El Martinete Común (Nycticorax nycticorax) es una garza inconfundible por su apariencia robusta y su comportamiento principalmente nocturno. Se encuentra ampliamente distribuido en distintas regiones del mundo, destacando por su adaptabilidad a diversos ecosistemas acuáticos. A diferencia de otras garzas más estilizadas, su cuello es relativamente corto, lo que le da un aspecto compacto y singular. Su actividad es mayormente crepuscular, aunque en época de cría puede observarse en plena luz del día.
Ficha técnica
Nombre Común | Martinete Común |
– Clase | Aves |
– Orden | Pelecaniformes |
– Familia | Ardeidae |
– Género | Nycticorax |
– Especie | N. nycticorax |
– Tamaño | Entre 58 y 65 cm |
– Envergadura | Entre 100 y 115 cm |
– Peso | Entre 700 y 800 gramos |
– Longevidad | 10-15 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
El Martinete Común es una garza de tamaño medio, con una longitud aproximada de 60 a 65 cm y una envergadura que ronda el metro de ancho. Su estructura es más compacta que la de otras especies de garzas, con un cuello corto y un cuerpo robusto.
El plumaje en los adultos es una combinación de tonos blanquecinos, grises y negruzcos. La zona ventral es predominantemente blanca, mientras que el dorso y la nuca presentan un tono oscuro con reflejos azulados o verdosos. Sus alas son grises y contrastan con el plumaje más claro de la parte inferior del cuerpo. Una de sus características más distintivas es la presencia de dos o tres plumas blancas alargadas en la nuca, más pronunciadas en los machos.
Los ojos rojos intensos resaltan sobre su rostro claro, dándole una apariencia llamativa. El pico es fuerte, de color negro en la parte superior y con una base verdosa. Durante la época de cría, sus patas y pies, habitualmente amarillo pálido, adquieren un tono más vivo.
Los juveniles presentan diferencias notables con respecto a los adultos: su plumaje es moteado en marrón y blanco, sus ojos tienen un tono amarillo o miel, y carecen de las plumas ornamentales en la nuca hasta aproximadamente su primer año de vida.

Hábitat y Distribución
El Martinete Común es una especie de amplia distribución, presente en casi todos los continentes excepto Australasia. Su rango de presencia se extiende por gran parte del Holártico, aunque evita las zonas más frías del norte. En regiones templadas del hemisferio norte, es un ave migratoria estival, mientras que en otras zonas mantiene una presencia más estable, con movimientos estacionales menos marcados. En África subsahariana, muchas poblaciones se desplazan para invernar, lo que resalta su capacidad de adaptación a diferentes condiciones climáticas.
Distribución Geográfica en España
En España, la presencia del Martinete Común está fuertemente ligada a ríos, marismas y humedales, especialmente en la cuenca mediterránea. Es frecuente en las zonas bajas y medias de los principales ríos peninsulares, así como en lagunas y embalses con suficiente cobertura vegetal. No es común en el norte del país, en la costa atlántica ni en los archipiélagos canario y balear, aunque en los últimos años ha habido registros de cría en nuevas áreas, como la Albufera de Mallorca desde 1994.
Tipos de Hábitat
Prefiere ecosistemas acuáticos de aguas tranquilas o con corriente moderada, como ríos, lagunas, embalses y graveras. Su hábitat ideal combina la presencia de agua con vegetación densa, donde construye sus nidos en árboles como sauces, chopos, olmos o alisos. En ausencia de estas especies arbóreas, puede nidificar en tarayes, cañaverales o carrizales, siempre buscando refugio y protección.
Suele compartir hábitat con otras especies de aves acuáticas, formando colonias mixtas con garzas reales, cigüeñas o espátulas. Su comportamiento es mayoritariamente nocturno, lo que le permite evitar la competencia directa con otras aves pescadoras más activas durante el día.
Alimentación
El Martinete Común es un ave mayormente carnívora, especializada en la captura de presas acuáticas. Su dieta se compone principalmente de peces, anfibios, pequeños reptiles e insectos, aunque en ocasiones puede incluir mamíferos pequeños, como ratones, si se presentan como una opción accesible.
Su técnica de caza es paciente y meticulosa. Permanece inmóvil en la orilla o en aguas poco profundas, esperando el momento oportuno para lanzar su ataque con el pico. Gracias a su actividad crepuscular y nocturna, evita la competencia con otras aves pescadoras más activas durante el día.

Reproducción
Los Martinetes Comunes llegan a sus zonas de cría a partir de marzo, cuando los machos comienzan a buscar pareja. Para atraer a las hembras, realizan un ritual que incluye posturas llamativas y vocalizaciones, además de exhibir sus largas plumas ornamentales de la nuca.
Una vez formada la pareja, construyen un nido rudimentario con ramas y palos sobre árboles o arbustos elevados, generalmente a 4 o 5 metros de altura. La puesta ocurre entre mayo y junio, con un promedio de tres o cuatro huevos de color verde azulado pálido.
Ambos progenitores comparten la incubación, que dura alrededor de 20 días. Una vez nacidos, los polluelos permanecen en el nido durante tres o cuatro semanas, tiempo en el que son alimentados por los padres. Aunque abandonan el nido progresivamente, continúan regresando a él por las noches hasta completar su desarrollo.

Amenazas y Conservación
Las poblaciones de Martinete Común dependen en gran medida del estado de conservación de los humedales donde habitan. La destrucción y alteración de estos ecosistemas pone en riesgo su reproducción y supervivencia. Las principales amenazas para la especie incluyen:
- Modificación de los regímenes hídricos: La construcción de presas, canales y desvíos de ríos afecta la disponibilidad de agua en sus zonas de cría.
- Pérdida de hábitat: La desecación y urbanización de humedales reduce sus áreas de alimentación y anidación.
- Molestias en áreas de cría: El tránsito humano y las actividades recreativas en zonas sensibles pueden provocar el abandono de los nidos.
- Caza accidental: Aunque no es un objetivo cinegético, se han registrado casos de aves abatidas durante la media veda.
Para asegurar la conservación de la especie, es fundamental proteger los humedales y su vegetación riparia, así como implementar regulaciones que minimicen la perturbación en las colonias de cría.

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Referencias
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