La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) es una de las especies más reconocibles de reptiles que habitan en la región del Mediterráneo. Su capacidad para adaptarse a una amplia variedad de hábitats, desde zonas rocosas hasta construcciones humanas, la convierte en una especie muy exitosa. Este pequeño gecko, de costumbres nocturnas, es conocido por su aspecto peculiar y sus hábitos interesantes, que lo hacen un sujeto fascinante tanto para los aficionados a la fauna como para los biólogos. A lo largo de este artículo, exploraremos sus características físicas, distribución, hábitat y más, para conocer en profundidad a esta intrigante especie.
Ficha técnica
Nombre Común | Salamanquesa Común |
– Clase | Reptiles |
– Orden | Squamata |
– Familia | Phyllodactylidae |
– Género | Tarentola |
– Especie | T. mauritanica |
– Tamaño | Hasta 19 cm |
– Longevidad | Unos 4-5 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Características Físicas
La salamanquesa común es una especie robusta y de tamaño considerable en comparación con otras especies de geckos. Su longitud corporal puede llegar hasta los 86 mm, mientras que la longitud total, incluida la cola, puede alcanzar hasta 190 mm. La cola es una de sus características más distintivas, representando un 50% de su longitud total en adultos. En los recién nacidos, la cola constituye un porcentaje mayor, lo que refleja su importancia en el equilibrio de su cuerpo.
El cuerpo y la cabeza de la salamanquesa tienen una forma aplastada, lo que le permite desplazarse de manera eficiente por superficies verticales. Su piel está cubierta por pequeñas escamas poligonales en la parte superior de la cabeza, y los orificios nasales se encuentran entre las escamas supralabiales y nasales, lo que le da una apariencia bastante particular. Este reptil posee entre 10 y 11 escamas supralabiales, y la zona del mentón es grande, con submentales a cada lado.
En cuanto a su coloración, la parte superior de su cuerpo es de tonos grises o marrones con bandas transversales oscuras que le otorgan un camuflaje natural, permitiéndole pasar desapercibida entre las rocas o las estructuras. La parte inferior es más clara, con tonos blanquecinos o amarillentos. Esta coloración varía a lo largo del día, ya que tiende a oscurecerse durante las horas de luz y aclararse en la noche, un fenómeno que probablemente esté relacionado con su actividad nocturna.

Hábitat y Distribución
La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) tiene una distribución extensa en la región del Mediterráneo Occidental, con poblaciones que se extienden por países como Portugal y varias zonas de África. Además, ha logrado establecerse en lugares fuera de su área de distribución natural debido a las actividades humanas, como en algunas regiones del Mediterráneo Oriental y en América, donde fue introducida de manera accidental o deliberada.
Distribución Geográfica en España
En España, la salamanquesa común es una especie ampliamente distribuida, especialmente en las zonas centro, sur y este de la Península Ibérica. También se encuentra presente en todas las islas del archipiélago balear, donde fue introducida probablemente por la intervención humana. En áreas más al norte, como el cuadrante noroccidental, su presencia es más dispersa. A pesar de algunas menciones históricas en localidades como San Sebastián, investigaciones recientes no han confirmado su presencia en esas áreas.
En la costa mediterránea, su distribución es continua, con poblaciones localizadas en el Sistema Central, la Sierra de Cazorla y la región de La Mancha. Curiosamente, también se ha encontrado a más altitud en la Sierra Nevada, alcanzando altitudes de hasta 2.350 metros en la región del carril del Chullo, en Almería.
Tipos de Hábitat
La salamanquesa común tiene una notable capacidad para adaptarse a diferentes tipos de hábitats, lo que le permite prosperar tanto en entornos naturales como humanizados. Prefiere áreas cálidas y soleadas, por lo que se encuentra comúnmente en roquedos, troncos de árboles y estructuras humanas como casas, muros y bancales de piedra. A pesar de su afinidad por el calor y la luz, evita los bosques densos, favoreciendo zonas con menor cobertura arbórea, como los arbustales o los bosques de baja densidad.
La salamanquesa común ha desarrollado una relación estrecha con el ser humano, adaptándose a vivir en viviendas rurales, en pequeños pueblos e incluso en grandes ciudades. En estos hábitats humanizados, las construcciones ofrecen un refugio seguro y una fuente constante de insectos, que constituyen su dieta.
En zonas no humanizadas, se la puede encontrar en áreas cultivadas o en biotopos naturales de regiones como Andalucía y el Levante, donde la combinación de sol y refugios adecuados es ideal para su supervivencia. En algunas áreas costeras de la Península Ibérica y en las Islas Baleares, comparte hábitat con otras especies de geckos, como la salamanquesa costera (Hemidactylus turcicus), aunque no se han documentado interacciones agresivas entre ambas especies.

Alimentación
La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) es un insectívoro que se alimenta de una gran variedad de artrópodos. Su dieta incluye principalmente coleópteros, arácnidos, himenópteros, lepidópteros y larvas de insectos. Estos animales son una fuente esencial de nutrientes para la salamanquesa, y su habilidad para cazar una amplia gama de presas le permite adaptarse a diversos entornos.
La salamanquesa busca su alimento principalmente en el suelo, pero también tiene la capacidad de acechar insectos que son atraídos por las farolas en las noches. Se posiciona estratégicamente en muros o en otras superficies verticales para aprovechar el vuelo de los insectos y capturarlos de manera eficiente. Este comportamiento nocturno, conocido como alimentación crepuscular, es una característica habitual en la especie.

Reproducción
El ciclo reproductivo de la salamanquesa común comienza en la primavera y puede extenderse hasta el verano. Durante este período, los machos experimentan un aumento en la actividad testicular, que alcanza su pico en mayo. La cópula tiene lugar durante esta fase, y es habitual que el macho muerda a la hembra en el vientre como parte del proceso de cortejo.
La puesta de huevos ocurre en varios lugares protegidos, como bajo piedras, cortezas de árboles, tejas, o incluso en tapias y troncos. En hábitats favorables, es común que varios huevos de diferentes hembras se agrupen en un mismo sitio, con un rango de entre 5 y 57 huevos por lugar. Cada hembra puede realizar entre 1 y 3 puestas al año, aunque en condiciones de cautividad se ha observado que pueden llegar a realizar hasta 7 puestas.
Los huevos son de pequeño tamaño, y el período de incubación varía en función de la temperatura. A temperaturas más altas, como 32,5 ºC, el proceso de incubación puede durar alrededor de 44 días, mientras que a temperaturas más frescas, como 27,5 ºC, este período puede extenderse hasta 65-75 días. En algunas zonas como Huelva, los tiempos de incubación han sido registrados entre 55 y 98 días.
Una vez que los huevos eclosionan, los recién nacidos miden entre 40 y 58 mm de longitud total y comienzan a integrarse rápidamente en el entorno, donde aprenderán a cazar por su cuenta.
Amenazas y Conservación
La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) no está considerada una especie en peligro, y en general se clasifica como de preocupación menor dentro de los criterios de conservación aplicados en España. Su estrecha relación con el ser humano ha permitido que las poblaciones de esta especie se mantengan saludables y en expansión, ya que los hábitats humanizados, como las casas y edificaciones, ofrecen una gran cantidad de refugios y recursos alimenticios.
Sin embargo, como toda especie, enfrenta algunas amenazas que podrían afectar su bienestar y distribución. Entre las principales amenazas se incluyen:
- Perdida de hábitat: El avance de la urbanización y la construcción moderna podrían reducir la cantidad de refugios disponibles, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
- Muertes causadas por animales domésticos: A pesar de ser una especie adaptable, las salamanquesas comunes pueden ser atropelladas o atacadas por mascotas, como gatos y perros, lo que podría afectar sus poblaciones locales.
- Interacciones con especies invasoras: En lugares como las Islas Canarias, la introducción de la salamanquesa común puede generar competencia con especies endémicas de geckos, alterando los ecosistemas locales.
A pesar de estas amenazas, la especie continúa prosperando en muchas regiones, beneficiándose de su capacidad para adaptarse tanto a hábitats naturales como urbanos. La expansión hacia el centro peninsular parece estar favorecida por el crecimiento de las ciudades, que ofrecen microclimas adecuados y una abundante cantidad de refugios.
En conclusión, aunque la salamanquesa común no está en peligro inmediato, la gestión de los hábitats urbanos y la prevención de la introducción de especies invasoras son claves para asegurar que sus poblaciones sigan siendo sostenibles en el futuro.

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