La lavandera blanca (Motacilla alba) es un ave de aspecto esbelto, conocida por su distintiva cola larga y su agitada forma de moverse. Común en diversos hábitats de Europa, Asia y el norte de África, se ha adaptado a convivir tanto en entornos naturales como urbanos. Su presencia, aunque amplia, varía según la región, y cada subespecie presenta características únicas. Si bien es conocida por su agudo canto, el comportamiento y las costumbres de la lavandera blanca son igualmente fascinantes, desde su dieta hasta sus lugares preferidos para nidificar.
Ficha técnica
Nombre Común | Lavandera Blanca |
– Clase | Aves |
– Orden | Passeriformes |
– Familia | Motacillidae |
– Género | Motacilla |
– Especie | M. alba |
– Tamaño | 16-19 cm |
– Envergadura | 24-29 cm |
– Peso | 25 g |
– Longevidad | 5 años |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
La lavandera blanca es un ave pequeña, con una longitud que oscila entre los 16 y 19 cm, aunque algunas subespecies asiáticas pueden alcanzar hasta 21 cm. Su característica más destacada es la cola larga, que mueve constantemente de un lado a otro, algo que es casi una firma de su género. Esta cola, junto con su cuerpo esbelto, le da un aspecto muy ágil y dinámico.
Existen varias subespecies de Motacilla alba, principalmente por aislamiento geográfico. Una de ellas, la Motacilla alba yarrellii, es residente en las Islas Británicas e Irlanda y se conoce comúnmente como la lavandera pía. Esta subespecie se distingue por un dorso negro en los machos y gris oscuro en las hembras y los juveniles, aunque su comportamiento y hábitos son prácticamente los mismos que los de la subespecie nominal. Además, otras subespecies presentan variaciones en la coloración de las alas, el dorso y la cabeza, y algunas incluso muestran dimorfismo sexual, especialmente durante la temporada de cría.
El canto de la lavandera blanca es un sonido agudo, «chissick», que es más suave que el de la lavandera pía. Aunque no tiene un papel territorial destacado, los machos emplean estas llamadas para atraer a las hembras.

Hábitat y Distribución
La lavandera blanca tiene una distribución extensa que abarca zonas de Europa, Asia, norte de África y ciertas áreas del norte de América. Su presencia se extiende desde Islandia y las Islas Feroe hasta regiones del sur de China y el norte de India. También se encuentra en Alaska y Groenlandia. Prefiere habitar áreas con clima paleártico, evitando zonas desérticas y prefiriendo ambientes más templados.
En cuanto a las subespecies, la variación es considerable. En total existen once subespecies de la lavandera blanca, siendo dos de ellas las más prominentes en Europa: la subespecie nominal y la subespecie yarrellii, que predomina en las Islas Británicas.
Distribución Geográfica en España
En España, la lavandera blanca se distribuye ampliamente por gran parte de la Península Ibérica, encontrándose en la mitad norte y en la zona de Levante. Sin embargo, su presencia es menos continua en el centro y el sur del país, donde está ausente en grandes áreas como Castilla-La Mancha, Badajoz y la campiña andaluza. En Melilla sí está presente, pero en las Islas Baleares, Canarias y Ceuta, no se encuentra.
Durante el invierno, la población de lavanderas blancas en España aumenta significativamente debido a la llegada de aves migratorias procedentes de Europa. Estas aves se distribuyen por todo el territorio, incluyendo lugares como las Islas Baleares y Canarias, donde su presencia se vuelve más notoria.
Tipos de Hábitat
La lavandera blanca se adapta a una variedad de hábitats para su nidificación. Comúnmente se encuentra en las orillas de ríos, donde hay árboles y arbustos, así como en cultivos, pastizales y zonas urbanas. En estas últimas, incluso se ha adaptado a jardines y construcciones humanas, lo que le permite habitar en grandes ciudades sin mayores problemas.
Durante los meses invernales, las lavanderas blancas tienden a formar dormideros en lugares como carrizales, espadañas y arboledas urbanas. En áreas urbanas, también pueden encontrarse dentro de edificios, y en lugares como Sevilla, se han registrado concentraciones de hasta 100.000 individuos en estos refugios invernales. Este comportamiento demuestra la capacidad de la especie para adaptarse a entornos urbanos y naturales con igual facilidad.
Alimentación
La dieta de la lavandera blanca varía en función de su ubicación, pero en general se compone principalmente de insectos terrestres y acuáticos, junto con pequeños invertebrados. Entre los principales alimentos de la especie se encuentran escarabajos, libélulas, caracoles, arañas, gusanos, crustáceos y moscas. Aunque muchas aves insectívoras modifican su dieta durante los meses más fríos, la lavandera blanca se diferencia de ellas, ya que continúa alimentándose de insectos durante el invierno, incluso en áreas donde no migra. Esta característica la hace menos dependiente de recursos vegetales, lo que le otorga una ventaja en entornos donde las fuentes de alimento animal permanecen disponibles durante todo el año.

Reproducción
La lavandera blanca es una especie monógama, lo que significa que forma parejas estables durante la temporada de cría. Ambos sexos participan activamente en la defensa del territorio de cría, un espacio que consideran esencial para la protección de su descendencia. La temporada reproductiva se extiende desde abril hasta agosto, durante la cual los machos y las hembras trabajan en conjunto para construir el nido. Este nido suele ubicarse en grietas, agujeros o incluso en estructuras humanas, como edificios y puentes. Está formado por una base de ramas, hierba y hojas, y revestido con materiales más suaves como pelo animal para asegurar la comodidad y seguridad de los huevos.
Cada puesta de la lavandera blanca consta generalmente de entre tres y ocho huevos, siendo lo más común una media de cuatro a seis. Los huevos tienen un color crema con un tinte verde azulado, y presentan moteado marrón rojizo. La incubación dura entre 12 y 16 días, durante los cuales ambos padres se turnan para mantener los huevos a la temperatura adecuada. Tras la eclosión, los polluelos son alimentados por los progenitores hasta que empluman, lo que suele ocurrir entre los 12 y 15 días de vida. Después de este período, los padres continúan alimentando a los polluelos durante aproximadamente una semana más, hasta que están completamente listos para independizarse.
Una de las principales amenazas para los nidos de la lavandera blanca es el parasitismo por parte del cuco común, una especie que coloca sus huevos en los nidos ajenos. Cuando esto ocurre, la lavandera blanca generalmente abandona el nido para evitar que el huevo del cuco se mezcle con los suyos, ya que no puede eliminar el huevo intruso.

Amenazas y Conservación
Aunque la lavandera blanca no enfrenta una persecución directa por parte de los humanos, existen varias amenazas indirectas que ponen en riesgo su supervivencia. A continuación, se presentan las principales amenazas para esta especie:
- Uso de insecticidas: El uso intensivo de productos químicos en la agricultura puede reducir la disponibilidad de los insectos de los que depende la lavandera blanca.
- Contaminación: La contaminación del aire y del agua también afecta a los hábitats naturales de la especie y puede reducir las fuentes de alimento.
- Caza ilegal: Aunque no es común, la lavandera blanca es cazada ilegalmente durante el invierno, especialmente en el tercio sur de la Península Ibérica, donde se la captura con facilidad.
- Pérdida de hábitat: La expansión de las áreas urbanas y la modificación del paisaje también han afectado los lugares donde esta especie suele nidificar.
La conservación de la lavandera blanca está ligada a la protección de sus hábitats naturales y la reducción de las actividades humanas que interfieren con su ciclo de vida. A pesar de que no está actualmente en peligro de extinción, sus poblaciones podrían verse afectadas a largo plazo si estas amenazas persisten o se intensifican.

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