El topillo nival (Chionomys nivalis) es una de las especies de mamíferos más características de las altas montañas de Europa y el oeste de Asia. Este pequeño roedor es conocido por su capacidad para adaptarse a entornos montañosos extremos, lo que lo convierte en un animal fascinante para estudiar. A lo largo de su distribución geográfica, este topillo se encuentra en zonas rocosas y agrestes, donde ha desarrollado características físicas y comportamientos específicos para sobrevivir en estas condiciones severas. A pesar de ser una especie adaptada a ambientes difíciles, el topillo nival enfrenta desafíos relacionados con la pérdida de hábitat y el cambio climático, lo que hace aún más importante conocer su biología y conservación.
Ficha técnica
Nombre Común | Topillo Nival |
– Clase | Mammalia (Mamíferos) |
– Orden | Rodentia |
– Familia | Cricetidae |
– Género | Chionomys |
– Especie | Chionomys nivalis |
– Tamaño | 9-14 cm |
– Peso | 35-70 g |
– Longevidad | 12-13 meses |
– Estado de conservación | Casi Amenazada (NT) |
Características Físicas
El topillo nival es uno de los roedores arvicolinos ibéricos de mayor tamaño. Su cuerpo alcanza una longitud de entre 90 y 140 mm, con una cola que puede medir entre 45 y 74 mm. Su peso oscila entre los 35 y 70 gramos, lo que lo sitúa como una especie de tamaño considerable dentro de su grupo. Su pelaje es predominantemente grisáceo, con matices pardos en los ejemplares adultos, mientras que los juveniles y subadultos suelen tener un tono más claro y sin los reflejos pardo-amarillentos. En la zona ventral, el color blanco predomina, aunque a veces se pueden observar tonos grisáceos suaves.
Una de las características más destacadas de este roedor es la proporción de su cola, que es relativamente más larga en comparación con otros topillos ibéricos. De hecho, la longitud de la cola puede ser igual o incluso superior al 50% de la longitud del cuerpo más la cabeza. Esto es un rasgo distintivo que, junto con la longitud de sus vibrisas (bigotes), señala su naturaleza rupícola, adaptada a moverse entre las piedras y las rocas de las zonas montañosas.
El cráneo del topillo nival es alargado, con una ligera depresión en los huesos frontales, lo que le permite una anatomía especial para moverse y alimentarse en su entorno rocoso. Al igual que otros roedores, sus dientes tienen crecimiento continuo y raíces abiertas, lo que facilita su alimentación en ambientes donde los recursos vegetales pueden ser escasos.

Hábitat y Distribución
El topillo nival se encuentra en regiones montañosas que abarcan desde el suroeste de Europa hasta el sureste de Asia, en lugares de alta altitud donde las temperaturas son frías y las rocas predominan en el paisaje. En Europa, su distribución se concentra en grandes macizos montañosos como los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes, el Cáucaso y las Montañas Tatra. En la Península Ibérica, este roedor se encuentra en las principales cadenas montañosas, aunque su presencia no ha sido confirmada en Portugal. En el noreste de España, el topillo nival ocupa áreas como los Pirineos, llegando incluso a las cercanías de Setcases (Gerona). También está presente en el norte de la península, en las montañas de Lugo, la Sierra de los Ancares, los Picos de Europa, la Cornisa Cantábrica y el País Vasco.
En el sur, el topillo nival se encuentra en las sierras de Gredos, Guadarrama, Sierra Cebollera y Sierra Nevada. Es una especie que habita principalmente altitudes elevadas, entre los 1.000 y 2.600 metros, donde las acumulaciones de rocas y piedras son frecuentes, lo que facilita su supervivencia. Sin embargo, es muy rara a altitudes menores, como en algunos puntos de Ramales de la Victoria, donde se encuentra a solo 250 metros sobre el nivel del mar.
Distribución Geográfica en España
En la Península Ibérica, se han identificado cuatro subespecies de Chionomys nivalis, aunque no todas son universalmente reconocidas. Estas subespecies son:
- Ch. n. nivalis: Presente en la Cordillera Cantábrica.
- Ch. n. aquitanicus: Habita en los Pirineos.
- Ch. n. abulensis: Se encuentra en el Sistema Central.
- Ch. n. nevadensis: Está localizada en Sierra Nevada.
Cada una de estas subespecies presenta pequeñas variaciones en sus características físicas y comportamentales, pero todas comparten una adaptación a las duras condiciones de vida en las altas montañas.
Tipos de Hábitat
El topillo nival es una especie que se ha adaptado perfectamente a un tipo de hábitat muy específico: zonas rocosas estables. Su presencia está fuertemente asociada a biotopos de alta montaña, donde las acumulaciones de piedras y rocas proporcionan refugio y lugares de actividad. Prefiere las áreas donde las rocas son medianas o grandes, y su uso de zonas arbustivas y boscosas es mucho menor. La pedriza y los canchales estables son, por lo tanto, los principales factores que condicionan su distribución, ya que le permiten moverse con facilidad y encontrar alimento en su entorno natural.
A lo largo de las glaciaciones del Pleistoceno, las poblaciones de Chionomys nivalis se expandieron, pero con el paso del tiempo, quedaron restringidas a pequeños núcleos en biotopos concretos de las regiones montañosas. Así, a pesar de su capacidad para adaptarse a su entorno rocoso, su presencia está cada vez más restringida a las elevadas altitudes que le permiten sobrevivir.

Alimentación
El topillo nival es un roedor herbívoro que se adapta a las restricciones alimentarias de las regiones montañosas que habita. Su dieta se compone principalmente de partes verdes de plantas, como tallos, bulbos, semillas, flores y frutos. Entre las especies vegetales que consume, se encuentran Sempervivum, Saxifraga, Rumex, Senecio, Valeriana y Dryas, que forman una parte importante de su alimentación. Además de su dieta vegetal, el topillo nival complementa su alimentación con insectos y, ocasionalmente, pequeños vertebrados, como juveniles de lagartijas serranas y crías de otros micromamíferos, como el ratón de campo (Apodemus sylvaticus).
En invierno, cuando los recursos vegetales pueden ser más escasos, el topillo nival almacena alimento en su refugio para garantizar su supervivencia durante los meses más fríos. Esta estrategia de almacenamiento le permite hacer frente a las duras condiciones invernales, cuando la disponibilidad de comida es más limitada.

Reproducción
La reproducción del topillo nival es relativamente tardía en comparación con otros topillos. El ciclo reproductivo es estacional y suele tener lugar en un solo período durante el año, que va desde el deshielo en mayo hasta finales de agosto o principios de septiembre. Este comportamiento reproductivo está adaptado a las duras condiciones de su hábitat de alta montaña. En Sierra de Guadarrama, por ejemplo, los períodos reproductivos duran aproximadamente 15 semanas.
El tamaño de las camadas del topillo nival varía entre tres y cinco crías, siendo tres el número más frecuente. Las hembras pueden llegar a tener dos camadas por año, con una gestación que dura aproximadamente 21 días. En términos de comportamiento, los análisis morfológicos sugieren que el sistema de apareamiento de esta especie es promiscuo, lo que significa que tanto los machos como las hembras pueden aparearse con varios individuos.
El topillo nival muestra una alta tasa de supervivencia juvenil, especialmente durante el invierno, lo que es clave para el mantenimiento de la población en ambientes tan extremos. Esto se debe, en parte, a las condiciones específicas de su hábitat que proporcionan refugio y recursos suficientes para las crías nacidas en primavera y verano.

Amenazas y Conservación
A pesar de ser una especie bastante adaptable, el topillo nival enfrenta varias amenazas que afectan a su población y a su distribución. Entre las principales amenazas se encuentran:
- Pocas colonias y escasa conectividad genética: La falta de flujo genético debido a la poca interacción entre colonias puede llevar a una disminución de la diversidad genética, lo que pone en riesgo la salud de la población a largo plazo.
- Actividades humanas en zonas de alta montaña: El turismo y las actividades recreativas en áreas de alta montaña pueden alterar el hábitat del topillo nival, afectando negativamente a sus poblaciones.
- Presencia de depredadores oportunistas: Los perros, zorros y gatos asociados a las actividades humanas son una amenaza importante para el topillo nival, especialmente en zonas cercanas a áreas habitadas.
- Cambio climático: El cambio climático y la alteración de los hábitats naturales pueden provocar la desaparición de las áreas rocosas que son esenciales para la supervivencia de esta especie.
En cuanto al estatus de conservación, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) clasifica al topillo nival como «Preocupación Menor» a nivel global, pero en España, se le considera «Casi Amenazado» debido a su distribución restringida y las amenazas a las que se enfrenta. En diversas comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha y Extremadura, está catalogado como especie de «Interés Especial» o «Vulnerable». Además, está incluido en el Convenio de Berna en el Anexo III, lo que significa que está protegido en varias áreas de Europa.
Aunque muchas de las poblaciones de topillo nival están ubicadas dentro de áreas protegidas, no existen medidas de conservación específicas para la especie. La protección de sus hábitats y la implementación de políticas de conservación centradas en el manejo adecuado de las zonas montañosas podrían ser fundamentales para asegurar su supervivencia a largo plazo.
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