Ficha técnica
Nombre Común | Roble Melojo o Rebollo |
– División | Angiospermas |
– Orden | Fagales |
– Familia | Fagaceae |
– Género | Quercus |
– Especie | Quercus pyrenaica |
– Altura | Hasta 30 m |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
El Quercus pyrenaica, conocido comúnmente como melojo, rebollo o roble negro, es un árbol caducifolio de gran presencia en la flora del oeste europeo. Puede alcanzar hasta 25 metros de altura, aunque en condiciones óptimas ha llegado a superar los 30 metros, especialmente cuando crece en suelos fértiles y con suficiente humedad. Su silueta columnar y su follaje verde claro en verano, que se transforma en un tono pardo marcescente durante el invierno, lo hacen destacar visualmente dentro de los bosques mixtos donde convive con especies como la encina o los pinares de alta montaña.
El melojo presenta una longevidad limitada y un crecimiento lento, pero se adapta bien a climas extremos gracias a su resistencia tanto a la sequía como a las heladas. En suelos pobres, suele desarrollarse como arbolillo. Una de sus principales fortalezas es su capacidad de rebrote desde la raíz, lo que da lugar a formaciones densas conocidas como rebollares, especialmente visibles tras podas destinadas a la producción de leña.
Su tronco, generalmente tortuoso e irregular, tiende a ramificarse desde la base. La corteza, inicialmente lisa y verde grisácea, se vuelve más oscura y agrietada con la edad. El sistema radicular es robusto, con raíces laterales superficiales que permiten la regeneración del árbol cuando se tala el tronco principal. Además, muestra una notable capacidad de hibridación con otras especies del género Quercus, como la encina, el quejigo o el alcornoque, lo que da lugar a individuos de características intermedias.

Características
Entre las peculiaridades que lo distinguen, destacan las agallas globosas que aparecen en sus ramas. Estas formaciones son el resultado de la interacción con una avispa que deposita sus huevos en los tejidos del árbol. Al desarrollarse la larva, se forma una estructura de color pardo, con pequeñas protuberancias a modo de corona y un orificio por donde emerge el insecto adulto. Estas agallas cumplen una función defensiva y han tenido usos tradicionales en la elaboración de tintes y como iniciadores de fuego.
Hojas
Las hojas del Quercus pyrenaica son caducas y frecuentemente marcescentes, lo que significa que pueden permanecer en el árbol una vez secas hasta la brotación primaveral. Tienen un pecíolo corto y un limbo profundamente lobulado, con incisiones que en algunos ejemplares casi alcanzan el nervio central. Están cubiertas de pelos estrellados, sobre todo en el envés, lo que les confiere un tono ceniciento distintivo y más claro que el haz. Este detalle es clave para diferenciarlas de otras especies de robles. Al nacer, las hojas presentan un tono carmesí o rosado que rápidamente vira al verde claro, para luego tornarse amarillentas o pardas en otoño.
Flores
El melojo es una especie monoica, es decir, produce flores masculinas y femeninas en la misma planta. Su floración tiene lugar en primavera. Las flores masculinas se agrupan en amentos colgantes, mientras que las femeninas, más discretas, nacen en las axilas de las hojas jóvenes. Aunque poco vistosas, estas flores cumplen un papel esencial en la reproducción de la especie.
Fruto y semilla
El fruto del Quercus pyrenaica es una bellota gruesa, de pedúnculo corto, que madura en otoño. Su pulpa es amarga, pero resulta útil como alimento para el ganado, especialmente en ecosistemas agroforestales. La producción de bellotas es fundamental para la regeneración del bosque, ya que, junto con el rebrote radicular, asegura la perpetuación de la especie incluso tras episodios de tala o incendios.

Hábitat
El Quercus pyrenaica se establece preferentemente en ambientes montañosos, sobre suelos silíceos derivados de granitos, gneises o pizarras, y rara vez en suelos calcáreos. Estos suelos deben mantener una cierta humedad, aunque el melojo tolera mejor la sequía que los robles típicos de climas más húmedos. La especie prospera en climas continentales, soportando tanto fuertes heladas invernales como veranos secos. Su rango altitudinal es amplio, pudiendo encontrarse desde menos de 400 metros hasta casi 2000 metros de altitud.
En las zonas más bajas comparte hábitat con especies como la encina o el quejigo, mientras que en altitudes medias y altas puede encontrarse con el haya en ambientes más húmedos, o con pinos de montaña en regiones elevadas. A menudo forma bosques puros, conocidos como melojares o rebollares, donde convive con arbustos como los piornos o las genistas, y plantas herbáceas como las peonías o el helecho común.
Distribución
El área de distribución del Quercus pyrenaica abarca una buena parte del suroeste de Europa y el norte de África. Se encuentra en Portugal, España, el sudoeste de Francia, algunas zonas del norte de Italia y en ciertas regiones montañosas de Marruecos. En la Península Ibérica alcanza su máxima expresión, siendo uno de los representantes más comunes del género Quercus.
Está especialmente presente en las montañas que rodean la meseta del Duero, incluyendo la Cordillera Cantábrica, el Sistema Central, el Sistema Ibérico y áreas montañosas del noreste de Portugal. También se encuentra, aunque de forma más dispersa, en los Montes de Toledo, Sierra Morena y algunas sierras béticas como Sierra Nevada. A pesar de su nombre científico, su presencia en los Pirineos es muy limitada, restringida a algunos puntos del Pirineo navarro.
Ecológicamente, el melojo se sitúa en un nicho intermedio entre especies más adaptadas a la sequía como la encina y el quejigo, y especies que requieren más humedad como los robles atlánticos. Esta flexibilidad lo convierte en una especie clave en la transición entre distintos tipos de bosques dentro del mosaico ecológico ibérico.
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