La garza imperial (Ardea purpurea) es una majestuosa ave acuática que destaca por su imponente presencia y su elegante plumaje. Con su tamaño considerable y su distintivo colorido, esta especie es fácilmente reconocible en su hábitat natural. Habita principalmente en zonas de agua dulce y salobre, y es conocida por su comportamiento sigiloso mientras pesca en los ecosistemas acuáticos. A lo largo de su distribución geográfica, la garza imperial se encuentra tanto en regiones de Europa como de África, mostrando una gran adaptabilidad a diversos ambientes húmedos. Esta ave es especialmente apreciada en los humedales de España, donde mantiene importantes núcleos reproductivos, contribuyendo a la biodiversidad de estos ecosistemas.
Ficha técnica
Nombre Común | Garza imperial |
– Clase | Aves |
– Orden | Pelecaniformes |
– Familia | Ardeidae |
– Género | Ardea |
– Especie | Ardea purpurea |
– Tamaño | 78-97 cm |
– Envergadura | 120-152 cm |
– Peso | 0,5-1,35 kg |
– Longevidad | Hasta 15 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
La garza imperial es un ave de gran tamaño, alcanzando una longitud de entre 78 y 97 cm y con una envergadura que puede llegar hasta los 152 cm. Su peso varía entre 0,5 y 1,3 kg, siendo una especie esbelta que resalta por sus características físicas únicas. A diferencia de su pariente cercana, la garza real, la garza imperial es más pequeña y se distingue por su plumaje de tonos pardo rojizos y una espalda gris oscura.
En cuanto a su cabeza, los adultos presentan una frente y píleo negros, acompañados por una lista oscura que recorre el cuello hasta llegar a la nuca, donde se forma una pequeña cresta. Los laterales de su cabeza y cuello son de color crema rojizo con una lista oscura a ambos lados. El manto de la garza imperial es de un tono parduzco, mientras que las plumas de la zona escapular, la parte superior del cuello, son alargadas. Su pico es recto, de un amarillo parduzco con una tonalidad más intensa durante la temporada de cría, mientras que sus ojos tienen un iris de un color amarillo brillante. Las patas, por su parte, son parduzcas en la parte frontal y amarillentas por la parte posterior. Su sonido característico es un graznido áspero, más grave que el de la garza real, que se escucha como un «frank».

Hábitat y Distribución
La garza imperial tiene una distribución amplia que abarca el Paleártico occidental, extendiéndose desde el norte de África hasta Kazajistán e Irán, y también se encuentra en algunas islas del Atlántico como las Islas Cabo Verde. En Europa, se distribuye principalmente desde Holanda y Polonia hasta España e Italia al sur, pasando por los Balcanes, Grecia, Turquía y los países cercanos al mar Negro y el Caspio. En su recorrido, la garza imperial se encuentra en diversas zonas húmedas, tanto en áreas de agua dulce como salobre.
Distribución Geográfica en España
En España, los principales núcleos de cría de la garza imperial se localizan en la fachada mediterránea, especialmente en el delta del Ebro en Cataluña y la Comunidad Valenciana. También se encuentran importantes poblaciones reproductoras en Andalucía occidental, particularmente en el parque nacional de Doñana y en el sistema de marismas del río Guadalquivir. Otras zonas clave de cría incluyen las cuencas de los ríos Ebro, Guadalquivir, Tajo y Guadiana, así como diversos humedales repartidos por Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia, Cantabria, Baleares y el litoral mediterráneo de Andalucía.
Tipos de Hábitat
La garza imperial prefiere los ambientes acuáticos tranquilos, por lo que se encuentra comúnmente en masas de agua dulce y salobre con extensas formaciones de vegetación acuática, como los carrizales. Estos hábitats proporcionan el refugio perfecto para la alimentación y la cría, debido a la abundancia de presas y la cobertura vegetal. La especie ocupa áreas de agua somera, como las orillas de ríos, canales y arrozales, siendo estos últimos un hábitat de alimentación particularmente importante, sobre todo en las zonas de cría del Guadalquivir, el delta del Ebro y la albufera de Valencia.
Alimentación
La garza imperial se alimenta principalmente en aguas someras, donde utiliza su pico largo y puntiagudo para arponear a sus presas. Se caracteriza por un comportamiento paciente y sigiloso: a menudo permanece inmóvil, esperando que las presas se acerquen, o se mueve lentamente hacia ellas para capturarlas en el momento justo. Su dieta es variada e incluye principalmente peces, anfibios y pequeños mamíferos, aunque también consume polluelos de aves, serpientes, lagartijas, crustáceos, caracoles de agua y una amplia variedad de insectos y arañas. Entre los insectos, los escarabajos terrestres son los más capturados, seguidos por los escarabajos acuáticos. También incluye en su dieta larvas acuáticas, saltamontes, libélulas, abejas y moscas.

Reproducción
La reproducción de la garza imperial se lleva a cabo entre los meses de abril y agosto. En general, estas aves crían en colonias, aunque no es raro que lo hagan de manera solitaria. A menudo se agrupan con otras especies de garzas, como la garza goliat y la garza real, en lo que se conocen como colonias mixtas. Los lugares elegidos para anidar suelen ser carrizales, cañaverales o matorrales bajos cercanos a grandes lagos o extensos humedales. En cuanto a la construcción de los nidos, estos son grandes y voluminosos, hechos de juncos, palos y otros materiales vegetales disponibles en el entorno.
La hembra pone una única puesta de entre 4 y 5 huevos, aunque ocasionalmente se pueden encontrar nidos con hasta 7 u 8 huevos debido a la puesta de varias hembras en el mismo lugar. Los huevos son blanquecinos con tonos verde-azulados, y miden aproximadamente 56 x 45 mm. La incubación, que es compartida por ambos progenitores, dura entre 24 y 28 días. Tras la eclosión, los polluelos se desarrollan rápidamente y, en unas seis semanas, son lo suficientemente fuertes como para abandonar el nido. A los dos meses de edad, se independizan, aunque se alejan considerablemente del lugar de nacimiento.

Amenazas y Conservación
La garza imperial enfrenta diversas amenazas, muchas de las cuales impactan directamente en su población y en la salud de sus hábitats. Las principales amenazas son las siguientes:
- Uso excesivo de plaguicidas, que ha provocado una drástica regresión de la población en áreas clave como el delta del Ebro y las marismas del Guadalquivir.
- Sequías en las áreas de invernada en África subsahariana, lo que puede afectar negativamente a la población reproductora europea.
- Pérdida de hábitats de nidificación, debido a los estrictos requerimientos de la especie durante esta fase crítica de su ciclo vital.
- Molestias humanas, que incluyen actividades recreativas y urbanización en las áreas cercanas a sus hábitats.
- Quemado de vegetación en las zonas de cría, lo que puede destruir los nidos y las áreas de alimentación.
- Falta de agua en las masas de helófitos, esencial para su supervivencia.
- Dragados y canalizaciones de riberas, que alteran los hábitats acuáticos.
- Destrucción de carrizales y otras formaciones vegetales acuáticas que constituyen su hábitat.
- Cambios en las prácticas agrícolas, como la reducción de arrozales y otros ecosistemas acuáticos clave.
La conservación de la garza imperial depende de la gestión adecuada de sus hábitats y la reducción de estos factores negativos. Mantener el equilibrio en las zonas húmedas y garantizar la protección de las áreas de nidificación son pasos fundamentales para asegurar la supervivencia a largo plazo de esta espectacular especie.

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Referencias
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