Ficha técnica
Nombre Común | Roble Carballo |
– División | Angiospermas |
– Orden | Fagales |
– Familia | Fagaceae |
– Género | Quercus |
– Especie | Quercus robur |
– Altura | Hasta 40 m |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
El Quercus robur, conocido comúnmente como roble común o carballo, es una de las especies arbóreas más representativas de los bosques europeos. Este árbol puede alcanzar alturas impresionantes de hasta 40 metros, aunque la mayoría de los ejemplares se mantienen entre los 20 y 25 metros. Su copa, amplia y redondeada en los árboles aislados, se vuelve más cerrada y densa cuando crece en bosques espesos. La corteza del roble es pardo-grisácea, con grietas más pronunciadas en los ejemplares adultos, y sus ramas más viejas suelen presentar torsiones y cicatrices de ramillas.

Características
Las ramillas de Quercus robur tienen un color que varía del verde al pardo-rojizo, y son lisas, sin pelos. Sus yemas terminales, que se agrupan en pequeños racimos, están cubiertas por escamas enteras y ciliadas. El tronco de este roble es recto y robusto, con un diámetro notablemente grueso, especialmente en los ejemplares aislados. En su corteza se aprecian grietas longitudinales que se intensifican con la edad. La estructura del árbol es sólida, con ramas gruesas que se presentan algo tortuosas, y su corteza, de color grisáceo o blanquecino, se resquebraja conforme el roble envejece.
Hojas
Las hojas de Quercus robur son caducas, grandes, de forma aovada y de color verde oscuro en la parte superior, mientras que el envés es más pálido. El borde de las hojas presenta lóbulos poco profundos y redondeados, con una disposición alterna. Estos lóbulos son desiguales y no suelen superar los 6 a 12 cm de largo por 3 a 6 cm de ancho. En su base, es común encontrar una forma auriculada. La superficie de la hoja es completamente lisa, sin pelo en ninguna de sus caras, y está unida al árbol mediante un pecíolo corto que mide entre 2 y 7 mm.
Flores
La floración de Quercus robur ocurre en primavera, dando lugar a flores masculinas que se agrupan en amentos colgantes de color verde-amarillento. Estas flores pueden aparecer de forma solitaria o en grupos pequeños originados por las ramillas del año anterior. Aunque las flores del roble no son muy llamativas, son esenciales para la producción de sus frutos, las bellotas.
Fruto y semilla
El fruto de Quercus robur es la bellota, que madura en el otoño o principios del invierno. Las bellotas son alargadas y de forma oblonga, y se encuentran unidas a la rama mediante un pedúnculo largo, que en algunos casos supera los 10 cm. Este rasgo permite diferenciar al Quercus robur de otras especies cercanas, como el Quercus petraea. La bellota está cubierta por una caperuza de escamas casi planas, que le da un aspecto distintivo.

Hábitat
Quercus robur prefiere suelos profundos, frescos y ligeramente húmedos, con una marcada inclinación hacia terrenos de naturaleza silícea. Es capaz de crecer en una amplia gama de condiciones, desde vales profundos hasta laderas suaves, siempre que el clima sea húmedo y con poca incidencia de sequías estacionales. Se encuentra comúnmente en bosques mixtos, donde puede coexistir con otras especies como el melojo, la haya, el pino y el tilo. Además, es frecuente en áreas asociadas con hayedos o con otros tipos de robledales, especialmente los formados por Quercus petraea y Quercus pyrenaica. El roble común también es conocido por formar híbridos de forma natural con estas especies cercanas.
Aunque este árbol es resistente al frío, es más común en áreas con un clima oceánico, donde las precipitaciones son abundantes durante todo el año. Su rango altitudinal varía entre los 0 y 1400 metros, lo que le permite adaptarse a una amplia gama de paisajes y altitudes, desde las zonas costeras hasta los valles más altos.
Distribución
Quercus robur es una especie que se encuentra en la mayor parte de Europa, extendiéndose hasta las regiones de Asia occidental. En la Península Ibérica, su distribución se concentra principalmente en las zonas atlánticas, siendo más común en el norte de Portugal y en regiones como Galicia, Cantabria, Asturias, País Vasco y Navarra. También se encuentra en áreas del norte de León, La Rioja, Palencia, Huesca, Cataluña, Salamanca y Zamora. En algunos casos, existen ejemplares aislados en las montañas del interior, y la especie ha sido cultivada históricamente, como en la Casa de Campo de Madrid.
Aunque su presencia es rara en otras regiones del sur de la Península, Quercus robur sigue siendo una de las especies más representativas de los bosques atlánticos, donde se adapta perfectamente al clima húmedo y a los suelos fértiles que caracterizan a esta región.
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