El verdecillo (Serinus serinus) es el más pequeño de los fringílidos europeos, una familia de aves conocida por su canto melodioso y su adaptación a diversos entornos. A pesar de su tamaño reducido, este pájaro es fácil de identificar por su plumaje verde-amarillento y su carácter inquieto. Se distribuye principalmente en el área mediterránea, aunque su presencia se extiende hasta el norte de Europa durante la temporada de cría. Su capacidad para adaptarse a hábitats creados por el ser humano, como parques y jardines, ha favorecido su expansión en las últimas décadas.
Ficha técnica
Nombre Común | Verdecillo |
– Clase | Aves |
– Orden | Passeriformes |
– Familia | Fringillidae |
– Género | Serinus |
– Especie | S. serinus |
– Tamaño | 11-12 cm |
– Envergadura | 18-20 cm |
– Peso | 10-15 g |
– Longevidad | 2-3 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
El verdecillo mide entre 11 y 12 cm de longitud, lo que lo convierte en uno de los fringílidos más pequeños. Es un pariente cercano del canario, con el que comparte rasgos físicos y de comportamiento.
Presenta un notable dimorfismo sexual. Los machos tienen un plumaje verdoso con estrías oscuras en el dorso, las alas y la cola. En la cabeza, el pecho y el obispillo predominan los tonos amarillentos, más intensos en la época de cría. Las hembras, en cambio, son más discretas, con un plumaje pardusco y un pecho grisáceo, sin las tonalidades brillantes que caracterizan a los machos.
Además, esta especie tiene un pico corto y cónico, adaptado para alimentarse de semillas. Sus patas son finas, pero fuertes, lo que le permite posarse con facilidad en ramas delgadas mientras busca alimento.

Hábitat y Distribución
El verdecillo es una especie típica del entorno mediterráneo, aunque su distribución abarca una amplia zona geográfica. Se encuentra en los países que rodean el mar Mediterráneo, incluyendo la península Ibérica, el norte de África y la península de Anatolia. También se extiende hacia el centro y norte de Europa, donde cría en primavera y verano antes de migrar al sur en invierno.
Su éxito como especie se debe, en parte, a su capacidad para colonizar zonas arboladas creadas por el ser humano, como parques y jardines urbanos, donde encuentra alimento y refugio.
Distribución Geográfica en España
En España, el verdecillo es una especie abundante y está presente en toda la península, con excepción de las zonas de alta montaña por encima de 1.900-2.000 metros y los espacios abiertos sin árboles. También habita en las Islas Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Prefiere entornos mediterráneos, pero también se encuentra en campiñas del norte de la península, dentro de la región Eurosiberiana. Se le observa con frecuencia en bordes de bosques, áreas de cultivo con árboles dispersos, parques y jardines urbanos. Durante el invierno, algunas poblaciones locales migran hacia el sur de España o el norte de África, mientras que individuos procedentes de Centroeuropa llegan al país para pasar la temporada fría.
Tipos de Hábitat
El verdecillo selecciona hábitats que combinan vegetación arbórea y espacios abiertos. Suele nidificar en bordes de bosques, huertos, parques y jardines, evitando los bosques densos. Es común en repoblaciones forestales y en áreas semiabiertas con árboles dispersos.
Durante el invierno, cambia ligeramente sus preferencias y se desplaza a paisajes rurales mediterráneos, donde encuentra refugio en setos, campos de cultivo con vegetación baja y zonas con matorral disperso. Esta flexibilidad en la elección de hábitat ha permitido que su población se mantenga estable a lo largo del tiempo.
Alimentación
El verdecillo es un ave principalmente granívora, con una dieta basada en semillas y frutos de plantas anuales, árboles y arbustos. Su pequeño pico cónico está especialmente adaptado para romper y extraer semillas con facilidad.
Sin embargo, su alimentación varía en función de la época del año. Durante la cría de los polluelos, complementa su dieta con invertebrados, como pequeños insectos y arañas, que aportan un extra de proteínas necesarias para el desarrollo de las crías. Esta estrategia alimenticia aumenta la tasa de supervivencia de los polluelos en sus primeras semanas de vida.

Reproducción
Celo y Apareamiento
El ciclo reproductivo del verdecillo comienza entre enero y febrero, alcanzando su punto álgido entre marzo y junio. Durante esta etapa, los machos realizan un peculiar vuelo de cortejo, caracterizado por giros y movimientos ondulantes en el aire, similares al vuelo de una mariposa. Este despliegue acrobático tiene como objetivo atraer a las hembras y demostrar su vigor.
El periodo prenupcial, en el que los individuos se preparan para la reproducción, ocurre entre marzo y abril, mientras que el posnupcial, cuando las parejas reproductoras finalizan su ciclo y algunos individuos inician movimientos migratorios, tiene lugar entre octubre y noviembre.
Nidificación, Eclosión y Cría
El nido es construido en horquillas de árboles o arbustos, utilizando materiales como hierbas secas, telas de araña, líquenes e incluso pelo humano. Su estructura compacta y bien camuflada proporciona seguridad frente a depredadores.
La hembra pone entre 4 y 5 huevos, que incuba durante aproximadamente 13 días. La eclosión se produce entre abril y junio, momento en el que los polluelos nacen indefensos y dependen completamente de sus padres para alimentarse y resguardarse. Durante las primeras semanas, son alimentados con una mezcla de semillas blandas e invertebrados hasta que desarrollan la capacidad de buscar alimento por sí mismos.

Amenazas y Conservación
A pesar de ser una especie abundante y adaptable, el verdecillo enfrenta ciertas amenazas que podrían afectar sus poblaciones en el futuro. La destrucción del hábitat es el principal peligro, ya que depende de zonas con vegetación arbórea dispersa para nidificar y alimentarse.
Principales amenazas
- Pérdida de hábitat debido a la eliminación de setos, olivares y dehesas.
- Desaparición de ecosistemas de ribera, esenciales para su reproducción.
- Captura para su uso como ave de jaula, aunque en menor medida que en otras especies de fringílidos.
A pesar de estos riesgos, su capacidad de adaptación a entornos humanizados, como parques y jardines urbanos, ha permitido que sus poblaciones se mantengan estables. No obstante, la conservación de espacios naturales con vegetación variada sigue siendo fundamental para garantizar el futuro de la especie.

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Referencias
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