El conejo (Oryctolagus cuniculus) es uno de los mamíferos más comunes y conocidos en todo el mundo. A pesar de su apariencia delicada y su carácter tímido, este animal tiene una increíble capacidad para adaptarse a diversos entornos y ha jugado un papel clave en muchos ecosistemas. Desde los campos abiertos hasta los jardines urbanos, su presencia es habitual, lo que lo convierte en una especie fácilmente reconocible y estudiada por biólogos y aficionados a la fauna.
Ficha técnica
Nombre Común | Conejo |
– Clase | Mammalia (Mamíferos) |
– Orden | Lagomorpha |
– Familia | Leporidae |
– Género | Oryctolagus |
– Especie | O. cuniculus |
– Tamaño | Unos 35 cm |
– Peso | 0,9-2 kg |
– Longevidad | 4-9 años en la naturaleza |
– Estado de conservación | Vulnerable (VU) |
Características Físicas
El conejo pertenece al orden de los lagomorfos, lo que significa que comparte algunas características comunes con las liebres y otras especies similares. Entre sus rasgos más destacados se encuentran sus extremidades traseras bien desarrolladas, que le permiten realizar saltos rápidos y maniobras ágiles para escapar de sus depredadores. Estas potentes patas traseras son un claro reflejo de su naturaleza evasiva y su capacidad para moverse con rapidez a través de su hábitat.
En cuanto a su apariencia general, el pelaje del conejo suele presentar tonalidades que varían entre los colores grises y marrones. Este tono uniforme le proporciona un excelente camuflaje en su entorno natural. A diferencia de las liebres, que presentan un color más oscuro en la parte distal de las orejas, el conejo tiene una coloración más suave. Un detalle distintivo es la parte interna de la cola, que es de un blanco notable, aunque sin la marca negra característica de las liebres (Lepus).
Las medidas corporales del conejo varían según la subespecie. El peso de los ejemplares más pequeños, como O. c. algirus, oscila entre los 0,9 y 1,3 kg, mientras que los individuos de la subespecie O. c. cuniculus pueden alcanzar hasta 2 kg. En términos de longitud corporal, estos animales suelen medir unos 35 cm.

Hábitat y Distribución
El hábitat del conejo es bastante diverso y adaptable, lo que le ha permitido colonizar una amplia variedad de regiones en todo el mundo. En la Península Ibérica, se encuentra presente en la mayoría de las regiones, desde los campos abiertos hasta los matorrales mediterráneos, donde se encuentra en grandes cantidades. Su preferencia por áreas con matorral y cultivos es evidente, especialmente en aquellos lugares con relieve llano o medianamente ondulado. Las zonas de dehesa, donde la vegetación es más densa, son también muy comunes para el conejo, dado que proporciona un hábitat ideal para sus madrigueras.
En cuanto a su distribución geográfica, Oryctolagus cuniculus tiene una presencia significativa en España, incluyendo las Islas Canarias y Baleares, donde fue introducido por el ser humano. Sin embargo, ha estado ausente en Asturias desde siempre. En el resto del mundo, la distribución de esta especie es amplia: ha llegado a Europa, las Islas Británicas, Nueva Zelanda, Australia y diversas regiones de América del Sur, Sudáfrica y Norteamérica. La subespecie O. c. algirus se encuentra especialmente en el suroeste de la península y en el norte de África.
Distribución Geográfica en España
En España, la distribución del conejo es casi total, salvo en ciertas zonas como Asturias, donde históricamente no ha sido común. En el resto de la península, especialmente en regiones como Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia, Andalucía y Extremadura, el conejo es especialmente abundante. La subespecie O. c. algirus se encuentra predominantemente en el cuadrante suroccidental, mientras que O. c. cuniculus domina en la mayoría de las demás áreas.
Tipos de Hábitat
Los hábitats más comunes del conejo incluyen los matorrales mediterráneos, los pastizales, y las áreas cultivadas, donde es frecuente encontrar densas poblaciones. Esta especie prefiere climas cálidos y secos, por lo que las zonas de clima continental o mediterráneo son ideales para su supervivencia. Aunque tolera una variedad de sustratos, evita las áreas calizas, que no facilitan la construcción de madrigueras. Las altas altitudes, superiores a los 1.500 m, no son comunes para los conejos, ya que prefieren altitudes más bajas donde las temperaturas son más cálidas y las precipitaciones más bajas.
A pesar de su preferencia por áreas secas, los conejos también pueden encontrarse cerca de zonas de ribera, donde la vegetación y los recursos hídricos son abundantes, aunque a menor escala.
Alimentación
El conejo (Oryctolagus cuniculus) es un herbívoro estricto, lo que significa que su dieta se basa completamente en plantas. Este mamífero se caracteriza por su doble digestión, un proceso similar al de los rumiantes. Gracias a esta adaptación, el conejo puede extraer más nutrientes de los alimentos que consume, como hierbas y plantas de pequeño tamaño, lo que le permite sobrevivir en una variedad de hábitats. Entre sus preferencias alimentarias se encuentran las gramíneas vivaces, las leguminosas y las plantas compuestas. Además, el conejo tiende a seleccionar aquellas especies vegetales que forman céspedes, ya que suelen tener una mayor cantidad de nutrientes y son más fáciles de digerir.
Su capacidad para adaptarse a diferentes tipos de alimentos también le permite ajustar su dieta en función de la competencia con otros herbívoros en el área, una habilidad que ha contribuido a su éxito en diversos entornos. Aunque prefieren los campos abiertos y los matorrales, no dudan en aprovechar las áreas de cultivo cuando están disponibles. Su dieta también varía con las estaciones y la disponibilidad de recursos, ya que las lluvias y la calidad del pasto influyen en su comportamiento alimentario.

Reproducción
La reproducción del conejo es un proceso fascinante, especialmente porque las hembras pueden estar receptivas durante todo el año, lo que les permite tener múltiples camadas anuales. Uno de los factores que determina el inicio del celo en las hembras es la cantidad de proteínas en su dieta, mientras que la espermatogénesis en los machos está influenciada principalmente por el fotoperíodo. Sin embargo, en el caso del conejo, la duración del periodo reproductivo depende más de la abundancia de pasto y las condiciones climáticas, en especial de las lluvias que favorecen el crecimiento de nuevas plantas. Generalmente, la reproducción tiene lugar entre noviembre y junio, aunque algunos ejemplares pueden reproducirse fuera de este rango temporal si las condiciones son favorables.
Las hembras suelen dar a luz a camadas de entre 3 y 6 gazapos, siendo la media de 3,5. Los gazapos nacen con una dependencia materna relativamente corta, que varía entre 20 y 30 días. Después de este periodo, los jóvenes alcanzan la madurez sexual en pocos meses: aproximadamente cuatro meses para la subespecie O. c. algirus y nueve meses para O. c. cuniculus. Lo más habitual es que las hembras tengan entre dos y cuatro camadas al año, aunque en condiciones óptimas, pueden llegar a tener hasta 12 camadas anuales, debido a la capacidad de entrar en celo incluso mientras amamantan a una camada anterior.

Amenazas y Conservación
A pesar de ser una especie ampliamente distribuida, el conejo enfrenta diversas amenazas que han afectado significativamente a sus poblaciones en las últimas décadas. Aunque las poblaciones en algunas áreas siguen siendo numerosas, su número ha disminuido drásticamente en otras, especialmente en sus áreas de distribución original. A continuación, se destacan las principales amenazas que enfrenta esta especie:
- Enfermedades víricas: La mixomatosis y la enfermedad hemorrágica vírica (RHD) han causado un declive alarmante en las poblaciones de conejos, con disminuciones de hasta el 90% en algunas zonas, como Doñana.
- Pérdida de hábitat: La transformación de paisajes naturales en áreas urbanizadas o cultivadas ha reducido los hábitats ideales para el conejo, especialmente aquellos que permiten la construcción de madrigueras.
- Presión cinegética: La caza excesiva y la persecución de esta especie, tanto de manera legal como ilegal, han contribuido a la reducción de sus poblaciones.
- Competencia con otros herbívoros: La competencia por recursos alimentarios con otras especies herbívoras también puede afectar la densidad de conejos en ciertas áreas.
- Cambio climático: Las alteraciones en los patrones de precipitación y temperatura pueden afectar la disponibilidad de alimentos y la adecuación de su hábitat.
Estatus de Conservación
El conejo ha sido clasificado como «Casi Amenazado» en la categoría global por la IUCN en 2008, debido al declive sustancial de sus poblaciones. Aunque anteriormente estaba catalogado como una especie de «Preocupación Menor», estudios recientes han demostrado la gravedad de la situación, especialmente en ciertas regiones de España. En algunas áreas, las poblaciones de conejo han disminuido hasta en un 90% desde la década de 1950, principalmente debido a las enfermedades y a la pérdida de hábitat.
En España, la especie está catalogada como «Vulnerable» bajo la clasificación de la IUCN de 2006, lo que subraya la necesidad de una gestión adecuada para su conservación. Sin embargo, también existe una controversia en torno al conejo, ya que en algunas áreas se considera una especie invasora y destructiva para la fauna local, mientras que en otras regiones, su conservación es vital para el equilibrio ecológico.
Las autoridades y conservacionistas continúan trabajando en medidas para proteger al conejo, tanto dentro de su distribución original como en las áreas donde se ha introducido, aunque los esfuerzos se ven complicados por las diversas presiones que enfrenta la especie.

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Referencias
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