La liebre del piornal, conocida científicamente como Lepus castroviejoi, es una especie endémica de la Cordillera Cantábrica que destaca por su rareza y distribución restringida. Considerada una joya de la fauna ibérica, esta liebre de montaña habita exclusivamente en un entorno natural muy específico, alejado de las zonas más alteradas por la actividad humana. A pesar de su importancia ecológica y su carácter exclusivo, sigue siendo una gran desconocida para el público general. Su presencia está ligada íntimamente al paisaje de alta montaña, donde desarrolla su vida entre matorrales, pastos y zonas boscosas, adaptada a condiciones de altitud y clima exigentes.
Ficha técnica
Nombre Común | Liebre del piornal |
– Clase | Mammalia (Mamíferos) |
– Orden | Lagomorpha |
– Familia | Leporidae |
– Género | Lepus |
– Especie | Lepus castroviejoi |
– Tamaño | Unos 50 cm |
– Peso | 2,5-3,5 kg |
– Longevidad | Desconocida |
– Estado de conservación | Vulnerable (VU) |
Características Físicas
La Lepus castroviejoi presenta un tamaño intermedio respecto a otras liebres europeas, situándose entre la liebre ibérica (Lepus granatensis) y la liebre europea (Lepus europaeus). Su longitud corporal ronda los 50 cm, con una cola de unos 8 o 9 cm y un peso que varía entre los 2,5 y los 3,5 kg, lo que la convierte en una liebre de dimensiones moderadas, bien adaptada al terreno montañoso donde habita.
El pelaje es pardo amarillento, con un contraste claro entre el dorso oscuro y el vientre blanco, que en esta especie se extiende más que en la liebre europea, llegando incluso a cubrir parte de las patas delanteras, aunque sin alcanzar la amplitud que presenta la liebre ibérica. Esta transición nítida entre las partes superior e inferior del cuerpo es una de las características más distintivas de la especie.
Otro rasgo fácilmente identificable es una franja clara en el rostro, que se extiende entre los ojos y la parte inferior de las mejillas, dándole un aspecto facial particular. Las orejas y patas mantienen proporciones similares a las de otras liebres del género Lepus, adaptadas a la carrera y a la vigilancia constante de posibles depredadores.

Hábitat y Distribución
La liebre del piornal es un claro ejemplo de especialización ecológica, ya que vive exclusivamente en un entorno muy delimitado, tanto geográfica como ecológicamente. Su presencia está ligada a ecosistemas de montaña con características muy concretas que no son fáciles de encontrar fuera de la Cordillera Cantábrica.
Distribución Geográfica en España
Esta especie es exclusiva del norte de la Península Ibérica y no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Su distribución abarca una estrecha franja de la Cordillera Cantábrica, con una longitud aproximada de 230 km y un ancho que varía entre 25 y 40 km. Ocupa el sur de Asturias, el suroeste de Cantabria, el norte de León, el norte de Palencia y una pequeña porción al este de Lugo.
Esta área se extiende desde la Sierra de los Ancares hasta la Sierra de Peña Labra, mostrando una distribución influida por la compleja orografía cantábrica: en la vertiente norte predominan los valles profundos, mientras que en el sur dominan los altiplanos y páramos. Esta diferencia de relieve determina los lugares exactos en los que la liebre puede establecerse.
Tipos de Hábitat
La Lepus castroviejoi vive en zonas de alta montaña que combinan distintos elementos del paisaje. Sus hábitats favoritos son áreas en las que pastizales abiertos se intercalan con matorrales densos, especialmente formaciones de piornos, brezos, aulagas y tojos, acompañados por pequeñas zonas de bosques caducifolios como hayedos (Fagus sylvatica), robledales (Quercus petraea) y abedulares (Betula celtiberica).
Estas zonas suelen situarse entre los 1.000 y 1.900 metros de altitud, lo que implica una exposición a condiciones climáticas rigurosas, con inviernos fríos y veranos relativamente suaves. La estructura de este ecosistema proporciona cobertura, alimento y refugio, factores esenciales para su supervivencia en un entorno tan exigente.

Alimentación
La dieta de la liebre del piornal está estrechamente relacionada con su entorno de alta montaña. Su alimentación se basa principalmente en gramíneas y otras plantas herbáceas, que encuentra en los pastizales montanos donde suele salir a alimentarse durante las horas nocturnas. La selección del alimento responde tanto a la disponibilidad estacional como a las condiciones microclimáticas del hábitat.
Tras incendios recientes o quemas controladas, la especie muestra una notable atracción por estas áreas regeneradas, donde consume con entusiasmo los brotes tiernos de hierbas y arbustos que rebrotan en estas zonas. Este comportamiento le permite aprovechar los recursos más nutritivos del entorno en un momento clave de regeneración vegetal.
Durante los veranos secos, cuando la vegetación de los pastizales pierde calidad nutritiva, la liebre se refugia en el interior de los matorrales de piorno, donde sigue encontrando vegetación herbácea, protegida del sol y algo más húmeda. Este tipo de adaptación alimentaria le permite mantener una dieta constante a lo largo del año, a pesar de las duras condiciones del entorno.
Reproducción
No existen estudios específicos sobre el comportamiento reproductor de Lepus castroviejoi, por lo que no se conoce con certeza el número de camadas al año, ni detalles sobre la gestación o el tamaño medio de las crías. Sin embargo, debido a su cercanía taxonómica con otras liebres ibéricas, se estima que su reproducción es similar a la de estas especies, aunque adaptada a las limitaciones ecológicas de la alta montaña cantábrica.
Es probable que el periodo reproductor sea más corto que en liebres de zonas más templadas, debido a que las condiciones climáticas en la Cordillera Cantábrica reducen el margen estacional para la cría. En ausencia de datos concluyentes, cualquier afirmación más detallada requeriría estudios específicos sobre esta especie concreta.

Amenazas y Conservación
La Lepus castroviejoi se encuentra catalogada como especie «Vulnerable» tanto en la Lista Roja de la UICN (2008) como en la Lista Roja nacional de España (2007). La ausencia de datos precisos sobre el tamaño global de su población dificulta una evaluación completa, aunque las estimaciones en zonas como la Reserva de Caza de Somiedo (Asturias) indican densidades que varían entre 9 y 23 individuos por kilómetro cuadrado, según el estado de conservación del hábitat.
Algunas poblaciones periféricas están mostrando una tendencia regresiva o incluso signos de desaparición local, como en la Sierra de Peña Labra (Cantabria) o la Sierra del Aramo (Asturias), lo que refuerza la necesidad urgente de medidas de conservación eficaces.
Principales amenazas
- Fragmentación y pérdida del hábitat, provocadas por el abandono de la ganadería tradicional, lo que favorece el crecimiento descontrolado de matorrales y reduce la calidad del ecosistema.
- Plantaciones forestales no autóctonas, especialmente de pinos, que alteran la estructura del paisaje y eliminan hábitats favorables.
- Quemas recurrentes sin gestión ecológica adecuada, que destruyen el mosaico natural que la especie necesita para refugiarse y alimentarse.
- Presión cinegética, aunque en muchas zonas está vedada, sigue siendo una especie cinegética en algunas regiones, lo que puede comprometer su conservación si no se controla adecuadamente.
- Furtivismo, una amenaza constante en áreas poco vigiladas.
Medidas de conservación
Actualmente, la liebre del piornal está vedada en Asturias, Galicia y Cantabria, y su caza está permitida de forma muy restringida en algunas zonas de Castilla y León. Sin embargo, expertos consideran que debería prohibirse su caza en toda su área de distribución hasta contar con datos poblacionales más completos.
Las principales acciones para su conservación pasan por:
- Recuperar y mantener el mosaico de hábitats de montaña, favoreciendo la coexistencia de pastizales y matorrales.
- Fomentar prácticas de ganadería extensiva tradicional, que ayudan a conservar los pastizales de forma sostenible.
- Crear corredores ecológicos que conecten las distintas metapoblaciones, permitiendo el flujo genético y aumentando la resiliencia de la especie frente a la fragmentación del hábitat.
La protección eficaz de esta especie depende, en última instancia, del equilibrio entre la conservación del paisaje cantábrico y el mantenimiento de los usos tradicionales que han modelado este entorno durante siglos.
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Referencias
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