La Garza Real (Ardea cinerea) es una de las aves más impresionantes y conocidas de Europa y otras regiones del mundo. Con su elegante figura y su característico plumaje, esta especie es un verdadero símbolo de los ecosistemas acuáticos. Su presencia en humedales y áreas cercanas a cuerpos de agua hace de ella una de las aves más fáciles de identificar en su hábitat natural. Además, su comportamiento, su dieta y su habilidad para adaptarse a diferentes entornos la convierten en una especie fascinante para observadores de aves y biólogos por igual.
Ficha técnica
Nombre Común | Garza Real |
– Clase | Aves |
– Orden | Pelecaniformes |
– Familia | Ardeidae |
– Género | Ardea |
– Especie | A. cinerea |
– Tamaño | 84-102 cm |
– Envergadura | 1.75-1.95 m |
– Peso | 1-2 kg |
– Longevidad | 5 años (promedio, hasta 33 años en casos excepcionales) |
– Estado de conservación | Preocupación Menor (LC) |
Canto
Características Físicas
La Garza Real es una ave de tamaño grande, alcanzando una altura de entre 90 y 95 cm, con una longitud corporal de 84 a 102 cm y una impresionante envergadura de alas que puede llegar a medir de 1,75 a 1,95 metros. Su peso oscila entre 1 y 2 kg, lo que le otorga una presencia majestuosa. Su plumaje es de un tono gris predominante en las partes superiores, mientras que las inferiores presentan un gris más claro, casi blanquecino. Los adultos tienen una cabeza y cuello superiores de color blanco, con franjas negras en la zona de los ojos, conocidas como superciliares, que se extienden formando un delgado penacho en la parte trasera de la cabeza.
Una de las características más distintivas es la línea veteada de tonalidad negruzca azulada que recorre su cuello, junto con dos manchas negras en los hombros que se prolongan hasta los flancos. El pico, de color rosa-amarillento, se vuelve más brillante durante la temporada de celo, añadiendo un toque de color a su ya impresionante aspecto. Los inmaduros, en cambio, tienen la cabeza completamente gris, sin las franjas oscuras típicas de los adultos, y su penacho trasero es de un gris más oscuro.
El iris de sus ojos es de un brillante color amarillo, y sus patas largas tienen una tonalidad parduzca. Su cuello, largo y flexible, suele estar retraído en forma de «S» cuando se encuentra en reposo, y sus alas se presentan arqueadas, lo que le permite moverse con gran agilidad en sus desplazamientos.
En cuanto a su vocalización, la Garza Real emite un característico graznido de tipo «fraaank», aunque también produce una variedad de sonidos guturales roncos cuando se encuentra en sus colonias de cría. Durante la época de reproducción, los machos emiten una llamada especial para atraer a la hembra al nido y varios tipos de llamados para comunicarse con su pareja o alertar sobre posibles amenazas.

Hábitat y Distribución
La Garza Real (Ardea cinerea) se encuentra distribuida ampliamente en las regiones del Paleártico, Oriental y Etiópica. En África, se localiza principalmente al sur del ecuador, mientras que en Europa y Asia es una especie estival. A pesar de que en las islas mediterráneas, Islandia, y las zonas más septentrionales del norte de Rusia, Suecia y Finlandia no se encuentra, se ha adaptado a regiones cercanas al Círculo Polar en Noruega, alcanzando zonas de altitud considerable. En las últimas décadas, esta especie ha mostrado un notable aumento en su distribución, colonizando áreas que antes estaban deshabitadas, como las penínsulas Itálica e Ibérica, donde antes era escasa o inexistente.
Distribución Geográfica en España
En España, la Garza Real nidifica en casi todas las comunidades autónomas, excepto en Madrid, Baleares, Ceuta y Melilla. Aunque se han documentado algunos intentos de cría en las Islas Canarias, su presencia es más destacada en áreas del norte, centro y sur de la península. La zona cantábrica muestra una distribución más escasa, mientras que en el este y sureste de España la garza se ha expandido con mayor éxito, siendo especialmente notoria en la región de Cataluña, la costa levantina y otras áreas cercanas. También se encuentra en el valle del Ebro y en la albufera de Valencia. En cuanto al norte de España, se están registrando nuevas colonias, especialmente en Extremadura.
Tipos de Hábitat
La Garza Real prefiere hábitats cercanos al agua, tanto de aguas dulces como salinas, encontrándose comúnmente en zonas de baja o media altitud, aunque también puede encontrarse en áreas de mayor altitud, como en las zonas de Ávila, donde cría hasta los 1,100 metros sobre el nivel del mar. A menudo, construye su nido en árboles, ya sean vivos o secos, preferentemente en sotos de ribera, donde puede utilizar especies como encinas, alcornoques, pinos y eucaliptos. En lugares donde no hay árboles disponibles, la vegetación palustre también es un hábitat adecuado, como en las zonas de la Albufera de Valencia o en las marismas del Odiel.
Este tipo de aves suele formar colonias mixtas con otras especies de ardeidas, como la Cigüeña Blanca y la Espátula Común, prefiriendo estar cerca del agua, donde puede alimentarse de manera eficiente y criar a sus polluelos de forma segura.
Alimentación
La Garza Real (Ardea cinerea) es un ave carnívora que se alimenta principalmente de peces, anfibios, insectos y pequeños mamíferos. Su habilidad para pescar es impresionante; se la puede ver en aguas poco profundas, donde permanece inmóvil con sus patas sumergidas o sobre una roca, esperando pacientemente a que las presas se acerquen. En este momento, la garza actúa con rapidez, extendiendo su cuello en forma de «S» y clavando su largo y afilado pico en el agua para atrapar a sus víctimas.
Además de peces y anfibios, la Garza Real también captura pollos de otras aves, como los patitos, y en ocasiones presas más grandes, como aves adultas de tamaño similar a un rascón. Tras capturar a sus presas, la garza las ingiere de manera muy particular. Los peces pequeños los traga colocando la cabeza hacia adelante, mientras que los animales más grandes, como las anguilas o aves, los llevan a la orilla para golpearlos contra el suelo o atravesarlos con su pico antes de tragarlos.
Además, es común que regurgite egagrópilas, que contienen restos no digeribles, como huesos, pelo o los exoesqueletos quitinosos de los insectos que consume.

Reproducción
La Garza Real cría en colonias, generalmente ubicadas en árboles altos cerca de lagos, riberas y otros humedales. Aunque también pueden anidar en otras ubicaciones, como arbustos, juncales o incluso en salientes de acantilados. Los nidos, que se usan año tras año hasta que se caen, empiezan como plataformas pequeñas de palitos y, con el tiempo, se convierten en grandes estructuras debido a la acumulación de material. El interior de los nidos se forra con ramitas más pequeñas, hierbas y fibra.
Las actividades reproductivas de la garza se desarrollan entre febrero y agosto. Durante el cortejo, el macho realiza una serie de exhibiciones frente a la hembra, como desplegar sus alas, alargar el cuello hacia arriba, y balancearlo hacia atrás y adelante. Esta danza es acompañada por movimientos de las patas y castañeteos con el pico, repitiéndola entre veinte y cuarenta veces.
Cuando ambos se emparejan, el macho comienza a ofrecer palitos a la hembra, los cuales ella incorpora al nido, y esto aumenta la excitación del macho, lo que lleva a más acicalamientos y, finalmente, a la cópula. La hembra pone entre tres y cinco huevos, aunque puede llegar a poner entre dos y siete en algunas ocasiones. Los huevos son de un color azul verdoso claro y miden alrededor de 60×43 mm.
La incubación dura aproximadamente 25 días, durante los cuales ambos padres se alternan en la tarea. Cuando los polluelos nacen, se alimentan inicialmente del alimento regurgitado por los adultos y, más tarde, se alimentan directamente de lo que los padres les traen al nido. Los polluelos permanecen en el nido entre siete y ocho semanas antes de volar por primera vez. En general, las garzas reales tienen una única nidada por temporada, aunque algunas veces pueden registrar dos.
La esperanza de vida de una Garza Real en la naturaleza es de alrededor de cinco años, aunque algunos ejemplares pueden llegar a vivir hasta 33 años. Sin embargo, la mortalidad es alta, y muchos polluelos no sobreviven hasta su segundo año debido a la depredación.
Amenazas y Conservación
Aunque la Garza Real (Ardea cinerea) no enfrenta problemas graves de conservación en la actualidad, presenta algunas amenazas que deben ser monitorizadas, especialmente en lo que respecta a su hábitat y su relación con los seres humanos. A continuación, se detallan las principales amenazas:
- Escasez de lugares de nidificación: A pesar de su adaptabilidad, en algunas zonas, como el Coto de Doñana, se podrían enfrentar problemas debido a la falta de árboles adecuados para la nidificación.
- Persecución directa: La dieta de la garza, basada principalmente en peces, puede provocar conflictos con los pescadores profesionales y deportivos, quienes ven a las garzas como competidoras por los recursos pesqueros.
- Fluctuaciones climáticas: Los cambios en los patrones de lluvia y sequía pueden afectar la disponibilidad de alimento y los lugares de cría adecuados.
- Destrucción de hábitats naturales: La urbanización y la contaminación pueden afectar la calidad del agua en las zonas donde la garza se alimenta y cría.
A pesar de estas amenazas, la especie ha experimentado un crecimiento numérico y geográfico. En Europa, la Garza Real se ha beneficiado de la creación de nuevos humedales artificiales, la introducción de peces alóctonos y la protección de zonas húmedas clave para su reproducción.
Población y Tendencia en España
En España, la población reproductora de Garza Real se estima entre 5,000 y 6,000 parejas. Aunque la albufera de Valencia y el Coto de Doñana son los principales centros de población, se han documentado incrementos poblacionales espectaculares en diversas áreas, como Extremadura, donde se registraron 760 parejas en 2002. La tendencia es positiva, y la expansión de la especie está bien documentada, lo que sugiere un futuro esperanzador para la Garza Real en España.

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Referencias
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