El petirrojo, conocido científicamente como Erithacus rubecula, es una de las aves más queridas y reconocidas de Europa. Este pequeño pájaro, con su característico pecho naranja y su actitud curiosa, se ha ganado el corazón de muchas personas a lo largo de los siglos. A menudo asociado con el invierno y las fiestas navideñas, el petirrojo también desempeña un papel crucial en los ecosistemas donde habita. Además de su apariencia distintiva, el Erithacus rubecula posee una biología fascinante que lo convierte en un ave destacada en el mundo natural.
Ficha técnica
Nombre Común | Petirrojo |
– Clase | Aves |
– Orden | Passeriformes |
– Familia | Muscicapidae |
– Género | Erithacus |
– Especie | E. rubecula |
– Tamaño | 12-14 cm |
– Envergadura | 20-22 cm |
– Peso | 16-22 g |
– Longevidad | Unos 2 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
El petirrojo adulto es un pájaro pequeño, midiendo entre 12 y 14 cm de largo y pesando entre 16 y 22 gramos. Su envergadura de alas oscila entre los 20 y 22 cm, lo que le permite moverse ágilmente entre los arbustos y árboles de su hábitat natural. Tanto el macho como la hembra presentan un plumaje bastante similar, con el rasgo más distintivo siendo su pecho y cara naranja brillante, que destaca claramente en contraste con el resto de su cuerpo.
Las partes superiores del cuerpo son de un tono marrón, mientras que el vientre es de un color blanquecino. El gris azulado en los laterales del cuello y el pecho añade un toque de elegancia a su plumaje. Las patas y los pies son de un color marrón claro, mientras que tanto el pico como los ojos son de un color negro profundo, lo que completa su imagen característica.
Los juveniles de petirrojo, por otro lado, no presentan el vibrante color anaranjado en su plumaje. En su lugar, son más moteados, con tonos de pardo oscuro y ocráceo, y solo gradualmente desarrollan los distintivos parches naranjas en su pecho y cara a medida que maduran.

Hábitat y Distribución
El Erithacus rubecula es una especie nativa del Paleártico occidental, que se distribuye por una amplia zona que abarca desde Europa hasta los Urales y el mar Caspio, pasando por Anatolia, el norte de África y la región de Macaronesia. Su hábitat abarca desde las zonas más frías del boreal hasta las más templado-cálidas, adaptándose a diversos tipos de ambientes. En el sur de su área de distribución, el petirrojo prefiere los bosques de montaña y áreas de vegetación más densa.
Además, es una especie migradora parcial, lo que significa que parte de su población se desplaza durante el invierno. Estos petirrojos migrantes suelen buscar refugio en regiones más cálidas, como las zonas atlánticas y mediterráneas de Europa y ciertas áreas del Oriente Medio, donde pueden pasar los meses más fríos del año.
Distribución Geográfica en España
En España, el petirrojo se encuentra principalmente en la mitad septentrional de la península, siendo más común en áreas boscosas de la zona norte. Sin embargo, su presencia disminuye en áreas desarboladas, como la depresión del Duero y algunas zonas secas de la cuenca media y baja del Ebro. En el sur de España, se puede encontrar en sistemas montañosos como los Montes de Toledo, las Villuercas, Sierra Morena, así como en las montañas de Alicante, entre ellas Mariola, Aitana, Font Roja y la Sierra de las Salinas. También habita en los macizos béticos y subbéticos, llegando incluso a descender hasta la costa en barrancos húmedos de Cádiz y Málaga. Aunque no se encuentra en las Islas Baleares ni en Melilla, el petirrojo está presente en Ceuta y las islas occidentales de Canarias.
Tipos de Hábitat
El petirrojo prefiere los ambientes forestales, especialmente aquellos que tienen un abundante sotobosque, lo que le permite encontrar refugio y alimento con facilidad. En particular, selecciona montes eurosiberianos o atlánticos, que incluyen tanto bosques de coníferas como de frondosas. También es frecuente en áreas de matorral alto, en la orla de los bosques, campiñas, y en espacios urbanos como parques y jardines.
En las Islas Canarias, su hábitat se adapta a la diversidad ecológica local, encontrándose en el monte verde, los pinares mixtos, los bosques de fayal-brezal, los barrancos arbolados y los cultivos de platanera. Esta amplia variedad de hábitats le permite al petirrojo sobrevivir en diferentes tipos de ecosistemas, siempre buscando áreas con suficiente vegetación para su alimentación y refugio.
Alimentación
El petirrojo es principalmente insectívoro, y su dieta está compuesta en su mayor parte por invertebrados terrestres, como arañas, lombrices e insectos. Este pájaro tiene un comportamiento oportunista, lo que significa que aprovecha cualquier oportunidad para encontrar alimento. Durante la temporada de otoño e invierno, el petirrojo complementa su alimentación con bayas y frutas, que se convierten en una fuente importante de energía durante los meses más fríos. Además, no es raro que visite alimentadores donde se encuentran mezclas de semillas.
Un rasgo distintivo del petirrojo es su proximidad a los humanos y animales. Su curiosidad y su necesidad de alimento lo llevan a acercarse a las personas y otros animales que puedan estar removiendo la tierra, ya que esto facilita el acceso a presas como las lombrices. Este comportamiento también es un claro ejemplo de su capacidad para adaptarse a diversos entornos urbanos y rurales.

Reproducción
El comportamiento reproductivo del petirrojo es fascinante y, al igual que otros aspectos de su biología, muestra una notable adaptación a su entorno. Durante la temporada de cría, que se extiende desde marzo hasta agosto, el petirrojo selecciona lugares muy variados para construir su nido. Entre los sitios preferidos se encuentran grietas, bancos protegidos, y, en ocasiones, objetos curiosos como maquinaria, regaderas o sombreros, lo que refleja su versatilidad a la hora de encontrar refugio para sus huevos.
El nido en sí mismo está hecho con una mezcla de musgo, hojas, pasto, hierba fina, pelos y plumas, materiales que el petirrojo selecciona cuidadosamente para proporcionar un ambiente seguro y cómodo para sus crías. La hembra suele poner entre cinco y seis huevos de un color crema con motas de marrón rojizo. Durante la incubación, que dura entre 13 y 14 días, ambos padres participan activamente en el cuidado de los huevos y de las crías una vez nacen.
Es importante destacar que el macho alimenta a la primera puesta de huevos mientras la hembra se dedica a criar la segunda. Los polluelos, que nacen ciegos y desnudos, comienzan a volar alrededor de los 13 a 14 días después de nacer. A medida que crecen, desarrollan el característico color naranja en su pecho y cara, un proceso que ocurre gradualmente en los primeros dos o tres meses fuera del nido. En cuanto a la esperanza de vida, el petirrojo vive de promedio unos 2 años.

Amenazas y Conservación
Aunque el petirrojo no enfrenta grandes problemas de conservación, es importante tener en cuenta algunas de las amenazas que podrían afectar a su población. La subespecie canaria superbus no ha sido evaluada adecuadamente debido a la falta de datos confiables, lo que significa que su estatus de conservación es incierto (clasificación DD: Datos Insuficientes según la UICN).
A pesar de esto, el petirrojo ha experimentado una notable mejora en su conservación debido a ciertos cambios en el entorno. En particular, la expansión de las áreas forestales y el aumento de las zonas ajardinadas tras el abandono de tierras agrícolas han favorecido a esta especie. Además, la recuperación del medio vegetal ha proporcionado más hábitats adecuados para el petirrojo, permitiéndole prosperar en muchas áreas donde anteriormente era menos común.
Sin embargo, existen algunas amenazas potenciales que deben ser vigiladas:
- Pérdida de hábitat debido a la urbanización y la expansión de la agricultura intensiva.
- Competencia con otras especies por los recursos alimentarios y los lugares de anidación.
- Cambios climáticos que podrían alterar la disponibilidad de alimentos o afectar la temporada de cría.
A pesar de estas amenazas, el petirrojo sigue siendo una especie relativamente común y no presenta grandes problemas en términos de conservación. Sin embargo, su protección dependerá de la preservación de sus hábitats naturales y de mantener la biodiversidad en los ecosistemas donde habita.

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Referencias
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