Ficha técnica
Nombre Común | Pino piñonero |
– División | Gimnospermas |
– Orden | Pinales |
– Familia | Pinaceae |
– Género | Pinus |
– Especie | Pinus pinea |
– Altura | De 15 a 30 metros |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
Pinus pinea, conocido comúnmente como pino piñonero, es un árbol emblemático de la flora mediterránea, inconfundible por su imponente porte y su copa característica en forma de sombrilla. Aunque puede alcanzar hasta 30 metros de altura, es más frecuente encontrar ejemplares que oscilan entre los 12 y 20 metros. En su etapa adulta, el tronco se presenta limpio de ramas en su parte baja, ramificándose solo en la parte superior para formar una copa ancha, globosa y más extendida que alta, lo que le confiere una silueta muy reconocible incluso a grandes distancias.
La corteza varía con la edad del árbol: en los ejemplares más gruesos, presenta profundas grietas longitudinales que separan placas de color pardo rojizo u oscuro, mientras que en ramas más delgadas (de hasta 10 cm de grosor), se vuelve lisa y adquiere tonos grisáceos o pardo-grisáceos.

Características
Este árbol es una conífera perenne, lo que significa que mantiene sus hojas durante todo el año. Desde joven, su crecimiento sigue una estructura ordenada que culmina en una copa muy regular y simétrica, abierta por ramas de similar grosor. Su forma cambia con la edad: mientras que en la juventud muestra un aspecto globoso, en la madurez se transforma en una amplia sombrilla, a menudo de hasta ocho metros de diámetro.
Pinus pinea prefiere los suelos sueltos y arenosos, aunque demuestra una notable adaptabilidad, siendo capaz de prosperar también en suelos podzólicos, latosoles e incluso en suelos pardo-rojizos.
Hojas
Las hojas de este pino están representadas por largas acículas agrupadas en pares. Su longitud oscila generalmente entre 10 y 15 cm, aunque pueden alcanzar los 20 cm. Son flexibles, lo que les permite resistir la acción del viento y la desecación, factores comunes en su hábitat mediterráneo. Su coloración verde intenso y su disposición contribuyen al carácter ornamental del árbol.
Flores
La floración se produce en primavera. Los conos masculinos, de color amarillo brillante, aparecen en gran número agrupados en la base de las ramas jóvenes y miden entre 1 y 1,5 cm. Son muy llamativos. En cambio, los conos femeninos, mucho menos evidentes, se asemejan a diminutas piñas de apenas 6 mm y pueden presentar tonalidades amarillas o púrpuras. Tras la fecundación, inician un lento proceso de desarrollo que dura tres años, período tras el cual maduran completamente.
Fruto y semilla
El fruto de Pinus pinea es una piña ovoidea o globosa, de tamaño considerable, con una longitud de entre 8 y 15 cm y un ancho de 6 a 10 cm. Su color varía del verde intenso al pardo oscuro conforme madura. Las escamas presentan una textura rugosa con una apófisis poligonal, cóncava o piramidal, y un ombligo central ancho, aunque no saliente ni espinoso.
Una vez maduras, las piñas se abren lentamente manteniendo su forma original. En la parte superior de cada escama se encuentran dos cavidades que alojan las semillas: los conocidos piñones, de 1,5 a 2 cm de longitud, cubiertos por una cáscara leñosa oscura que suele estar impregnada de un fino polvo negruzco. Poseen un ala muy corta que se desprende con facilidad. Las piñas, tras caer al suelo, se descomponen rápidamente para liberar las semillas. En la Península Ibérica, su recolección se realiza tradicionalmente entre noviembre y enero, cuando los frutos están en su punto óptimo.

Hábitat
Pinus pinea es una especie perfectamente adaptada al clima mediterráneo, caracterizado por veranos largos y secos e inviernos templados o ligeramente fríos. Se desarrolla desde el nivel del mar hasta aproximadamente 1000–1200 metros de altitud, ocupando preferentemente zonas abiertas y soleadas.
Es un árbol de carácter heliófilo, lo que significa que requiere abundante luz solar para crecer de forma óptima. Tiene una alta tolerancia a la sequía estival, al igual que a los suelos pobres en humedad, e incluso puede desarrollarse en suelos con un cierto contenido en cal o yeso. Sin embargo, no soporta bien las heladas severas ni los climas excesivamente fríos y húmedos.
Esta conífera forma parte de comunidades vegetales propias del bosque mediterráneo, especialmente de la Pinetea halepensis, una comunidad que reúne diversas especies de pinos adaptadas a condiciones similares. Su capacidad para crecer en una variedad de suelos y su resistencia a la aridez hacen de Pinus pinea una especie clave en la cobertura forestal de muchas zonas degradadas.
Distribución
La distribución de Pinus pinea abarca prácticamente toda la cuenca del Mediterráneo, desde el suroeste de Europa hasta el norte de África. Aunque en algún momento se puso en duda su carácter autóctono, hoy se considera una especie natural de la región, como lo demuestran numerosos hallazgos arqueológicos de piñas, piñones y restos carbonizados en yacimientos de lugares como Cádiz, Málaga, Granada, Badajoz, Alicante, Valladolid y otras zonas de España.
Su rango actual se extiende por las siguientes ecorregiones:
- Península Ibérica: Presente de forma predominante en el centro y sur, especialmente en la Meseta Central y el Valle del Guadalquivir.
- Francia e Italia: Representado en los bosques esclerófilos mediterráneos del sur.
- Islas del Mediterráneo occidental: Incluyendo Sicilia, Cerdeña y zonas del Tirreno y el Adriático.
- Costa oriental del Adriático: Desde Croacia hasta Albania, en zonas de clima seco.
- Turquía occidental y la región del Egeo.
Durante épocas climáticas más húmedas, su distribución también abarcó amplias zonas del Magreb y el norte de África, aunque hoy su presencia en esas regiones se ha reducido.
En la Comunidad de Madrid, uno de los mejores ejemplos de bosque natural de pino piñonero se localiza en el entorno del Embalse de San Juan, donde crecen ejemplares maduros junto a otras especies mediterráneas, conformando un entorno forestal rico y diverso.
Esta distribución refleja la gran plasticidad ecológica del pino piñonero, una especie que ha acompañado al ser humano desde tiempos remotos y que continúa desempeñando un papel fundamental en la vegetación mediterránea actual.
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