Ficha técnica
Nombre Común | Sabina albar |
– División | Gimnospermas |
– Orden | Cupressales |
– Familia | Cupressaceae |
– Género | Juniperus |
– Especie | Juniperus thurifera |
– Altura | Hasta 20 metros |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
El Juniperus thurifera, conocido comúnmente como sabina albar, es un árbol perenne de tamaño mediano que rara vez supera los 12 metros de altura, aunque en condiciones favorables puede alcanzar hasta 20 metros. Su aspecto varía considerablemente: desde formas globosas o columnadas hasta ejemplares con ramas irregulares, más comunes en ambientes abiertos o afectados por condiciones adversas. A cierta distancia, su porte aparece como oscuro y denso, especialmente en los individuos masculinos, que desarrollan una copa más tupida.
La corteza, de tono grisáceo a ceniza clara, presenta un aspecto rugoso y fibroso, con grietas longitudinales que se abren en tiras, confiriendo al tronco un carácter visual muy característico. En ejemplares bien desarrollados, el tronco puede ser cilíndrico y recto, aunque lo habitual es que adopte formas tortuosas, ramificándose incluso desde la base, lo que refuerza su capacidad de adaptación a entornos difíciles.

Características
Se trata de una especie siempreverde, de ramillas ásperas al tacto, cubiertas por hojas que recubren completamente los tallos, haciendo que estos sean invisibles a simple vista. La copa, de un verde intenso, puede presentarse cónica u ovalada en árboles jóvenes o sanos, mientras que en ejemplares viejos, desmochados o en ambientes extremos, adquiere formas asimétricas y aplanadas.
El Juniperus thurifera es dioico, es decir, existen ejemplares masculinos y femeninos separados, aunque de manera excepcional pueden aparecer árboles monoicos. Este rasgo tiene implicaciones ecológicas importantes, ya que influye en su forma de dispersión y polinización.
Hojas
Las hojas son de tipo escuamiforme, de disposición opuesta, y cubren por completo las ramillas. Su forma es romboidal, con una pequeña punta divergente ligeramente separada del tallo, lo que les da un aspecto áspero. En los brotes jóvenes o rebrotes, pueden aparecer hojas aciculares y punzantes, semejantes a las del enebro, pero más pequeñas y también opuestas. Este dimorfismo foliar es una característica típica de la especie en sus primeras fases de crecimiento o tras una poda o perturbación.
Flores
Las flores de J. thurifera son pequeñas y poco vistosas, lo que dificulta su identificación a simple vista. Las masculinas tienen forma globosa y son de un color amarillo claro; al llegar la época de polinización, liberan grandes cantidades de polen, que el viento se encarga de dispersar con tanta intensidad que en algunos lugares se describe como si brotara humo del árbol, fenómeno conocido localmente como «cierna». Las flores femeninas, por su parte, son menos perceptibles y de tonalidades verdosas parduscas.
La floración comienza a partir de febrero, y da lugar a una fecundación que no culmina inmediatamente en fruto, ya que el desarrollo del mismo se extiende durante dos años. Además, se trata de una especie vecera, es decir, no fructifica todos los años con la misma intensidad.
Fruto y semilla
Una vez fecundadas, las flores femeninas generan una infrutescencia conocida como gálbulo o arcéstida, de forma esférica y apariencia similar a una baya. Al inicio es verde, pasa a tonos rojizos y finalmente adquiere un color azul oscuro o morado casi negro cuando alcanza la madurez, hacia finales del otoño del segundo año. Estos gálbulos miden entre 7 y 8 mm de diámetro, y en su interior se desarrollan de una a tres semillas, aunque en ocasiones pueden contener más.
Los frutos maduros son un alimento importante para varias especies de aves, especialmente zorzales y mirlos (Turdus spp.), que contribuyen a la dispersión de sus semillas, un mecanismo esencial para la regeneración natural del sabinar.

Hábitat
El Juniperus thurifera se ha adaptado a entornos extremos y poco hospitalarios, destacando por su resistencia a condiciones climáticas severas. Habita preferentemente en altitudes comprendidas entre los 700 y los 1800 metros, aunque puede encontrarse desde los 140 metros en Zaragoza hasta más de 3000 metros en Marruecos.
Prefiere suelos calcáreos, pero también puede instalarse en substratos silíceos e incluso yesosos, algo poco común en especies arbóreas. Tiene un sistema radicular potente, capaz de anclarse en terrenos pedregosos y lapiaces, donde otros árboles no logran establecerse.
Esta sabina es especialmente tolerante a la aridez, soportando veranos con temperaturas superiores a los 40 °C y inviernos donde se alcanzan los -25 °C. Es capaz de sobrevivir a años con una precipitación mínima, incluso inferior a medio litro por metro cuadrado, y que además se concentra fuera del periodo vegetativo. Esta plasticidad ecológica le permite prosperar en una amplia gama de ambientes, desde zonas montañosas hasta parameras y altiplanos.

Distribución
La distribución del Juniperus thurifera abarca el sudoeste de Europa y el noroeste de África. Se encuentra presente en España, Francia, Marruecos y llega hasta las estribaciones occidentales de Argelia.
En la península ibérica se extiende desde la Cordillera Cantábrica, pasando por el norte de Castilla, hasta alcanzar su máxima representación en el Sistema Ibérico. Las parameras de Burgos, Soria, Guadalajara, Cuenca y Teruel albergan algunas de las mayores sabinas del continente europeo. También ocupa espacios en el valle del Ebro, así como zonas de Albacete, Ciudad Real y enclaves aislados en Jaén, Granada y Almería.
En Marruecos se localiza en áreas montañosas del Atlas, donde puede encontrarse incluso por encima de los 3000 metros de altitud, confirmando su notable capacidad de adaptación. Esta distribución refleja un patrón discontinuo, condicionado por factores edáficos, climáticos y de presión antrópica a lo largo del tiempo.
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