Ficha técnica
Nombre Común | Nutria |
– Clase | Mammalia (Mamíferos) |
– Orden | Carnivora |
– Familia | Mustelidae |
– Género | Lutra |
– Especie | Lutra lutra |
– Tamaño | 60-75 cm |
– Peso | 4-9 kg |
– Longevidad | Unos 3-4 años |
– Estado de conservación | Casi Amenazada (NT) |
Características Físicas
La nutria es un mamífero de cuerpo alargado, con extremidades proporcionalmente cortas que le otorgan una apariencia compacta y eficiente para nadar. Su cabeza es ancha y aplanada, sin un cuello claramente definido, lo que facilita su movimiento bajo el agua. Los ojos, oídos y orificios nasales están posicionados en la parte superior de la cabeza, una adaptación que le permite mantener una buena visión y audición mientras está sumergida.
Una de las características más distintivas de la nutria es su cola, que es ancha y aplanada en la base y se vuelve puntiaguda hacia el extremo, lo que le ayuda a maniobrar en el agua. En sus extremidades, la nutria presenta cinco dedos unidos por una membrana interdigital, lo que mejora su capacidad de nadar de manera eficiente. El pelaje de la nutria varía entre tonos de castaño o pardo, con una mancha más clara en la garganta y parte superior del pecho que destaca sobre su cuerpo. Además, sus vibrisas largas ubicadas en el hocico, boca, mentón y antebrazos son esenciales para su orientación en ambientes acuáticos.
El dimorfismo sexual en esta especie es notable, con los machos siendo más grandes que las hembras. Los machos alcanzan longitudes de cuerpo de entre 60 y 75 cm, mientras que las hembras varían entre 59 y 71 cm. La longitud de la cola también muestra diferencias, siendo más larga en los machos. El peso de los machos oscila entre los 6 y 9 kg, mientras que las hembras pesan entre 4 y 6 kg.

Hábitat y Distribución
La nutria es una especie adaptable que puede encontrarse en una amplia variedad de hábitats acuáticos, desde ríos y lagos hasta costas marinas. Su distribución natural abarca grandes partes de Eurasia, el extremo norte de África, y algunas zonas de Oriente Medio, Sri Lanka, y la India, entre otros. A pesar de su amplia distribución, la nutria evita los ambientes más extremos, como las zonas boreales (tundra) y los hábitats mediterráneos.
Distribución Geográfica en España
En España, la nutria se distribuye por una gran parte de la Península Ibérica, aunque algunas zonas, como la provincia de Almería, nunca han sido habitadas por la especie. Durante la segunda mitad del siglo XX, las poblaciones de nutrias en la Península sufrieron un importante retroceso, especialmente en los ríos de tipo mediterráneo. La industrialización, el turismo masivo y la agricultura intensiva contribuyeron a la desaparición de la nutria en muchas regiones.
Sin embargo, desde mediados de los años 80, la especie ha comenzado a experimentar una lenta pero constante recuperación en diversas zonas. Las principales poblaciones ibéricas se encuentran en Galicia, Extremadura, el occidente asturiano, el norte de León y el extremo occidental de Andalucía. Estas áreas están conectadas por una población estable en Portugal. Además, en el noreste de Girona, se han llevado a cabo esfuerzos de reintroducción de ejemplares procedentes de Asturias, Extremadura y Portugal, lo que ha contribuido al establecimiento de una población que sigue expandiéndose.
Tipos de Hábitat
La nutria se encuentra en todo tipo de ambientes acuáticos continentales bien conservados, como ríos, lagos, y humedales. También se puede encontrar en el litoral atlántico. La especie prefiere áreas donde el agua esté lo suficientemente limpia y los ecosistemas acuáticos sean saludables, ya que depende de ellos para su alimentación. En cuanto al rango altitudinal, la nutria es capaz de vivir desde el nivel del mar hasta los 1.700-1.800 metros de altitud. Más allá de estos niveles, su presencia está condicionada por la disponibilidad de alimento y el clima, especialmente en zonas frías donde el hielo puede limitar su acceso a ciertos recursos.
En resumen, la nutria es un animal que, aunque se encuentra en diversas zonas del mundo, tiene una relación muy cercana con los ecosistemas acuáticos limpios y bien conservados, especialmente en la Península Ibérica, donde su población ha comenzado a aumentar en los últimos años gracias a esfuerzos de conservación y reintroducción.
Alimentación
La dieta de la nutria (Lutra lutra) está profundamente vinculada a su entorno acuático, ya que se alimenta principalmente de especies que habitan en ríos, lagos y costas. Sus presas preferidas incluyen peces, cangrejos, anfibios y culebras de agua, aunque también puede cazar pequeños mamíferos, aves, otros reptiles e incluso insectos. La cantidad y variedad de presas disponibles varía según la región, lo que influye en los hábitos alimenticios de la nutria.
En la vertiente atlántica, su dieta se basa principalmente en salmónidos y anguilas, mientras que en las zonas mediterráneas, las ciprínidos y cangrejos son las presas más comunes. En las zonas montañosas, las truchas y los anfibios predominan en su dieta. En los ambientes litorales, la nutria tiene una dieta mucho más variada, adaptándose a las presas más abundantes en su entorno.
A pesar de ser una especie solitaria, la nutria requiere grandes áreas para cazar, y sus hábitos alimenticios están estrechamente relacionados con la salud y la abundancia de los ecosistemas acuáticos. En cuanto a la abundancia poblacional, no existen estudios definitivos sobre el número exacto de ejemplares, pero las densidades observadas varían entre 0,05 y 1,0 ejemplares por kilómetro de río. En algunas zonas, la densidad podría ser algo superior, especialmente en áreas protegidas o en aquellas con un ambiente acuático especialmente rico.

Reproducción
La nutria (Lutra lutra) es una especie poliestra y polígama, lo que significa que puede reproducirse varias veces al año, dependiendo de la disponibilidad de recursos en su entorno. La gestación dura entre 61 y 63 días, y al final de este período nacen entre una y cuatro crías, aunque en algunas ocasiones el número puede variar. Las crías nacen ciegas y son alimentadas exclusivamente por la madre hasta que alcanzan una cierta edad.
Una vez nacidas, las crías permanecen con su madre durante un período prolongado, generalmente entre 8 y 12 meses, durante el cual aprenden las habilidades necesarias para sobrevivir en su entorno acuático. Aunque los individuos más longevos pueden llegar a vivir entre 14 y 16 años, la esperanza de vida media de la nutria suele ser de tres a cuatro años, debido a las altas tasas de mortalidad, especialmente en las primeras etapas de vida.
La mayor tasa de mortalidad ocurre durante el período de dispersión, que puede extenderse hasta los 2 o 3 años de vida, y se estima que entre un 30% y un 50% de las crías no logran sobrevivir. Este es un proceso crítico para la especie, ya que la dispersión es clave para la expansión y establecimiento de nuevas poblaciones.

Amenazas y Conservación
La nutria (Lutra lutra) ha enfrentado diversas amenazas que han afectado seriamente a sus poblaciones en todo su rango de distribución. A pesar de los esfuerzos de conservación, las principales amenazas siguen presentes, poniendo en riesgo la estabilidad de las poblaciones y la salud de los ecosistemas acuáticos en los que habita.
Principales Amenazas
- Contaminación de los ecosistemas acuáticos, especialmente por compuestos organoclorados y metales pesados.
- Destrucción de hábitat debido a la urbanización, la construcción de embalses y la regulación del caudal de los ríos.
- Sobreutilización de recursos hídricos y expansión agrícola, lo que reduce la disponibilidad de agua limpia y hábitats adecuados.
- Persecución debido a los daños que las nutrias pueden causar en granjas piscícolas.
- Mortalidad por atropello en carreteras cercanas a sus hábitats.
- Destrucción de vegetación ribereña y la alteración de las riberas de los ríos.
- Cambio climático, que afecta la disponibilidad de alimentos y la calidad del agua.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la nutria experimentó una notable regresión en la Península Ibérica debido a la combinación de estos factores. En particular, la contaminación por tóxicos bioacumulables como los PCBs y los pesticidas tuvo un impacto devastador en las poblaciones de nutrias. Sin embargo, a partir de finales de los años 80, los niveles de estos compuestos comenzaron a disminuir, lo que permitió que las poblaciones de nutria comenzaran a recuperarse en varias regiones.
Para su conservación, se requiere un enfoque integral que aborde tanto la protección de hábitats como la reducción de la contaminación. Es fundamental mejorar la calidad del agua, mantener las poblaciones de sus presas y gestionar adecuadamente los recursos hídricos. Además, la implementación de estrategias de reintroducción y el monitoreo constante de las poblaciones son esenciales para garantizar su recuperación a largo plazo. La nutria también se beneficia de la protección de las zonas ribereñas y de la restauración de hábitats naturales, especialmente en áreas donde se han identificado amenazas específicas como el atropello o la pérdida de vegetación ribereña.
A pesar de los desafíos, los esfuerzos de conservación han demostrado ser efectivos en algunas áreas, y la nutria sigue siendo un símbolo de la resiliencia de la fauna acuática y de la importancia de proteger nuestros ecosistemas naturales.

Video
Referencias
Resto de Artículos
Consulta el resto de Artículos de Fauna: Mamíferos, Reptiles, Anfibios y Aves.