El gallipato (Pleurodeles waltl) es un anfibio urodelo que destaca tanto por su peculiar apariencia como por su capacidad de adaptarse a diferentes hábitats acuáticos. Conocido por su tamaño considerable y su piel rugosa salpicada de manchas anaranjadas, esta especie se encuentra mayormente en la Península Ibérica y el noroeste de Marruecos. A pesar de su aspecto imponente y su distribución relativamente amplia, el gallipato enfrenta numerosas amenazas, lo que lo convierte en un símbolo de la conservación de los ecosistemas acuáticos mediterráneos.
Ficha técnica
| Nombre Común | Gallipato |
| – Clase | Amphibia (Anfibios) |
| – Orden | Caudata |
| – Familia | Salamandridae |
| – Género | Pleurodeles |
| – Especie | Pleurodeles waltl |
| – Tamaño | 15-30 cm |
| – Longevidad | Hasta 20-25 años |
| – Estado de conservación | Casi Amenazada (NT) |
Características Físicas
El gallipato es uno de los anfibios más grandes de Europa, con una longitud que puede alcanzar hasta 31 cm en los machos y 28 cm en las hembras. Su cuerpo robusto presenta una cabeza aplanada con ojos pequeños y una cola lateralmente comprimida que constituye aproximadamente la mitad de su longitud total. La piel verrugosa está adornada con tubérculos terminados en punta negra, mientras que su coloración varía de tonos pardo oliváceos a grises, con manchas negruzcas irregulares.
Un rasgo distintivo de esta especie es la hilera de manchas anaranjadas o amarillentas que se extiende a lo largo de sus costados. Su vientre es más claro, con tonos amarillos o anaranjados y salpicado de manchas oscuras. Este patrón de colores no solo tiene un propósito estético, sino que también actúa como una señal de advertencia para los depredadores.
El gallipato cuenta con tres tipos de glándulas cutáneas. Entre ellas destacan las glándulas serosas, que producen sustancias repelentes o venenosas como mecanismo de defensa. Estas glándulas se concentran principalmente en las áreas del cuerpo que enfrentan a los depredadores, como el dorso y la cola.
En casos excepcionales, se han registrado individuos con albinismo parcial, caracterizados por la ausencia de pigmentación en la piel y ojos rojos. Estos fenómenos, aunque raros, han sido documentados en diversas localidades de España, destacando la diversidad genética de la especie.
Hábitat y Distribución
El gallipato se distribuye por el suroeste de Europa y el noroeste de África, abarcando gran parte de la Península Ibérica, Portugal y una pequeña franja del noroeste de Marruecos. Aunque su rango es amplio, su presencia es desigual, dependiendo de factores como la disponibilidad de hábitats acuáticos y las condiciones climáticas.
Distribución Geográfica en España
En España, el gallipato se encuentra principalmente en los dos tercios meridionales de la península. Es especialmente abundante al sur del Sistema Central, incluyendo las sierras de Gredos y Guadarrama, así como en la zona occidental del Sistema Penibético y las sierras de Segura y Alcaraz.
Hacia el norte, su distribución es más limitada, alcanzando el valle del Duero y el norte de León, pero no se encuentra en las estribaciones de los Montes de León ni en la cordillera Cantábrica. Su presencia en el valle del Ebro es escasa, restringiéndose a áreas puntuales.
En el sureste peninsular, las poblaciones son más dispersas, con mayor abundancia en Castellón y Tarragona, mientras que en Alicante y Murcia son más reducidas. En el sur occidental, el gallipato es frecuente en zonas de relieve suave y en la cuenca del Tajo y Guadiana.
Tipos de Hábitat
El gallipato prospera en zonas de vegetación mediterránea o submediterránea, prefiriendo hábitats en el piso bioclimático meso, termo y supramediterráneo. Aunque evita áreas de extrema aridez, se encuentra desde el nivel del mar hasta altitudes de 1.500 metros, siendo más común por debajo de los 1.000 metros.
Durante su fase acuática, este anfibio habita en charcas, lagunas y otros cuerpos de agua con salinidad moderada y temperaturas que oscilan entre 0 °C y 28 °C. Prefiere puntos de agua más grandes y estables, donde puede encontrar refugio y alimento, aunque también tolera condiciones de contaminación moderada.
El gallipato es un ejemplo fascinante de cómo los anfibios pueden adaptarse a un amplio rango de condiciones ecológicas, destacando su papel crucial en los ecosistemas donde habita.
Alimentación
El gallipato es un depredador acuático que se alimenta principalmente de una amplia variedad de invertebrados. Su dieta incluye larvas de insectos, crustáceos, oligoquetos (lombrices acuáticas) y moluscos. En menor medida, también puede capturar larvas de otros anfibios y peces pequeños, lo que le permite adaptarse a diferentes fuentes de alimento según la disponibilidad en su hábitat.
Las larvas de gallipato, al igual que los adultos, tienen una dieta compuesta mayoritariamente por crustáceos y larvas de insectos, lo que les ayuda a desarrollarse y crecer de manera eficiente durante su fase acuática. Esta dieta variada también juega un papel importante en el equilibrio de los ecosistemas acuáticos, ya que el gallipato contribuye al control de las poblaciones de estos invertebrados.
Reproducción
La reproducción del gallipato está estrechamente ligada a los cuerpos de agua donde habita, y ocurre principalmente de manera acuática. En el noroeste de la Península Ibérica, la temporada reproductiva tiene lugar en primavera, mientras que en el sur de España se extiende a los meses de otoño e invierno. Durante este periodo, los machos desarrollan rugosidades negruzcas en la cara interna de los brazos, lo que les permite sujetar mejor a las hembras durante el cortejo y la copulación.
Las hembras de gallipato realizan una puesta anual de entre 300 y 1.300 huevos, los cuales son depositados en el agua, donde eclosionarán en el transcurso de unas semanas. El desarrollo larval de esta especie dura aproximadamente tres meses, período en el cual las larvas se desarrollan hasta alcanzar la fase juvenil, momento en el que abandonan sus branquias para respirar aire.
Es interesante señalar que en algunas poblaciones de gallipato se han observado individuos pedomórficos, es decir, ejemplares que retienen las branquias durante su vida adulta y muestran características físicas y sexuales propias de los adultos, pero con un tamaño más pequeño. Este fenómeno puede estar relacionado con factores ambientales específicos o con la genética de las poblaciones.
Amenazas y Conservación
A pesar de su amplia distribución en la Península Ibérica, el gallipato enfrenta diversas amenazas que han provocado una disminución de su población en varias zonas. Aunque esta especie es relativamente resistente a la contaminación y la sequía, sufre los efectos de la alteración de sus hábitats acuáticos y de factores externos relacionados con la actividad humana. A continuación se enumeran algunas de las principales amenazas que afectan al gallipato:
- Desaparición de charcas y puntos de riego: La transformación de estos espacios en áreas urbanizadas o agrícolas reduce el número de lugares adecuados para su reproducción y desarrollo.
- Uso de charcas como vertederos: El vertido de basura y productos contaminantes en los cuerpos de agua deteriora su calidad y afecta directamente a la supervivencia de la especie.
- Uso reiterado de plaguicidas: La aplicación de plaguicidas en zonas cercanas a sus hábitats acuáticos puede envenenar el agua y afectar a los organismos acuáticos que constituyen la dieta del gallipato.
- Concentración turística en la costa mediterránea: El aumento del turismo en áreas cercanas a sus hábitats naturales genera alteraciones en los ecosistemas acuáticos, así como la contaminación de las aguas.
- Contaminación, desecación y salinización de las aguas dulces: Los cambios en la calidad del agua debido a la contaminación, así como la desecación de los humedales y la salinización, son factores que perjudican gravemente a la especie.
- Atropellamientos en carreteras: Durante las noches de lluvia, los gallipatós cruzan las carreteras en busca de nuevos cuerpos de agua, lo que aumenta el riesgo de atropellos.
- Introducción del cangrejo americano: La presencia de especies invasoras, como el cangrejo americano, afecta negativamente a las poblaciones de gallipato al competir por recursos y hábitats.
Aunque no se encuentra en peligro de extinción a nivel global, la especie está experimentando un claro declive en algunas áreas de la Península. Es urgente implementar medidas de conservación para proteger sus hábitats, controlar las especies invasoras y reducir la contaminación que amenaza su supervivencia.
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Referencias
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