La víbora áspid (Vipera aspis) es una de las serpientes venenosas más representativas de Europa occidental. De tamaño moderado y con un patrón de coloración variable, es una especie que habita principalmente en zonas montañosas y boscosas. Su presencia en la Península Ibérica se concentra en el nordeste, donde ocupa diversos ecosistemas, desde los Pirineos hasta áreas más bajas con condiciones favorables.
Ficha técnica
Nombre Común | Víbora áspid |
– Clase | Reptiles |
– Orden | Squamata |
– Familia | Viperidae |
– Género | Vipera |
– Especie | Vipera aspis |
– Tamaño | Hasta 80 cm |
– Longevidad | Hasta 18 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Características Físicas
Esta serpiente alcanza un tamaño medio de entre 60 y 70 cm de longitud, aunque algunos ejemplares pueden ser ligeramente más pequeños. Su cuerpo es robusto, con una cola corta y una cabeza triangular bien diferenciada del cuerpo.
Uno de los rasgos más distintivos de Vipera aspis es su hocico ligeramente levantado, aunque sin formar un apéndice evidente como en otras víboras. Sus ojos presentan una pupila vertical, un rasgo característico de las especies venenosas.
El patrón de coloración de la víbora áspid varía según la región y el individuo. Puede presentar un diseño de zigzag anguloso u ondulado, una línea vertebral con rayas transversales o un fondo uniforme con tonos que van desde el gris al pardo. Esta variabilidad cromática le proporciona un excelente camuflaje en su entorno natural.

Hábitat y Distribución
Distribución Geográfica en España
La víbora áspid se encuentra en el nordeste de la Península Ibérica, donde ocupa zonas montañosas y sus alrededores. Su distribución se concentra en los Pirineos, el sistema Ibérico septentrional y algunas áreas cercanas a la costa mediterránea.
Los principales núcleos de población se localizan en:
- Pirineos centro-occidentales, incluyendo el valle de Hecho y el Parque Nacional de Ordesa (Huesca).
- Sierra de la Demanda y montes de Urbión (entre Burgos y La Rioja).
- Montes Obarenes (Burgos).
- Barcelona (Montnegre) y otras zonas mediterráneas.
En su rango de distribución, esta especie coexiste con otras víboras, como Vipera seoanei, aunque su presencia se ve limitada en áreas de influencia atlántica.
Tipos de Hábitat
Vipera aspis es una especie termófila, lo que significa que prefiere entornos cálidos y soleados. Su hábitat ideal incluye:
- Bosques de frondosas, especialmente en zonas montañosas.
- Áreas rocosas y canchales con buena exposición al sol.
- Claros forestales y matorrales situados en las laderas de montañas.
- Bordes de caminos rurales y muros de piedra, donde encuentra refugio.
- Bosques de ribera y pequeños humedales, aunque con menor frecuencia.
En términos de altitud, puede encontrarse desde el nivel del mar hasta los 2.600 m en los Pirineos centrales y los 2.000 m en el sistema Ibérico, con registros en el macizo de Néouvielle (Pirineos franceses) a 2.900 m. Esta capacidad de adaptación le permite ocupar una amplia variedad de ecosistemas dentro de su área de distribución.

Alimentación
La dieta de Vipera aspis se basa principalmente en pequeños mamíferos, especialmente roedores, que constituyen su fuente principal de alimento en la edad adulta. También se alimenta de reptiles y aves, y en ciertas regiones de Suiza se ha registrado el consumo ocasional de anfibios.
Existe un cambio en la dieta según la edad. Los ejemplares jóvenes se especializan en la caza de reptiles, mientras que los adultos amplían su alimentación a mamíferos, aunque pueden complementar con otros grupos. No se han identificado diferencias en la alimentación entre machos y hembras, lo que indica que ambos sexos comparten el mismo nicho ecológico y compiten por los mismos recursos.

Reproducción
Esta especie sigue un sistema de apareamiento poligínico, en el que los machos compiten entre sí mediante combates ritualizados para ganar el derecho a copular con una hembra. Tras la cópula, los machos permanecen con la hembra un tiempo para evitar que otro rival se aparee con ella.
Vipera aspis es ovovivípara, lo que significa que los embriones se desarrollan dentro del cuerpo de la madre hasta el momento del parto, en lugar de depositar huevos en el ambiente.
Los machos pueden reproducirse dos veces al año, con una temporada principal en primavera y otra menor en otoño. En cambio, las hembras ovulan una vez al año, en junio, y pueden almacenar el esperma durante un tiempo antes de la fecundación. Los partos suelen ocurrir en septiembre, aunque dependiendo del clima y la altitud, pueden adelantarse a agosto o retrasarse hasta finales de octubre.
Cada hembra da a luz entre 3 y 10 crías vivas, que nacen completamente formadas y listas para desenvolverse por sí mismas. La madurez sexual se alcanza a los 4-5 años en machos y a los 4-6 años en hembras, cuando ambos sexos han alcanzado una longitud de 40-50 cm. A partir de ese momento, el crecimiento se ralentiza considerablemente. La longevidad máxima documentada es de 18 años.

Amenazas y Conservación
A nivel global y en España, Vipera aspis está clasificada como de «Preocupación menor» (LC), lo que significa que su población no enfrenta una amenaza inmediata de extinción. Sin embargo, en zonas bajas, la especie ha experimentado una disminución debido a varios factores ambientales y humanos.
Principales amenazas
- Destrucción y fragmentación del hábitat, especialmente por la expansión agrícola y la urbanización.
- Matanza directa por parte de humanos, debido a su reputación como serpiente venenosa.
- Modificación del ecosistema, con la pérdida de hábitats adecuados por cambios en el uso del suelo.
- Atropellos en carreteras, que afectan a las poblaciones en zonas con alta presencia de infraestructuras viales.
Medidas de conservación
Para garantizar la preservación de Vipera aspis, es fundamental aplicar estrategias que reduzcan la presión sobre sus poblaciones. Algunas medidas clave incluyen:
- Realizar estudios de campo en áreas rurales afectadas por la actividad humana.
- Evaluar el impacto del turismo en zonas donde la especie es vulnerable.
- Implementar medidas correctoras en proyectos de urbanización que afecten su hábitat.
Si bien la especie no enfrenta un peligro crítico, la conservación de sus hábitats y la sensibilización sobre su papel ecológico son clave para asegurar su permanencia en los ecosistemas donde habita.

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Referencias
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