Ficha técnica
Nombre Común | Taray, Tamariz o Tamarisco |
– División | Angiospermas |
– Orden | Caryophyllales |
– Familia | Tamaricaceae |
– Género | Tamarix |
– Especie | Tamarix gallica |
– Altura | 6–8 m |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Descripción
Tamarix gallica es un arbusto o pequeño árbol caducifolio que puede alcanzar entre 6 y 8 metros de altura. Presenta una silueta distintiva, con ramas largas, flexibles y ligeramente péndulas, de corteza pardo-rojiza oscura, que le confiere un aspecto delicado pero resistente. Estas ramas, especialmente las más jóvenes, son lampiñas y con un brillo tenue, lo que contrasta con su estructura leñosa. La especie es reconocida por su aspecto etéreo durante la floración y su capacidad de crecer en condiciones edáficas que pocas especies toleran.

Características
Los brotes tiernos de Tamarix gallica son quebradizos y caducos, desprendiéndose durante el otoño junto con las hojas que los recubren. Esta pérdida estacional de material vegetal forma parte de una estrategia adaptativa a condiciones extremas, especialmente en zonas áridas o con fuerte insolación. Su morfología responde a una evolución prolongada en hábitats donde el agua puede escasear en superficie, pero es accesible en estratos más profundos.
Hojas
Las hojas de Tamarix gallica son escamiformes, de tamaño muy reducido, y se disponen abrazando el tallo en su base. Miden entre 1,5 y 4 mm, son de forma ovado-aguda y presentan una tonalidad verde glauca, casi grisácea. Esta estructura foliar es una clara adaptación a la sequedad ambiental, reduciendo la superficie de transpiración y permitiendo una mayor eficiencia en la gestión hídrica.
Flores
Durante la floración, que tiene lugar en primavera (abril) y puede repetirse a finales del verano, Tamarix gallica despliega una inflorescencia llamativa y densa, formada por espigas cilíndricas de entre 3 y 6 cm de largo. Estas espigas aparecen sobre las ramillas del año, generalmente al mismo tiempo que emergen las hojas, aunque no es raro que las flores precedan a la brotación foliar. Las flores, de tamaño reducido, son hermafroditas y presentan una delicada coloración que oscila entre el blanco y el rosa pálido. Cada flor cuenta con 5 pétalos, 5 estambres y está acompañada por brácteas triangulares.
Fruto y semilla
Características
Los brotes tiernos de Tamarix gallica son quebradizos y caducos, desprendiéndose durante el otoño junto con las hojas que los recubren. Esta pérdida estacional de material vegetal forma parte de una estrategia adaptativa a condiciones extremas, especialmente en zonas áridas o con fuerte insolación. Su morfología responde a una evolución prolongada en hábitats donde el agua puede escasear en superficie, pero es accesible en estratos más profundos.
Hojas
Las hojas de Tamarix gallica son escamiformes, de tamaño muy reducido, y se disponen abrazando el tallo en su base. Miden entre 1,5 y 4 mm, son de forma ovado-aguda y presentan una tonalidad verde glauca, casi grisácea. Esta estructura foliar es una clara adaptación a la sequedad ambiental, reduciendo la superficie de transpiración y permitiendo una mayor eficiencia en la gestión hídrica.
Flores
Durante la floración, que tiene lugar en primavera (abril) y puede repetirse a finales del verano, Tamarix gallica despliega una inflorescencia llamativa y densa, formada por espigas cilíndricas de entre 3 y 6 cm de largo. Estas espigas aparecen sobre las ramillas del año, generalmente al mismo tiempo que emergen las hojas, aunque no es raro que las flores precedan a la brotación foliar. Las flores, de tamaño reducido, son hermafroditas y presentan una delicada coloración que oscila entre el blanco y el rosa pálido. Cada flor cuenta con 5 pétalos, 5 estambres y está acompañada por brácteas triangulares.
Fruto y semilla
El fruto de Tamarix gallica es una cápsula aovada y dehiscente, compuesta por tres valvas que se abren para liberar las semillas. Estas, a su vez, están dotadas de un penacho plumoso, un apéndice que facilita su dispersión anemócora. Esta estrategia favorece la colonización de nuevos espacios, especialmente en áreas con vientos constantes y suelos descubiertos.

Hábitat
Tamarix gallica se establece en ambientes que podrían parecer, a simple vista, inhóspitos. Se encuentra principalmente en suelos húmedos y salinos, como arenales costeros, bordes de lagunas o márgenes de ríos, especialmente aquellos que atraviesan margas y depósitos subsalinos. Es también común en zonas áridas donde, pese a la aparente falta de agua superficial, las raíces pueden alcanzar capas freáticas profundas. Este comportamiento le permite prosperar en ramblas, desiertos de litoral y otras áreas donde muchas otras especies no logran desarrollarse. A menudo forma comunidades vegetales junto a especies como la adelfa (Nerium oleander), sauces (Salix spp.) o el sauzgatillo (Vitex agnus-castus), compartiendo nichos ecológicos ligados al agua subterránea o salobre.

Distribución
Originaria del oeste de la región mediterránea, Tamarix gallica tiene una distribución amplia, que abarca desde el sur de Francia y gran parte de la Península Ibérica, hasta llegar al norte de Inglaterra, al Sáhara y regiones de Sudamérica, como Argentina. Es autóctona de zonas como Arabia Saudí y la Península del Sinaí, y se ha documentado su presencia en diversos países del Mediterráneo oriental y occidental. Además de su distribución natural, se ha introducido como especie ornamental, lo que ha contribuido a su presencia en regiones fuera de su rango original. En muchos de estos lugares, Tamarix gallica ha demostrado un comportamiento invasivo, convirtiéndose en una especie problemática al desplazar a la flora autóctona. La primera descripción botánica formal fue realizada por Carl Linnaeus en 1753, aunque su cultivo como planta decorativa ya era común desde el siglo XVI.
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