. En las imágenes se pueden ver las temperaturas diarias y el espesor observado en la pértiga de nieve.