Ficha técnica
Nombre Común | Olivo |
– División | Angiospermas |
– Orden | Lamiales |
– Familia | Oleaceae |
– Género | Olea |
– Especie | O. europaea |
– Altura | Hasta 6 m (en forma de árbol), más grande en algunas variedades cultivadas |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
El olivo, conocido científicamente como Olea europaea, es una especie perennifolia que puede adoptar diferentes formas dependiendo de las condiciones ambientales y de manejo. Generalmente alcanza una altura máxima de 6 metros, aunque en ocasiones puede presentar un porte arbustivo o incluso de mata baja si es afectado por la actividad del ganado. El tronco es grueso, corto y con frecuencia presenta un aspecto retorcido, recubierto por una corteza grisácea característica.
Las ramas jóvenes son blanquecinas, especialmente en los ejemplares silvestres, conocidos como acebuches, y es común que terminen en una pequeña espina, un rasgo que los diferencia de las variedades cultivadas. Esta morfología robusta y adaptada es una de las razones por las que Olea europaea ha perdurado durante siglos en regiones de clima difícil.

Características
La estructura general del olivo destaca por su tronco nudoso, con formas irregulares que se acentúan con la edad. En ciertas regiones como Campania (Italia), la variedad ‘Pisciottana’ puede superar ampliamente la talla habitual, tanto en altura como en diámetro del tronco, llegando a formar ejemplares monumentales que superan los 15 metros. Su longevidad y resistencia lo convierten en uno de los árboles más emblemáticos del Mediterráneo.
Hojas
Las hojas de Olea europaea son simples, opuestas y cortamente pecioladas, con una textura coriácea que refleja su capacidad de adaptación a climas áridos. El haz es de un verde oscuro y brillante, mientras que el envés presenta un tono blanquecino o plateado, aportado por una densa capa de tricomas. Tienen una forma oblonga, y miden entre 4 y 10 cm de largo, con un ancho que varía entre 1 y 3 cm. Esta configuración no solo reduce la pérdida de agua, sino que también ayuda a reflejar la luz solar intensa típica de las zonas mediterráneas.
Flores
La floración del olivo se da en racimos que surgen en las axilas de las hojas, principalmente sobre ramas del año anterior. Las flores son pequeñas, de color amarillento o blanquecino, con una disposición compacta. Son hermafroditas, lo que significa que cada flor posee tanto los órganos femeninos como masculinos. Están compuestas por cuatro pétalos soldados en la base, dos estambres y un pistilo. Su discreta apariencia contrasta con su enorme importancia en el ciclo reproductivo del árbol, ya que de su polinización depende directamente la producción del fruto.
Fruto y semilla
El fruto de Olea europaea es una drupa, conocida comúnmente como aceituna o acebuchina en su forma silvestre. En su fase inicial es verde, volviéndose negra o púrpura al madurar. Las aceitunas silvestres suelen medir alrededor de 1 cm, mientras que en las variedades cultivadas pueden alcanzar entre 3 y 4 cm, con una pulpa más carnosa y sabrosa. En su interior contiene una semilla leñosa, conocida como hueso o pit, que protege al embrión y favorece su dispersión natural. La cosecha se realiza en distintas fases de maduración, dependiendo del uso final: ya sea para aceite de oliva o para consumo directo como aceituna de mesa.

Hábitat
Olea europaea prospera en ambientes típicamente mediterráneos, caracterizados por veranos calurosos y largos periodos de sequía, combinados con inviernos suaves. Aunque presenta una gran capacidad de adaptación, muestra cierta sensibilidad a las heladas intensas, lo que limita su presencia natural en regiones de clima más continental o montañoso. A pesar de ello, se trata de una especie muy rústica, que no presenta preferencias estrictas en cuanto a suelos, y puede crecer tanto en terrenos calcáreos como silíceos, secos o pedregosos.
En la vegetación mediterránea, el olivo silvestre suele formar parte del matorral esclerófilo, compartiendo espacio con especies como encinas, alcornoques, coscojas, lentiscos y palmitos, entre otros. Este contexto ecológico refleja la profunda integración de Olea europaea en los ecosistemas del sur de Europa y norte de África, donde actúa como un elemento estructural de la vegetación.

Distribución
La distribución original del acebuche, forma silvestre de Olea europaea, abarca los países del entorno mediterráneo, tanto del continente europeo como del norte de África y Asia occidental. Sin embargo, el cultivo milenario del olivo ha alterado profundamente su patrón de distribución natural. A lo largo de la historia, se han plantado olivos incluso en regiones alejadas de su hábitat ideal, especialmente por motivos culturales y religiosos. Un ejemplo notable es su uso para la producción de óleos litúrgicos, como los destinados a la extremaunción, lo que explica su presencia en lugares aparentemente ajenos a sus requerimientos ecológicos.
En la Península Ibérica, el olivo silvestre se encuentra sobre todo en la mitad sur, en zonas como Andalucía, Levante y la costa mediterránea, aunque su presencia se extiende hacia el norte a través del valle del Ebro, llegando hasta el País Vasco y, en menor medida, al sur de Galicia por la costa atlántica portuguesa. También está presente en las Islas Baleares, donde forma parte de la vegetación autóctona. Su integración en el paisaje mediterráneo lo convierte no solo en una especie de valor ecológico, sino también en un símbolo vegetal de la cultura de estas regiones.
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